viernes, 29 de mayo de 2020

Díaz de Otazu (PP): «La retribución del personal viene aplazándose por un plazo de tiempo prolongado»

Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu es diputado del PP por Melilla desde la XIII Legislatura (2019) y general de división del Ejército de Tierra (Infantería) en situación de reserva. ¿Cómo afectará la crisis del coronavirus a las Fuerzas Armadas? Creo que en la vertiente positiva, esta crisis será útil para que la sociedad adquiera conciencia de la importancia de disponer de un colectivo profesional de tan alta cualificación y elevado grado de disponibilidad para actuar en la circunstancias más desfavorables a las que se pueda ver enfrentado el pueblo español. Como reza el lema de la Unidad Militar de Emergencias, extensible al conjunto de las Fuerzas Armadas en esta crisis, «Perseverando para Servir». En el lado negativo, como en el resto de la actividad nacional, un paro forzoso de la actividad ordinaria de adiestramiento y una revisión de las expectativas de inversión en función de la negativa evolución de la situación económica, hará necesario multiplicar los esfuerzos para hacer patente a las autoridades la necesidad de no reducir el esfuerzo inversor en el marco plurianual previsto por el Ministerio de Defensa. ¿Cómo serán los ejércitos del futuro? En lo esencial se mantendrán sin grandes cambios, porque la esencia de los Ejércitos está en su componente humano y en su disposición a adaptarse a las circunstancias cambiantes del entorno. Cambiarán los medios de los que dispongan, los procedimientos de actuación y cabe la posibilidad de que la tecnología conduzca a una reducción del volumen de fuerzas, pero no excesiva, dado que el recurso humano siempre será esencial en las Fuerzas Armadas. Queda mucho tiempo para el combatiente virtual y creo que las considerables reducciones ya experimentadas no permiten pensar en reducciones adicionales en el medio plazo. De que serán más tecnológicos no cabe ninguna duda. Que eso conlleve una reducción de su volumen, de momento yo no lo veo. ¿Qué asuntos deben abordarse en el Congreso respecto a la defensa? El primero y mas esencial es el de la generación de una auténtica Cultura de Defensa en la sociedad española que nos permita establecer el vínculo indisociable entre Defensa y Seguridad. La Seguridad es una condición insoslayable para avanzar en el Estado del Bienestar y sin la Defensa, esta Seguridad no se puede garantizar. No comprender ni asumir esto nos lleva a un reinicio permanente del análisis de las premisas básicas de funcionamiento de una sociedad y a un consumo de energía y de recursos de los que, lamentablemente, no disponemos. En segundo lugar y directamente vinculado a lo anterior, es preciso consolidar como imprescindible para poder promocionar el Estado del Bienestar del que todos queremos disponer, un presupuesto estable y sostenido en el tiempo gracias al cual podamos garantizar la disponibilidad de una Defensa solvente y eficaz en el desempeño de los cometidos asignados a la misma por parte de la nación. En tercer lugar, otro ámbito sustancial a abordar es el de la gestión de los Recursos Humanos desde todas las ópticas, la de sus retribuciones, la de su formación, la de la conciliación de sus necesidades vitales y familiares, la de su identificación con la Institución y sus fines y misiones y la de desempeño satisfactorio de sus cometidos, tanto para el individuo, como para la Institución y a la postre para la nación. ¿Se debe subir el presupuesto de defensa? ¿En qué partidas? Es imprescindible acometer un proceso de incremento progresivo del mismo que se sostenga en el tiempo a un ritmo regular para irlo aumentando ejercicio a ejercicio. El presupuesto actual, en el entorno de menos del 0,9% del PIB, es absolutamente insuficiente y no permite garantizar, ni siquiera, el adecuado mantenimiento de los sistemas de armas de los que disponemos, cuánto más hacer nuevas inversiones en nuevos sistemas. Estamos en lo mismo que mencionaba al principio. Si no existe una adecuada Cultura de Defensa, es difícil que la sociedad entienda que la seguridad de nuestros soldados, de la que depende la nuestra, así como nuestra imagen en el mundo, requiere de un esfuerzo sostenido en el tiempo. En cuanto a las partidas, la más costosa año a año es la de inversiones en sistemas de armas y a continuación la de mantenimiento quedando muy postergada la de infraestructura, que ocupa siempre un papel secundario, casi testimonial, en la política de inversiones del Ministerio. Quizá la partida de la que menos se hable, aun a pesar de ser el componente más voluminoso del Presupuesto de Defensa, pero la que más necesidad tiene de análisis en cuanto a su potencial y necesario incremento es la de las retribuciones del personal, cuya revisión viene aplazándose por un plazo de tiempo ya demasiado prolongado, con la consiguiente merma del poder adquisitivo ordinario de nuestros profesionales. ¿Qué papel debe jugar la industria de defensa en el escenario post-Covid? En el escenario post Covid es imprescindible incrementar el grado de complicidad ya existente entre nuestras Fuerzas Armadas y nuestra industria de defensa. Sin minusvalorar las condiciones existentes en un mercado europeo y global notablemente competitivo, es preciso generar un entorno de colaboración permanente que, como digo, ya es importante para que nuestras Fuerzas Armadas puedan disponer de los Sistemas de Armas de los que precisan en el volumen y calidad necesarios y que la Industria española de defensa sea capaz de asumir los esfuerzos tecnológicos e inversores necesarios para proporcionárselos. De esta manera, se debería producir un movimiento mutuamente beneficioso que, como resultado, sea a su vez beneficioso para el conjunto de la nación en el marco de la recuperación económica al que ineludiblemente estamos abocados. ¿Qué ha supuesto la Operación Balmis para las Fuerzas Armadas? En primer lugar una oportunidad para identificar nuevas formas de actuación para las cuales ya se estaba inicialmente preparado, dado que la actuación frente a catástrofes y calamidades públicas forma parte de las misiones específicas de las Fuerzas Armadas de la Ley Orgánica 5/2005 de la Defensa Nacional pero, como es natural, no existe mejor adiestramiento que la realidad propiamente dicha y en ese ámbito, esta crisis ha representado una confrontación directa con la realidad. En segundo lugar, como en todas las circunstancias en las que las Fuerzas Armadas actúan, como una ocasión para extraer enseñanzas y depurar los procedimientos existentes para el desarrollo de todas las fases, desde la activación, el adiestramiento específico para la misión, la ejecución y la vuelta a la calma, con la identificación, análisis y aplicación de las enseñanzas extraídas. Por último, una oportunidad para expresar de manera muy destacada ante el pueblo español, del que forman parte y al que sirven, su disposición a afrontar los esfuerzos y sacrificios necesarios al objeto de, en la medida de sus posibilidades, preservar su bienestar y proporcionarle el mayor grado de protección del que son capaces en virtud de su vocación de servicio y entrega al pueblo español en su conjunto, sin distinción de localizaciones geográficas, forma de pensar e incluso grado de aceptación de su propia realidad. Las Fuerzas Armadas nos sirven a todos sin excepción y su voluntad es la de ser eficaces y lo má sútiles posibles. Yo, desde la posición en la que actualmente me encuentro, como diputado nacional en el Congreso de los Diputados no puedo hacer otra cosa más que manifestarles mi agradecimiento y reconocimiento a su disponibilidad, entrega y espíritu de servicio y de sacrificio. Asimismo me gustaría aprovechar esta oportunidad para, en el Día de las Fuerzas Armadas, felicitarles muy cordial y efusivamente y desearles los mejores éxitos que, sin duda, serán los de España. 

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