domingo, 31 de mayo de 2020

Métrica china para «instantáneas» sobre la belleza del mundo

Los jaikus japoneses ya le inspiraron hace ya 14 años para escribir «La lengua de las campanas». Ahora el poeta soriano Fermín Herrero vuelve a ahondar en la relación entre la poética castellana y oriental con «Húrgura», «un manojo de poemillas» que dice haber escrito como «vaga imitación de los juéju de la literatura china clásica», con estrofas de cuatro versos. El volumen, que llega a las estanterías de las librerías recién abiertas como consecuencia de las crisis del Covid-19, es una recopilación de poemas sueltos que en su conjunto no comparten una intención o un tono como acostumbra el autor en otros volúmenes. «Son poemas que más o menos me han ido viniendo como instantáneas, como imágenes de la belleza del mundo, la mayoría del presente, de cosas que yo veía, pero algunos también de recuerdos del pasado», apunta el poeta soriano. Es precisamente ese reflejo de la naturaleza y el paisaje una de las principales conexiones que cree que tienen la poesía oriental y castellana, entendiendo esta última como la que viene «del Arcipreste de Hita, Jorge Manrique y otros místicos». Para el soriano, «tanto lo que se puede entender como poesía castellana como lo que se puede entender por poesía oriental tiene dos cosas en común: una en cuanto al estilo, ya que es un tipo de poesía que prescinde mucho del artificio, es austera y con pocos recursos retóricos, más bien llana... Y la otra, porque con mucha frecuencia reflejan distintos aspectos de la naturaleza». Esas «concomitancias» dice que siempre le han interesado, y recuerda que a modo de broma uno de sus principales editores, Jesús Munárriz, se refirió a él en una mesa redonda como el «poeta chino». En una edición muy cuidada por Páramo, el autor de Ausejo de la Sierra traslada sensaciones, experiencias, vivencias y pensamientos que le abordan en escenarios urbanos y rurales, además de recoger escenas como la inicial de la película «El dulce porvenir», del director de origen armenio Atom Egoyan. Cierra el compendio su poema más íntimo, «casi como dedicatoria». Curiosa es también la palabra elegida para el título, «Húrgura», que tiene su historia, tal y como recuerda el propio escritor en una nota que incluye el poemario. Se trata de un término que sólo se conoce a ambas laderas del puerto de Oncala, en la zona septentrional de la provincia de Soria, en las Tierras Altas que le vieron nacer: «Yo siempre utilizo palabras del lenguaje campesino no por un afán etnográfico sino porque me gustan como suenan, la mayoría las he oído en mi infancia y para mí tienen un sentido poético y ésta es una de ellas». Recuerda en este sentido que «húrgura» es un término muy concreto que se refiere a «una forma de cellisca que es posterior a la nevada. Cuando ésta se queda esponjosa y comienza a moverse al levantarse el aire y hacerse remolinos». Según explica, se trata de un término que solo ha visto escribir a su paisano Abel Hernández, que asociaba el vocablo a «una onomatopeya del ruido que hace el viento agitando la nieve y resonando en las chimeneas», aunque a diferencia de él Herrero ha decidido escribirla con hache «por intuición y porque tal vez derive de hurgar». En el volumen comparten espacio sus textos con instantáneas en blanco y negro de la fotoperiodista Henar Sastre, quien ha elegido obras que por contenido y tono iban más con los poemas.

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