jueves, 28 de mayo de 2020

Pablo Iglesias acusa a Vox de querer un golpe de Estado ante la complicidad de Patxi López

La comisión para la reconstrucción va camino de convertirse en la comisión para la demolición. Al menos, si siguen repitiendo espectáculos tan lamentables como el visto ayer en la segunda comparecencia que celebró este órgano. La falta de moderación del presidente de la comisión, el socialista Patxi López, le hizo perder el control de la sesión y propició una gran bronca entre el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, y el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros. Éste terminó abandonando la sesión después de que el líder de Podemos aseverara que al partido que preside Santiago Abascal «le gustaría dar un golpe de Estado, pero no se atreve». Los ánimos estaban ya caldeados desde el día anterior por el encontronazo que mantuvieron en el pleno la portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, y el propio Iglesias. Ayer, el vicepresidente segundo buscó provocar a los populares con fuertes ataques a los que el coordinador económico del PP, Mario Garcés, muy hábilmente no quiso entrar. El líder de Podemos buscó entonces el cuerpo a cuerpo con Vox, partido sobre el que afirmó que «parece que quiere dar un golpe de Estado antes que defender la democracia». Falta de moderación Espinosa de los Monteros pidió entonces a López que tomara «cartas en el asunto». Protestó al considerar que esa afirmación «falta a la verdad y es tremendamente ofensiva» y pidió que fuera retirada del acta de sesiones por ser contraria al decoro parlamentario. Ahí podría haber quedado el rifirrafe si López, efectivamente, hubiera admitido la queja del dirigente de Vox. Pero no solo no lo hizo sino que dio pie para que Iglesias siguiera por el mismo camino. El exlendakari puntualizó que el vicepresidente segundo no había dicho que Vox «vaya a dar un golpe de Estado» sino que lo «parece». Y consideró que estas palabras se enmarcaban en el «ejercicio de la libertad de expresión». No acabó aquí. López continuó criticando que Vox tiene la «piel muy fina» cuando se trata de «escuchar lo que uno no quiere». En este marco, preguntó a Iglesias si deseaba rectificar, lo que éste rechazó crecido. «Seré todavía más preciso», arrancó. «A Vox le gustaría dar un golpe de Estado, pero no se atreve porque para eso, además de quererlo, hay que atreverse». «Cierre la puerta al salir» Espinosa de los Monteros protestó, pero ya sin micrófono, porque López no le concedió la palabra. «Esta comisión de la reconstrucción es una vergüenza», lamentó. El portavoz de Vox denunció que la Cámara Baja estaba ofreciendo «el espectáculo propio de un país marxista-comunista» y advirtió de que su grupo no toleraría esas actitudes. Iglesias añadió más leña al fuego. «¿En qué se traduce que usted no lo vaya a tolerar?», desafió, llevando al presidente de la comisión, ahora sí, a terciar. «No entren en diálogos de este tipo», frenó López, mientras Espinosa abandonaba ya la comisión. «Cierre la puerta al salir», le espetó Iglesias con sarcasmo. Es la tercera vez que el portavoz de Vox abandona este órgano parlamentario. La comparecencia del vicepresidente segundo era la primera del orden del día y el espectáculo continuó a la vuelta del receso. López reanudó la sesión pidiendo perdón a los ciudadanos por el circo previo, pero lo hizo metiendo a toda la clase política en el mismo saco, a pesar de que el enfrentamiento se había circunscrito a Podemos y a Vox. La sesión continuó con la comparecencia de la vicepresidenta tercera, Nadia Calviño, sin altercados hasta que la portavoz de Vox, Inés Cañizares, se refirió a los ministros de Podemos como «pirómanos comunistas». Pelea de socios Esta frase desembocó en un severo y poco habitual enfrentamiento entre dos cargos institucionales de la propia comisión que, además, son socios: el propio López y el vicepresidente primero —y líder del PCE—, Enrique Santiago. La cortesía parlamentaria saltó por los aires cuando el comunista obvió sus obligaciones de representación e intervino desde la mesa presidencial para atacar a Vox. El exlendakari, irritado, le advirtió de que no le concedía la palabra. «No te dejo porque no puedes intervenir desde la mesa», le censuró. Pero Santiago continuó hablando e interrumpiendo a López sin demostrar la mínima educación. «Esto es un chorreo de insultos y términos peyorativos constantes», criticó. «Tendrías que haber bajado y haber pedido la palabra», censuró López, mientras el comunista continuaba con su actitud faltona, para denunciar el «grave insulto» de Vox y cuestionar la propia moderación de López. «No se puede desde la mesa saltarse a la torera el propio reglamento», continuó el exlendakari hasta que estalló y perdió la paciencia con su socio, que seguía hablando. «Ya ha intervenido, no tiene la palabra», intentó cortarle por enésima vez. Santiago no lo admitió y bajó a la zona de diputados para intervenir. «Llevo media vida escoltado» intentó continuar el exlendakari. «Como todos», replicó Santiago. «Déjame acabar, no quieras la palabra, déjame terminar», le espetó López elevando aún más el tono. «A qué venimos» «¿Tenemos que decir lo que nos da la gana sobre todo en todas partes? Igual aquí tenemos que decir lo que nos da la gana sobre lo que venimos a hacer a esta comisión. ¿Para qué venimos aquí? ¿Para repetir los insultos y descalificaciones que se dicen en otro escenario?», cargó López, abroncando de nuevo a todos los diputados. «Deberíamos ser capaces de autocensurarnos un poquito para estar a la altura de las circunstancias», dijo, pidiendo «perdón» por «haberlo hecho mal» en la sesión. «La gente no espera que estemos todo el día en la crítica, en el insulto, la descalificación el y tú más». «Si hay un momento en el que podemos demostrar para qué sirve la política, es éste. Y si no, ¿para qué estamos aquí? Para nada». Quizá López debería haberle hecho esta pregunta a Iglesias.

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