domingo, 31 de mayo de 2020

Antonio Romero Ruiz, galguero por devoción

Si lo presentamos como «galguero antes que diputado» y político, para muchos ya hemos dado la pista infalible que los va a llevar con la vista, como si de un lebrel se tratara, a Antonio Romero Ruiz. Como jornalero –trabajador del campo– se acerca muy joven al sindicato CC.OO., donde milita y va de la mano al PCE, así como a IU. Un periplo que lo catapulta al liderazgo dentro de su partido y que lo ha llevado a ejercer responsabilidades muy diversas en ámbitos institucionales en los últimos 30 años. Como parlamentario andaluz, senador, diputado en las Cortes Generales, miembro de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y de la Unión Parlamentaria Internacional, acredita un dilatado currículum en la vida pública española y europea. Pero su vida no solo ha estado regida por una dedicación plena a la política. Una de sus grandes aficiones son los galgos, nacida y practicada desde temprana edad, «desde niño» como suele decir él, que ha ido manteniendo a lo largo de los años y que hoy, algo más alejado del juego político, le sirve como un gran motivo para su reencuentro continuo con el campo. Sus salidas casi a diario con los galgos, para que estos se estiren un poco, lo motivan a él para compenetrarse aún más si cabe con el entorno rural en el que vive, en su localidad natal de Humilladero. Reconocimientos Mientras paseamos juntos por las calles del pueblo, todo el mundo lo conoce y lo saluda. Su condición humana prevalece a la de político, incluso a la de galguero. Cofundador de la Sociedad Galguera El Navaso, su localidad obtuvo con sus cofrades la insignia de oro galguera de la FAC. Se le amontonan los reconocimientos a su labor pública; pero, sin desmerecer estos, puede que tenga especial aprecio en su corazón el que la Federación Española de Galgos le otorgó: «Galgos España 2008», por su incansable defensa de la caza con galgos, entre otros relacionados con esta práctica. Romero ha sido y sigue siendo un muy solicitado conferenciante y contertulio, con los galgos como eje central. Ha sido colaborador incansable en sus inicios, junto a José Miguel Trujillo y Francisco Rodríguez, de la Feria del Perro de Archidona, considerada una fiesta de interés turístico que se celebra en el mes de mayo. Pero su vínculo con el galgo se estrecha más cuando presentó su obra El gran libro de los galgos (Almuzara, 2010), un éxito editorial y una contribución viva a la preservación de esta popular práctica cinegética en España. Como coautor, junto a Antonio Gallardo Romero, hace una incursión muy directa en la literatura cinegética. El libro La perdiz con reclamo en la España rural y urbana (Exlibris, 2017) recoge una serie de jornadas de campo; y algunos de sus capítulos versan sobre recetas con perdices, vocabulario y refranes populares. Asimismo, tiene publicada otra interesante obra, Política agraria común y la caza. Como líder histórico comunista, comparte coherencia con el que fuera su amigo y compañero de partido, el recientemente fallecido Julio Anguita, con quien compartía afición y al que considera un gran defensor de la caza social y popular. Su paso por distintos pueblos de la provincia de Córdoba así como su condición de profesor de historia probablemente le hicieron más fácil entender el vínculo y arraigo que este tipo de actividad cinegética tiene en los pueblos de Andalucía, Extremadura y las dos Castillas, principalmente. Paseos con Anguita Me decía Francisco Jiménez, exalcalde de IU de Archidona, que muchas mañanas en que tenían previstas algunas reuniones del partido comunista en la clandestinidad, los más madrugadores, entre los que se encontraban el anfitrión, Antonio Romero y él, así como Julio Anguita, desayunaban sus buenos molletes de Antequera con aceite de oliva virgen extra y, para hacer tiempo hasta la llegada del resto de comparecientes previstos, campeaban con los galgos en el campo. Largos paseos con galgos por la comarca y tranquilas partidas de dominó constituyeron para Anguita, en otro momento de convalecencia, su reposo junto a Romero. La coherencia ideológica de todos estos relevantes miembros del antiguo PCE viene avalada, además, por Marx, cuando en su obra El capital habla de que un hombre pueda dedicarse a pescar por la mañana, cazar por la tarde, criar ganado por la noche según le plazca –incorporando así el concepto placentero, lo que suponía, por tanto, el abandono del carácter inamovible de la caza como necesidad vital…–. Pero es más, muchos antropólogos han coincidido plenamente en considerar que el único comunismo real que se ha practicado hasta ahora en el planeta fue el que se llevaba a cabo en las sociedades de cazadores-recolectores: la ausencia de valor económico y social de la pieza cazada. Lo que nadie puede negar a Antonio Romero es su coherencia ideológica y vital. En este último aspecto se configura como un gran defensor de la caza social, del galgo y del galguero (así lo demuestra la firma del manifiesto Los galgos en el siglo XXI); y, claro está, del bienestar animal de aplicación concienzuda a este tipo de perros y el uso de todos los recursos legales vigentes para la persecución de quienes puedan infligirles algún daño. Para Antonio Romero, el futuro de la caza con galgo es algo incuestionable.

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