martes, 19 de mayo de 2020

El cumpleaños más atípico de Íker Casillas

Seguro que Íker Casillas nunca imaginó celebrar su 39 cumpleaños en el confinamiento del hogar, pero así es en el contexto actual del estallido del coronavirus. Y lo hace este miércoles 20 de mayo en su domicilio de lujo en una de las mejores zonas de Oporto. El exportero del club portugués y de la selección española disfruta de un aislamiento que, en su caso, nunca fue demasiado estricto: en primer lugar, porque vive en Foz do Douro, frente al Océano Atlántico, y después porque la baja incidencia de la enfermedad en Portugal ha permitido poner fin al estado de emergencia para sustituirlo por un estado de calamidad que aligera las reglas. En este sentido, él y Sara Carbonero se benefician en la ciudad lusa de una calidad de vida que les permite haberse librado de los estragos causados por la infección en Madrid. De hecho, difundieron este lunes 18 una imagen de Rua Santa Catarina, la calle más comercial de la segunda urbe lusa, en una clara metáfora de que había llegado el momento de aprovechar la reapertura de las tiendas, cafés y restaurantes en el país vecino, probablemente con la vista puesta en este vigésimo día del mes, tan señalado para el antiguo jugador del Real Madrid porque fue cuando nació. No puede olvidarse que, si no hubiera sido por la crisis sanitaria que atravesamos, la pareja se encontraría trasladándose a Madrid, toda vez que Casillas iba a definir su candidatura a la presidencia de la Federación Española de Fútbol. Esos planes han quedado necesariamente aparcados, a causa de la pandemia y sus consecuencias, por lo que al final Oporto se ha convertido en el refugio perfecto para ellos. Ya no están tan encerrados en casa como antes del 4 de mayo, pues el Gobierno portugués ha ido acertando en los sucesivos pasos que ha dado para frenar los devastadores efectos de la nueva enfermedad. De modo que ellos han podido sacar a los pequeños Lucas y Martín Casillas por el paseo marítimo que tienen justo al lado de su ático alquilado con todas las comodidades. Por tanto, el confinamiento en esas condiciones ha sido muy llevadero para ambos, con el aire puro y el horizonte del Atlántico entrando por los ventanales. A Íker le llega todo esto justo un año después del infarto de miocardio que puso fin a carrera como guardameta, pese a que él ha rechazado anunciar oficialmente su retirada. Eso sí, tuvo que confesarle en privado al presidente del Oporto, Pinto da Costa, que no iba a continuar en activo (todo un secreto a voces) porque, de otro modo, no habría podido postularse para disputar a Luis Rubiales el liderazgo de la federación. Hace solo unas semanas, el popular exfutbolista madrileño dio un salto en su estrategia de negocios al fundar una empresa tecnológica (una ‘startup’) que se concretará en una aplicación para dispositivos electrónicos con el fin de dar un salto a la hora de detectar desajustes cardiacos. La iniciativa está siendo muy alabada y magníficamente acogida en Portugal, ya que los fans del Oporto lo adoran y se muestran encantados de que haya convertido el problema de salud que él mismo padeció en el ‘leit motiv’ de su renovada línea de inversiones. Mientras tanto, Sara Carbonero sigue con su proceso de recuperación posterior a las sesiones de quimioterapia para combatir el cáncer de ovarios que sufre. Con el sosiego de las olas de fondo y su retorno a Mediaset paralizado por la onda expansiva del virus, concentra sus esfuerzos en potenciar el desarrollo de Slow Love, la web de ropa y accesorios con estilo que lleva su marca desde hace cinco años. Tanto es así que han organizado una venta online con descuentos especiales para conmemorar el aniversario.

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