domingo, 2 de agosto de 2020

Lisboa, el búnker de la Champions

Santo: acabar la competición. Seña: controlar médicamente a todos los clubes. La UEFA ataca el reto de conseguir que la Champions y la Liga Europa tengan campeones en el año de la pandemia. No es un objetivo sencillo, porque si todos los campeonatos locales se remiten a un terreno concreto, la UEFA debe conseguir que los partidos de octavos de final, que se dirimen en casa de los equipos locales con traslados internacionales, no provoquen algún conflicto con el virus. Inmediatamente después, su meta será lograr que las fases finales permanezcan ajenas al Covid-19 con los clubes que llegarán desde toda Europa. Cada club podrá viajar a las fases finales de Portugal y de Alemania con 80 profesionales. En los partidos podrá haber 55 empleados, de ellos 45 en el césped, en el banquillo y en la primera grada Su presidente, Ceferin, anhela superar pronto los encuentros de octavos de final para blindar con un control absoluto las dos competiciones en Lisboa, sede de la Liga de Campeones, y en las cuatro ciudades alemanas que recibirán la Liga Europa, Colonia, Duisburgo, Gelsenkirchen y Dusseldorf. Los ocho equipos clasificados para la fase final de la Copa de Europa y los otros ocho clubes de la Liga Europa vivirán una vigilancia estricta con el fin de evitar la parálisis del torneo y la suspensión definitiva. Controles a los equipos antes de viajar La UEFA dialoga con los gobiernos de los países que tienen equipos clasificados en las dos copas europeas para organizar el control médico antes de viajar a Portugal y Alemania. Las entidades que logren el visado para jugar ambos torneos someterán a sus profesionales a un test el día antes de viajar a las dos naciones organizadoras. Ya en ambos países, los jugadores pasarán controles diarios y deberán superar el test del Covid-19 antes de cada encuentro. Todos sus movimientos internos en Portugal y en Alemania exigirán la vigilancia de la temperatura corporal. Cada club tendrá un oficial médico responsable de la ejecución de los tests de la pandemia. La UEFA concentrará a los dieciséis equipos, ocho por competición, en hoteles o residencias que aplicarán un trabajo colegiado con el ente futbolístico, traducido en un cuidado radical para evitar que los jugadores mantengan contactos ajenos a sus expediciones deportivas. Los recepcionistas, los cocineros, los camareros, las personas de la limpieza y los chóferes de cada hotel serán los mismos durante los diecisiete días que durarán ambas fases finales, con el fin de reducir los riesgos de contagio al mínimo. Esas personas serán testadas diariamente. Realmente, los empleados de los hoteles vivirán la misma vigilancia que las 80 personas que formarán cada expedición de los clubes. La UEFA aplicará, verdaderamente, un confinamiento específico, impuesto por ella misma en pro de la seguridad de los participantes y del buen fin de las dos copas continentales. En los partidos solo podrá haber 55 profesionales de cada club en el estadio. En el césped, en el banquillo y en las primeras filas de la grada podrán estar 45 integrantes de cada «staff»: 23 jugadores (11 en el campo), 8 hombres del cuerpo técnico, 7 oficiales del equipo y otras 7 personas de la entidad. Otros 10 empleados estarán en la grada. La UEFA repetirá los procesos en los cuartos de final, las semifinales y la final, apretadas en quince días, con eliminatorias a un solo partido. Los equipos tendrán cuatro o cinco días de margen entre los enfrentamientos. El retraso de seis meses en volver a jugar las copas europeas y la reducción de partidos ha supuesto un perjuicio económico para el ente que dirige Ceferin, por las pérdidas televisivas que se sufrirán al jugar en época estival y con menos encuentros, pero disputar el torneo significará la confirmación de millones de euros de ingresos que de otra manera, sin competición, no llegarían a los clubes. Ahora, los ganadores recibirán su dinero por ganar partidos y superar rondas, y cobrarán las cantidades más importantes si alcanzan la final y especialmente si se levantan la copa. Disputar la Champions, y la Liga Europa en mejor medida, supondrá una inyección económica para los participantes, especialmente los grandes, que han soportado muchas ausencias de ingresos por la falta de las suculentas taquillas de la Copa de Europa y por el cierre de sus negocios paralelos al fútbol, tales como las tiendas oficiales y los circuitos internos por los estadios, con los consumos añadidos. Los equipos intentan paliar parte de sus pérdidas y la UEFA, junto a ellos, también salvará los muebles. Hoy, la clave para la máxima entidad futbolística del continente es que los octavos de final salgan bien y no suceda algo que afecte a la continuidad de los torneos en las dos fases finales.

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