lunes, 31 de agosto de 2020

Piqué, del «se queda» con Neymar a perderse en Maldivas durante el caso Messi

Gerard Piqué se puso ayer a las órdenes de Ronald Koeman. Poco más de dos semanas después de que el central azulgrana dejara su futuro en manos del club tras el deshonroso resultado ante el Bayern de Múnich volvió a vestirse de corto tras un prolongado silencio y unas paradisiacas vacaciones en la isla de Ithaafushi, en el archipiélago de las Maldivas, mientras el club vivía una de las peores crisis de su historia. Muchos aficionados le han recriminado al catalán su silencio y la inusual pasividad con la que ha presenciado el final de ciclo del mejor Barça de la historia. Mientras Messi ponía el club patas arriba con su decisión, Shakira publicaba vídeos del futbolista jugando con pequeños cangrejos en la arena o nadando junto a alguna tortuga en las cristalinas aguas del Índico. Desde la planta noble del club catalán también han echado de menos la implicación del tercer capitán (tras Messi y Busquets), determinante en cuestiones relevantes para la entidad como el acercamiento con Hiroshi Mikitani para que Rakuten se convirtiera en uno de los patrocinadores principales junto a Nike y Beko. Los 55 millones fijos que abona la empresa japonesa alivian la economía del club tanto como el sonrojo que provocó el documental producido por Kosmos Studios, empresa de Piqué destinada al sector audiovisual, en la que se dio a conocer el plantón de Griezmann al Barça, o el ridículo tras anunciar que Neymar se quedaba en el Barça pocos días antes de su fuga al PSG. No es sospechoso Piqué de esconderse en las malas épocas. Siempre ha dado la cara tras duras derrotas (como frente el Bayern), ante hechos trascendentes de la política del país (fue muy crítico con todos los acontecimientos que rodearon el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017) o ante situaciones que consideraba injustas (críticas al VARy a los árbitros). Precisamente, desde las oficinas del Camp Nou esperaban una mayor implicación del catalán en un intento de interceder para que el argentino tratara de cambiar de opinión pero el defensor se ha aislado con su familia a pesar de ser consciente del cataclismo que sacudía a la institución. Muchos ven en la actitud de Piqué la consecuencia de la insalvable distancia que hay entre el vestuario y la directiva. Lo denunció el central hace unos meses cuando un artículo en «Mundo Deportivo» denunciaba el excesivo poder que tenían los futbolistas en el club. «Nosotros no nos queremos enfadar, queremos rendir, queremos ganar y queremos salir y competir en cada partido y ganar títulos. Esperemos que nadie intente causar peleas que no existen y que por parte nuestra no queremos que sucedan... Tenemos que estar juntos y mantener el club unido porque, si no, nos haremos daño», apuntó señalando a la linea de flotación de Bartomeu. Tensa relación No obstante, fuentes cercanas a la plantilla aseguran que «no es oro todo lo que reluce en el vestuario y la relación entre los pesos pesados no es tan idílica como se quiere hacer creer. Cada uno va por su lado y eso se ha notado en el campo». Una afirmación que ha quedado demostrada con hechos y que recuerda a los grupos que se formaban antaño en épocas previas al ciclo ganador que inició Rijkaard. Luis Suárez, Jordi Alba y Arturo Vidal conforman el ecosistema del rosarino. El resto se limita a convivir con el mejor jugador del mundo sin osar a molestarle para no caer en desgracia. No obstante, mientras la clase media del vestuario pasa de puntillas sobre la tiranía que impone el «10» sobre el terreno de juego, los que ostentan los galones, como Busquets, Ter Stegen o el propio Piqué, acatan pero no comparten. El central y el rosarino fueron compañeros en las categorías inferiores del Barcelona pero su relación se ha ido emponzoñando. Desde el vestuario azulgrana aseguran que Piqué le reclama más comparecencias en la prensa, algo que no escatima cuando se encuentra en Argentina, y que acometa las obligaciones que corresponden a un capitán más allá de los terrenos de juego, al tiempo que se ha sentido señalado por las críticas del delantero a la fragilidad defensiva del equipo tras alguna derrota como la primera de la pasada temporada en San Mamés (1-0) ante el Athetic tras un golazo anotado por Aduriz en el último minuto. Las críticas de Arturo Vidal Los adeptos a Messi, en cambio, cierran filas a su alrededor. Uno de ellos es Arturo Vidal, sentenciado por Koeman. «Tenemos a Messi que es el número uno y es un extraterrestre, pero él necesita ayuda, necesita jugadores que mejoren el equipo y den mejores resultados», aseguraba ayer el chileno en un programa radiofónico de su país. El chileno no se mordió la lengua al valorar la mala temporada: «Claramente esto no es solo de jugadores, sino que es algo mucho más grande de que las cosas no se están haciendo bien. No es llegar y sacar a los más grandes y las cosas van a cambiar. Un equipo, que yo pienso es el mejor del mundo, no puede tener 13 jugadores profesionales y los demás sean menores. Todos los equipos tienen 23 jugadores para pelear el puesto pero cuando piensas que con tu ADN puedes llegar a ganar siempre, estás muy equivocado. El Barcelona tiene que cambiar muchas cosas».

De Deportes https://ift.tt/3lDcUDh

0 comentarios:

Publicar un comentario