Fin de curso

Es un verano diferente que no vamos a olvidar. Verano de interior, muy cerca de casa y con mascarilla. Un verano en el que nuestro comportamiento marcará la recta final de un año que ha cambiado nuestra vida. Nadie se va con la sensación de paréntesis, si no con la certeza de que a la vuelta nos esperan grandes y muy duros retos que no vamos a poder rehuir. Pedro Sánchez ha convocado a los presidentes autonómicos el día 31 para hablar del acuerdo alcanzado por Europa para la reconstrucción. Será reunión presencial y quiero pensar que en esta ocasión no será una sucesión de monólogos si no un diálogo entre el Gobierno y las comunidades sobre temas que son de especial relevancia. El momento impone afrontar los retos desde la confianza por lo que no se debe limitar a la narrativa del proceso negociador y si entrar a fondo en la forma en que se van a repartir entre las comunidades y con que criterios Alfonso Fernández Mañueco pedirá participar en la ejecución de esos fondos y por lo tanto en la reconstrucción tras la pandemia. Las cosas han cambiado y es imprescindible la colaboración y el acuerdo, por lo que la reunión no puede ser otra operación de imagen y si una sesión con el fondo suficiente para que haya soluciones y que los ciudadanos perciban que se anteponen los intereses de todos que los puramente políticos. Es realista la postura del presidente de la Junta de que los fondos de reconstrucción, como la financiación autonómica, no se repartan solo con criterios de población porque así solo beneficiarían las comunidades mas grandes y otra vez más las despobladas serían maltratadas. Una de las propuestas importantes que llevará el Presidente es que los fondos europeos sirvan para afrontar el reto demográfico. Es un hecho que la pandemia ha cambiado muchas cosas y una de ellas es la apertura cierta a que el medio rural, con la adecuada infraestructura, tenga un futuro como receptor de proyectos que permitan trabajar on line. Todo por lo que estamos pasando tiene como premisa resolver el problema sanitario y que hasta que tengamos la vacuna o una posible cura, la sociedad tenga claro que debe protegerse y las autoridades procurar el marco legal para actuar en defensa de la seguridad de todos. La alarma fue una herramienta nacional, pero ahora son las comunidades las que gestionan los territorios y deberían tener instrumentos legales que permitieran una lucha efectiva y segura. Nos va el interés a todos.

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