lunes, 18 de mayo de 2020

Comunidad de Madrid: el frágil equilibrio de un Gobierno donde «no hay relación ninguna»

Bajan revueltas las aguas en el Gobierno regional madrileño.Los dos partidos que forman la coalición de Gobierno, PP y Cs, llevan nueve meses conviviendo y lo que en un principio eran ligeras tiranteces, se han convertido en tensiones que amenazan con romper la cuerda. En Ciudadanos guardan las formas externamente, pero en el PPya no disimulan el malestar. Fuentes populares y de la formación naranja coinciden en asegurar a ABC que «ahora, entre PPy Cs no hay relación ninguna: son dos partidos que se sientan en la misma mesa sólo una vez por semana, en el consejo de Gobierno». La aritmética electoral obligó a PP y Cs a aliarse. Y no fue un acuerdo fácil, entre otras cosas porque había un tercero en discordia, Vox, tan necesario por ambos como repudiado por los naranjas. El Gobierno comenzó sometido a esa presión, que se ha ido agigantando a medida que pasaban los días. Hasta el punto de ver enfrentamientos directos y públicos ya en los dos últimos plenos: el portavoz de Cs, César Zafra, discutiendo con el consejero de Hacienda, Javier Fernández-Lasquetty, sobre la conveniencia de llegar a un pacto con el PSOE para la recuperación post-Covid, fue uno. La presidenta Díaz Ayuso anunciando una investigación interna sobre la presunta filtración de un falso contrato que involucra a uno de sus consejeros, en este caso uno de Cs, ha sido el último. De momento. Cuesta trabajo entender porqué la coalición PP-Cs, que está funcionando de forma razonable en otras administraciones –Castilla y León, Murcia, Andalucía, o incluso en el Ayuntamiento madrileño– no cuaja en la región. Portavoces de Ciudadanos aseguran que es porque «Ayuso no entiende que es un gobierno de colaboración, no de sumisión». En el PPdeslizan: «Nosotros funcionamos igual; lo mismo son ellos los que actúan diferente». Los populares, con 25 años consecutivos de gobiernos en la región, apenas llevan meses interiorizando un ejecutivo de coalición. En la anterior legislatura, la presidenta Cristina Cifuentes se vio obligada a pactar –y «fue capaz de hacerlo», recuerdan los naranjas– asuntos como los presupuestos con Cs, y ya entonces conoció las amarguras de la relación con tan escurridizo socio. Ahora, Díaz Ayuso comparte con ellos el gobierno. Y los conflictos se han repetido sin tregua. Manos negras Ha habido choques muy serios, como los de la comisión de Avalmadrid, la relación con Telemadrid o el último relacionado con el apartahotel donde vive la presidenta desde el inicio de la crisis sanitaria, en el que el PP ha señalado directamente a Cs como inductor o «mano negra». También ha habido roces diarios por cuestiones de protagonismo mediático que han ido encizañando la relación. Desde el PPseñalan también a terceros en discordia: las «cuñas» que podría estar introduciendo el PSOE para distanciarlos, como esa reiterada invitación al pacto. Aseguran que en el fondo «y más allá de historias, la coalición sí que está funcionando». Pero reconocen que el momento «es muy complicado»: «la oposición está pasándole la mano por el lomo a Ciudadanos, están enredando». Y ahí el PP no se mueve ni un centímetro: «El pacto con el PSOE no lo vemos, cuando están echando basura todos los días sobre Ayuso». Defiende un veterano dirigente popular que detrás de tanta agresividad está el intento de desacreditar unas políticas que están siendo bien recibidas por los ciudadanos, sobre todo durante la crisis: «Ahí están las encuestas», recuerdan, donde elPP incrementaría sensiblemente sus resultados en Madrid de haber ahora elecciones autonómicas. «En Madrid se ha actuado antes, llegan diez aviones con material, se regalan unas mascarillas que se dice por la oposición que son demasiado buenas... Y encima las encuestas dicen que duplicamos los votos». De ahí los ataques furibundos, que han convertido el tablero político entre la Comunidad y el Gobierno Central en una cancha de tenis donde todas las bolas se devuelven. , aseguran fuentes cercanas a la presidenta. Hay quien opina en el«Es que la oposición está en Moncloa» partido que también contribuye a ello que «Ayuso es de la escuela de Esperanza Aguirre: ni una ofensa sin respuesta». «No hay cacerías» En la formación naranja piden «no ver fantasmas» donde no los hay, y se desmarcan del asunto del falso contrato del Room Mate que ha desatado la polémica sobre el apartahotel: «Se trata de un error humano, no de ninguna cacería». Aunque oficialmente defienden siempre que el Gobierno de coalición «funciona», en privado reconocen que la piedra en la que tropiezan una y otra vez es «Ayuso; quiere que Ignacio esté sometido». «Entre Ayuso y Aguado hay una desconfianza absoluta. No quieren romper, pero la relación es inexistente», aseguran fuentes políticas Citan agravios y rencillas, aunque reconocen también que ellos no son socios fáciles: «Somos revoltosos, pero sabemos dónde están los límites; ella tiene que entenderlo», apuntan. La presidenta es, indican, el centro del problema, porque «quiere ser un icono, la estrella de la lucha contra Pedro Sánchez, y el resto le es indiferente.No habla con nadie, sólo con su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez». También los naranjas son conscientes de las intromisiones de terceras fuerzas en la relación PP-Cs: Vox tensa la cuerda por un lado, pero sobre todo el PSOE intenta «malmeter». Ahora surgen las invitaciones al pacto, al que Ciudadanos cree que «nos podríamos sumar en algunos aspectos», como reducir burocracia en la renta mínima de integración; pero «subir impuestos, no; y cargarse el Gobierno, nunca». En las filas naranjas afirman que «entre los que nos llevamos bien de los dos partidos, intentamos frenar» esa sucesión de tropiezos, «pero luego sale ella y dice cosas como que la D de Covid es de diciembre», lamentan. Pero más allá de la oficialidad, hay políticos populares con años de experiencia y mucho visto en Madrid que observan los acontecimientos desde una perspectiva más descarnada. Algunos de ellos comentan a ABC que «en la actualidad, entre el PPy Cs no hay relación ninguna. Hay una desconfianza absoluta entre Ayuso y Aguado. No quieren romper, pero la relación es inexistente». Hasta el punto de que, recuerdan, en el último pleno «la presidenta, delante de su socio, le acusa, estando allí de cuerpo presente el afectado». Así se interpretó la apelación a que «lo único extraño» en el asunto del apartahotel era el contrato mutante que apareció y desapareció, y sobre el que la presidenta anunció una investigación interna. Que piensa llevar hasta el final porque, como ha dicho Díaz Ayuso ante los medios, el asunto «es gravísimo, y es un delito hacer esto» Semanas malas La situación, aseguran estos veteranos, está «extremadamente revuelta». Creen que las dos últimas semanas le han «hecho mucho daño» a la presidenta. El asunto del apartahotel, afirman, va a suponerle un serio quebranto porque «no se puede decir de un alojamiento de 400 metros cuadrados que es algo “digno”, en este contexto de crisis económica. ¿Es que la mayoría vivimos en lugares indignos?». Insisten en que, «con el precedente de Cifuentes», este asunto es «una frivolidad que no se entiende». La confrontación continua con el Gobierno Central tampoco la consideran acertada, porque «el PSOE, que está recibiendo todos los días, va a atacarla por tierra, mar y aire». Creen que la dirección nacional del partido «va a un cierre de filas absoluto con ella», entre otras cosas «porque no queda otra: si el Gobierno de Ayuso falla, el PP pierde todo su crédito». Odiosas comparaciones No terminan de entender la mala relación entre los socios de Gobierno. «Todo el mundo compara con lo que está pasando entre el alcalde José Luis Martínez-Almeida y la vicealcaldesa Begoña Villacís». Recuerdan que «ella es una persona con un ego que no le cabe, y Almeida ha sabido llevarla. No se entiende que en la Comunidad no pueda ser igual», máxime cuando «Aguado no tiene el potencial mediático de Villacís, aunque ahora lo va ganando». Sobre la posibilidad de una moción de censura contra Díaz Ayuso, estiman que «es posible que algún grupo de izquierda lo ponga sobre la mesa, sobre todo para que Ciudadanos se posicione». Pero advierten: «En todas las jugadas, Aguado quiere ser el presidente»; y «según el acuerdo que firmó en Madrid, si Ayuso se va por algún motivo, él será el presidente. Sin necesidad de moción». En Cs aseguran que no desean el escenario de la moción de censura:«Lo ideal es que no pase; es el momento de seguir, de levantar esto, que no es ninguna broma».

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