Veintiséis días se cumplieron este lunes desde que Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, tildara de «inquietantes y perturbadoras» las informaciones sobre las cuentas suizas de Juan Carlos I, una valoración que sobrepasó todos los márgenes acostumbrados por Moncloa y apuntaló los rumores sobre la noticia que finalmente se produjo ayer. Se trataba de que debía abandonar su residencia como exigencia de Podemos para respaldar los presupuestos, sin los que la legislatura decaería fulminada. Una vez emitido el comunicado que anunciaba la salida de España del anterior jefe del Estado, el Ejecutivo tardó hora y media en pronunciarse. Lo hizo a través de un whatsapp dirigido a los periodistas, desde la Secretaría de Estado de Comunicación y mediante un mensaje mínimo e impersonal, con una llamativa falta de sujeto. «Respeto a las decisiones comunicadas por la Casa del Rey y reconocimiento a la ejemplaridad y transparencia que siempre han guiado al Rey Felipe VI desde su llegada a la Jefatura del Estado», es el texto íntegro. En estos veintiséis días, Pedro Sánchez espoleó las sospechas y su vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, le alabó en público la «valentía» y apuntó allí a donde Podemos quiere llegar:a la voladura de la Institución. «Crece en la sociedad española un debate sobre la utilidad de la monarquía», escribió entonces. Pero ayer fue más allá y arremetió contra la conformidad mostrada por La Moncloa ante la decisión de Don Juan Carlos: «Un gobierno democrático no puede mirar hacia otro lado ni mucho menos justificar o saludar comportamientos que socavan la dignidad de una institución clave como es la Jefatura del Estado y que son un fraude a la Justicia», publicó en un hilo en una red social, en el que añadió: «La huida al extranjero de Juan Carlos de Borbón es una actitud indigna de un ex Jefe del Estado y deja a la monarquía en una posición muy comprometida». «Es un deber para quienes ocupamos cargos de gobierno velar por la ejemplaridad y la limpieza de las instituciones», agregó Iglesias, que está siendo investigado por la Justicia por posible delito de daños informáticos y revelación de secretos. En el mismo canal, el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, se preguntó en relación al traslado de Don Juan Carlos fuera de España si «¿no podría eso dificultar las pesquisas? Esperamos que no sea precisamente ese el motivo de la decisión y, si es así, se le impida huir». La retórica en torno a «la huida» triunfó entre las múltiples opiniones que vertieron las fuerzas políticas socias de Sánchez en la moción de censura, y aún de las siglas independentistas más rabiosamente antimonarquicas como JpCat. Desde esa formación, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, se limitó a escribir «Com Alfons XIII» ( Como Alfonso XIII), exiliado tras la proclamación de la Segunda República, mientras que el fugado Carles Puigdemont aprovechó para avisar y hablar de lo suyo: «República sí. Però catalana, que ja se sap que els Borbons sempre acaben tornant» (República sí. Pero catalana, que ya se sabe que los Borbones siempre acaban volviendo). «No es suficiente» Quien se explayó en declaraciones fue el portavoz parlamentario de ERC, Gabriel Rufián, que por Twitter recordó que para los suyos este paso de la Zarzuela no es suficiente –«creo que les va a salir mal esta operación de intentar desvincular la manzana podrida del cesto», publicó– y ante los medios de comunicación pidió medidas propias de un criminal, entre ellas que se retire el pasaporte al Rey padre. «Juan Carlos de Borbón se fuga de España perseguido por sus corruptelas, por la Fiscalía del Tribunal Supremo, haciendo uso de la tradición familiar. No es el primero ni será el último de los Borbones que abandone este país». En una línea similar, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, firmó:«La corrupción debe someterse a juicio. Y el apoyo a la monarquía, a referéndum. Permitir la huida de Juan Carlos I supondría un fraude a la democracia y a toda la ciudadanía española».De España https://ift.tt/2XoIIBc
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