domingo, 31 de mayo de 2020

El sector inmobiliario en la era Covid-19: se busca casa con piscina en la ciudad

Un barrio tranquilo, sin colas a la puerta de casa, hogares exteriores, con buena iluminación, terrazas a las que huir, césped sobre el que dar unos pasos... Son hogares con los que muchos han soñado en estos meses de confinamiento en los que las cuatro paredes se hacían cada vez más pequeñas. Muchos se conformarán con lo que tienen, algunos cambiarán. El mercado inmobiliario está aún reactivándose, pero para el futuro más inmediato ya los hay que están planeando una escapada estival sin salir de la ciudad. Y es que con el teletrabajo aún implantado en buena parte de empresas e instituciones y con el temor a un repunte que vuelva a establecer la cuarentena, a las agencias ha llegado en las últimas semanas la demanda de un nuevo producto para alquiler hasta ahora insólito: una casa con jardín y piscina para pasar los días de verano sin vacaciones y sin salir del término municipal. No era algo «habitual» hasta ahora en Castilla y León. Donde las casas en las ciudades no se alquilan generalmente por quincenas o meses. Esos productos libres para la desconexión tienen un formato turístico, «por días y no aptos para cualquier bolsillo» para una larga estancia. Los que vienen de fuera no buscan una permanencia tan larga en un entorno urbano como se puede dar en sitios de costa, así que el producto en sí «no existe» y no porque no se esté reclamando, explica el presidente de la asociación de inmobiliarias de Zamora Ainza, Jesús Barrios. Este año a las agencias inmobiliarias llaman a diario clientes que quieren darse un pequeño placer en un atípico verano en la ciudad y piden alquilar «chalets para con piscina» –a riesgo de que no se abran las públicas o ante el temor de no verlas seguras– y amplias «parcelas» para uno o dos meses en un entorno urbano o en «pueblos a un paso». Pero «no estamos preparados para ese producto», sostienen también desde la Red de Inmobiliarias de Valladolid (Redivall). Algunas de estas demandas se están derivando a los apartamentos turísticos, pero va a ser «difícil» que sus propietarios prefieran alquilar por meses a por días, puesto que tienen una rentabilidad mayor, señalan los expertos, que apuntan también a la posibilidad de que en municipios próximos haya alguna casa rural que dé respuesta a parte de esa demanda. Más allá del verano, las agencias están apreciando cómo en el lento despertar del mercado inmobiliario parte de estas peticiones estivales se han trasladado también al alquiler y adquisición de mayor duración. No tanto la ambiciosa piscina, como un pequeño jardín, una amplia terraza y unas grandes ventanas. Requisitos que se han incorporado a las exigencias de arrendadores y compradores. Una particularidad que destacan tanto Ainza como Redivall que se ha detectado en personas que ya estaban en proceso de búsqueda. «Han cambiado las necesidades de la demanda pendiente», dicen. Es la gran novedad detectada en la apertura de las agencias inmobiliarias, que han empezado a medio gas, enseñando los pisos con fotos o visitas virtuales y que están viendo un movimiento de en torno al 70% respecto a hace un año. Quienes ya buscaban, la mayoría lo siguen haciendo, otros «van a esperar» y hay quienes se apresuran a la compra de segundas residencias, también influidos por el confinamiento. La magnitud de la crisis Y es que el mercado –que en Castilla y León no se «había llegado a reponer» del todo de la explosión de la burbuja inmobiliaria– se antoja aún incierto. Ambos coinciden en señalar que la afección que la pandemia tendrá sobre la vivienda aún está por determinar y dependerá de la «duración» de la crisis sanitaria y del impacto que deje en las economías familiares. Puede ser que algunos tengan que verse «obligados» a vender o alquilar sus casas y se sumen al stock, que también se ampliará, dicen, con procesos de herencias y divorcios y que se prevé, a priori, un mercado «favorable» al comprador y un descenso de los precios. Pero todo esta por ver, a su juicio. Una tesis en la que coinciden con el presidente de Asociación Vallisoletana de Empresarios de la Construcción, Promoción Inmobiliaria y Afines (Aveco), Alberto López Soto, quien supedita también el futuro a las actuaciones en materia de vivienda de las administraciones. Si se «rompe la cadena de pagos» en el alquiler, sus propietarios podrían retirarlas y subirán los precios, aunque, por otro lado, también podría incrementarse esta oferta si la venta se complica o bajan mucho los precios. Asume que la «compra se tiene que resentir». Hay que «esperar a ver si la demanda se «vuelve miedosa o no» y si las «normas no cambian». En definitiva, la crisis económica que derive de la sanitaria se «trasladará» al mercado, queda por saber la «magnitud».

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