lunes, 13 de julio de 2020

Casado se abraza al «modelo Feijóo» con el objetivo puesto en La Moncloa

La victoria rotunda de Alberto Núñez Feijóo en Galicia ha vuelto a avivar el debate dentro del PP entre los que reclaman no salirse ni un milímetro de la moderación y la centralidad y quienes se sienten más a gusto practicando una política y un discurso más duros en la oposición, mientras miran de reojo el avance de Vox. Es un debate ganado de antemano por los primeros, que pueden blandir el éxito de Feijóo a su favor. Desde Génova defienden que el triunfo del PP gallego es la antesala de una victoria en las generales, como ocurrió en 2009. Fuentes próximas al presidente nacional del PP sostuvieron ayer que el «modelo Feijóo» es el de Pablo Casado. «Ese modelo Feijóo que ha ganador por cuarta vez es el que llegará a La Moncloa de la mano de Pablo Casado», comentaron. El presidente del PP ha convocado el Comité Ejecutivo Nacional para mañana, tras consultarlo con Feijóo, quien se quedará todo el miércoles en Madrid para poder ir al día siguiente al funeral de las víctimas del coronavirus. En esa Ejecutiva, a la que también asistirá Carlos Iturgaiz, la dirección nacional del PP quiere que se visualice una simbiosis entre Feijóo y Casado, para que se perciba que la victoria del PP gallego lo es de todo el PP nacional. Feijóo no pondrá las cosas difíciles a Casado en esta cita. No es su intención. En la noche electoral, sus primeras palabras, después de dar las gracias a los gallegos, estuvieron dedicadas al PP nacional y a su presidente, a quienes les brindó su triunfo. Feijóo agradeció a Casado su apoyo durante toda la campaña, en la que el líder del PP ha seguido al pie de la letra la estrategia marcada por el partido en Galicia: intervenciones propositivas, cero broncas, cero crispación, agenda gallega, elogio a la gestión de Feijóo y buen talante. Casado niega que en el PP nacional haya un problema de falta de moderación o centralidad. De hecho, en la última Junta Directiva Nacional, el 8 de junio, insistió en que no hay un PP duro ni un PP blando: «Hay un único Partido Popular». «Se pretende crear la idea de que el problema del PP se expresa en una tensión entre radicalidad y moderación, entre halcones y palomas. Pero yo no estoy de acuerdo. No solo porque no me reconozca en ninguno de esos dos perfiles, sino porque ese es un debate falso». En el PP se remitieron ayer a esas palabras de Casado para intentar demostrar que el debate sobre la moderación no tiene base real. «Ni broncos ni ingenuos» Según defiende Casado, ser moderado es ajustar las palabras y los actos a la realidad de lo que ocurre. «Yo no voy a liderar un PP ni desestabilizador, ni bronco, ni que pierda de vista sus obligaciones institucionales y de Estado. Pero no voy a liderar un PP ingenuo ni incauto. Voy a defender un PP firme y en su sitio, un PP centrado en las cuestiones esenciales para España, un PP propositivo y realista». Al mismo tiempo, Casado asume que el PP debe ensancharse y ser transversal. Esta ha sido una de las claves del éxito de Feijóo, ya que el PP en esta comunidad abarca un electorado mucho más amplio que el que acoge el partido en el conjunto de España. El de Feijóo es un centro-derecha galleguista moderado y muy pragmático, en el que se sienten cómodos y representados una inmensa mayoría, procedentes del centro, pero también de más allá, a la derecha y a la izquierda. Y esa transversalidad es a la que aspira Casado para recuperar el PP de los once millones de votos de 2011: «Debemos dar visibilidad a la España razonable y moderada. Debemos ser punto de encuentro y liderar una mayoría centrada y con un calendario de ambiciones nacionales que cumplir». Según esas palabras, Casado tiene claro el camino, y también los obstáculos internos. El proceso de renovación territorial que ha empezado en el PP, del que ABC informó la semana pasada, es solo un paso más para acabar de implantar el «modelo Casado». Fuentes populares advierten de que también es necesario introducir cambios en algunos equipos del PP, y apuntan en concreto al Congreso, con Cayetana Álvarez de Toledo al frente. En el PP se tiene asumido que el objetivo es sumar, y no restar, para abarcar el máximo espacio posible, pero el puesto de portavoz parlamentario es clave en la oposición, y un sector de los populares defiende que debería reflejar el modelo ganador de partido, centrista y moderado.

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