
Aunque resulte duro decirlo, a Tiger Woods le ha venido muy bien el parón por el coronavirus. El 16 de febrero optó por hacer un paréntesis en su temporada tras haber terminado en último lugar el torneo de San Diego, una vez superado el corte en el furgón de cola. Sus estados físico y anímico estaban tan bajos que ni siquiera se apuntó al The Players un mes después, en un escenario favorable para él en lo que iba a ser el primer objetivo de su temporada: defender la chaqueta verde lograda en Augusta en 2019. El riesgo era alto, porque iba a llegar al National sin apenas entrenamiento y con su cuerpo muy mermado. Ahora, después de cuatro meses de...
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