lunes, 18 de enero de 2021

Iglesias genera estupor entre los grupos memorialistas: «Puigdemont es un autoexiliado»

Pablo Iglesias equiparó a Carles Puigdemont, fugado de la Justicia, con el exilio republicano durante el franquismo y, de repente, el Gobierno de la memoria histórica enmudeció. Moncloa, que ha creado una estructura ministerial aparte para blindar la «memoria democrática» de España, consintió el perverso paralelismo de su vicepresidente de Podemos entre la dictadura y el orden constitucional de 1978. Iglesias afirma que en esta España que él gobierna con el PSOE existen presos políticos y exiliados. Y compara el escapismo del presidente catalán tras liderar el asalto a la legalidad en 2017 en Cataluña con la huida desesperada de miles de republicanos después de una cruenta guerra civil. Nadie con rango en Moncloa o Ferraz salió públicamente a desautorizarle. «¿Lo considera realmente un exiliado como se exiliaron muchos republicanos durante la dictadura del franquismo? ¿Se pueden comparar?», le preguntaron a Iglesias en el programa «Salvados» de La Sexta, el domingo por la noche. «Pues lo digo claramente, creo que sí. Y eso no quiere decir que yo comparta lo que hiciera», afirmó tajante el líder de Podemos, quien añadió que Puigdemont «se ha jodido la vida para siempre por sus ideas políticas». También opinó que la condena «moral» es mayor para el anterior Rey, Juan Carlos de Borbón, por sus escándalos financieros, pese a que no hay abierta causa penal en este momento. Al líder de Podemos no le importó soliviantar al movimiento memorialista, alineado con la izquierda republicana de la que tanto presumen Iglesias y Sánchez, con tal de congraciarse con el independentismo en esta campaña electoral catalana eterna. No hubo rectificación, como esperaban en los colectivos de víctimas del franquismo. Equiparación imposible Entre las asociaciones memorialistas cunde el estupor. «Cualquier comparación entre el Estado del que se fue Puigdemont y la España de la que huyeron los republicanos es desafortunada. La violencia del franquismo no se debe relativizar porque asesinó física y civilmente a millones de personas», señala Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). La Asociación Descendientes del Exilio Español manifestó su «profudo desacuerdo» con Iglesias. Son incomparables los contextos políticos, los «sufrimientos»: unos huyeron para salvar la vida, otro salió bajo «foco mediático» y «disfrutando de un buen pasar». «Si no hubiese democracia en España, Puigdemont sería un exiliado, no un autoexiliado como es el caso», concluye el colectivo de hijos de exiliados que preside Pilar Nova. Manuela Bergerot, otra voz referencial del tejido asociativo y coportavoz de Más Madrid, ve «desafortunada» la mención de Iglesias: «El exilio republicano no puede desligarse del contexto de golpe de estado, guerra y vulneración de derechos fundamentales en una dictadura. Lo contrario sería banalizar crímenes de lesa humanidad». Tras el polémico pronunciamiento de Iglesias, rápidamente las redes sociales se llenaron de fotografías en blanco y negro de los represaliados del franquismo, imágenes de deportados a campos de concentración. Pero en las cuentas de los dirigentes socialistas, quizá más pegados a la pantalla de la final de Supercopa de fútbol, no asomó esta vez queja alguna por la afrenta a la memoria histórica. El PSOE evitó otro choque con su socio. «No hacemos comentarios», afirmaron en la dirección federal, informa Víctor Ruiz de Almirón. La principal aludida en el Gobierno, Carmen Calvo, tampoco quiso discrepar esta vez con Iglesias. «No es una situación equiparable», se limitaron a decir en el equipo de la vicepresidencia que aloja la Secretaría de Estado de Memoria Democrática. En privado, los socialistas expresaban su malestar por un comentario propio de un «completo ignorante», en boca de un alcalde. La portavoz de Podemos, Isabel Serra, trató de justificar con el diccionario de la RAE lo que ni los suyos explicaban. «Es un exiliado, no lo dice Pablo Iglesias; lo dice la RAE», señaló, informa Gregoria Caro. «Estamos hablando de contextos políticos diferentes, pero decir que es un exiliado no es igualarlo a las víctimas de la represión franquista», añadió. Pablo Echenique consideró un «invento» la polvareda provocada e inisitió: «¿Es Puigdemont un exiliado? Sí. ¿Igual que un exiliado del franquismo? No». Puigdemont le agradeció el gesto a Iglesias desde Bruselas, donde cobra un salario mínimo de 8.000 euros mensuales como eurodiputado español. El guante lanzado por el dirigente de Podemos lo recogió ERC exigiendo «hechos» y no «palabras», o lo que se traduce como amnistía -y no solo indultos- para el «procés». Moncloa y Ferraz, en silencio atronador, dejaron en manos del PSC la réplica a Iglesias en plena estrategia electoral de los partidos. «¿Pero de qué va Podemos?», se quejó la dirigente del PSC Eva Granados. «¿Huir de la Justicia de un Estado de Derecho después de quebrar la ley (y la sociedad) es igual que los republicanos huyendo del horror del franquismo?», inquirió. El teniente de alcalde de Barcelona, el socialista Jaume Collboni, pidió vacunarse contra el «populismo» tergiversador. «Puigdemont huyó de la Justicia tras quebrar el Estado de Derecho contra la voluntad de la mayoría de ciudadanos. Los exiliados republicanos escaparon de una dictadura impuesta tras un golpe militar. Los populismos siempre tratan de reescribir la historia. No lo permitamos», aseveró en un mensaje con destinatario doble: independentistas y Podemos. Horas después, el ministro de Sanidad y candidato del PSC, Salvador Illa, recordó lo evidente, que Puigdemont quebró la ley. La reacción fue tibia en el socialismo. Como casi siempre, el primero en alzar la voz contra Iglesias fue Emiliano García-Page: «Es una comparación inadecuada por no decir injusta», afirmó en Cope el presidente de Castilla-La Mancha. «No es comparable para nada un estado de guerra civil a un Estado democrático», zanjó. A la zaga le fue el presidente valenciano, Ximo Puig, insistiendo en la comparación imposible. «No hay nada peor para una fuerza política que romper el vínculo emocional con su gente. Está pasando con las declaraciones de Pablo Iglesias sobre Carles Puigdemont. No es una anécdota ni la primera vez. Llueve sobre mojado», afirma Joan Coscubiela, exdiputado En esa línea, el exdiputado de los comunes Joan Coscubiela denunció la perversa aproximación de Iglesias a los separatistas catalanes. «No hay nada peor para una fuerza política que romper el vínculo emocional con su gente. Está pasando con las declaraciones de Pablo Iglesias sobre Carles Puigdemont. No es una anécdota ni la primera vez. Llueve sobre mojado».

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