jueves, 14 de enero de 2021

«¡A las cosas, a las cosas!»

La crisis sanitaria por la pandemia de Covid-19 ha tenido en la política y la sociedad catalana un inesperado efecto sanador. El delirium procesista ha sufrido, como se dice, una severísima ducha de realidad y, parece un milagro, por primera vez en años en Cataluña se ha empezado a hablar de gestión. «¡A las cosas, a las cosas!», se oye como un rumor de fondo de resonancias orteguianas. Es una mutación casi obligada, un requisito moral. Cuando en las residencias los ancianos morían atendidos por sanitarios envueltos en bolsas de basura resultaba hasta de mal gusto hablar de la última pirueta de Puigdemont en Waterloo. Cuando el quebranto económico al que nos enfrentamos es el que es, la «obra de... Ver Más

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