Las partidas de ajedrez se ganan a menudo en la cocina, el laboratorio donde se preparan las ideas y las trampas en las que, si hay suerte, cae luego el rival. Por eso, se dice que un jugador ha colocado una 'receta' cuando logra sorprender a su rival con una de esas líneas. Por desgracia para los grandes maestros, tanta preparación se puede echar luego a perder en la mesa. El ajedrez es un deporte de equipo, pero ante el tablero el gran maestro está solo. El moscovita Vladimir Chuchelov, ahora ciudadano belga y entrenador de Fabiano Caruana, no disimuló su enfado con el estadounidense cuando este no terminó de ejecutar toda la línea que habían analizado juntos el día anterior. Pudo ser un error de memoria del americano, pero también pudo ocurrir que le entraran las dudas en el último momento. A la hora de la verdad, todos los ayudantes y ordenadores del mundo no son nada. «Creía que ganaba», confesó Caruana sobre la alternativa que eligió. Se le escapó un detalle, sin embargo, y terminó haciendo tablas en la partida más importante de la novena jornada del torneo de Candidatos. Sigue a un punto de Ian Nepomniachtchi, a falta de cinco partidas. Chuchelov estaba realmente afectado por lo ocurrido y, mientras Caruana pasaba el control antidopaje aleatorio (al igual que Nepo), expresó su disgusto por la oportunidad perdida. «En el top mundial no se pueden hacer esos regalos», declaró entre bastidores uno de los entrenadores más prestigiosos del mundo, que también ha trabajado para estrellas como Anish Giri, Vidit Gujrathi, la excampeona del mundo Hou Yifan e incluso Teimour Radjabov, uno de los rivales de Caruana en Madrid. Parecía un padre a punto de echarle una bronca a su hijo. Fabiano Caruana, solo ante el tablero - FIDE / Stev Bonhage Más calmado, Chuchelov añadió que «el ajedrez es un juego donde el error ocurre y lo tienes que asumir». Hoy, jornada de descanso, prepararán la partida de mañana y, si acaban pronto, puede incluso que vayan al cine. Nervios en el equipo ruso En el otro bando, el también ruso Nikita Vitiukov admitió que estaba «muy nervioso» durante la partida, especialmente en el momento crítico, cuando vio que Nepomniachtchi estaba fuera de su preparación. El propio jugador confesó: «Tuve que ponerme a pensar por mí mismo en una posición desagradable», al fin y al cabo lo que se espera de un gran maestro. También reconoció que si Caruana hubiera acertado con toda la línea, habría sufrido aún más. El otro estadounidense, Hikaru Nakamura, que había hecho el 'trabajo sucio' la jornada anterior al derrotar a su compatriota, perdió casi todas las opciones recién ganadas cuando cayó derrotado contra el azerbaiyano Teimour Radjabov. Este llevaba tres años (dos de ellos de pandemia) sin ganar una partida de ajedrez clásico, pero logró estrenarse en el casillero. En general, fue una jornada muy movida y estimulante para los grandes maestros más 'deprimidos', que aún no habían logrado ninguna victoria en el torneo de Candidatos. El chino Ding Liren y el francés Alireza Firouzja también ganaron sus respectivas partidas, contra el polaco Jan-Krzysztof Duda y el húngaro Richard Rapport. Pese a lo ocurrido ayer en el Palacio de Santoña, las tablas entre el ruso y el americano no liquidan la emoción por completo. Un solo punto es remontable en cinco rondas, sobre todo si a Nepo se le termina la suerte. En caso de empate final entre los líderes, se celebrarían partidas rápidas para decidir al ganador, una novedad que se incorpora en este torneo. El título en Madrid sigue siendo una carrera entre dos, aunque Nakamura y Ding Liren todavía podrían dar la sorpresa. El resto necesitan un milagro. En todo caso, los rezagados que aspiren a algo deberán arriesgar en las próximas jornadas, ya que el premio importante en el torneo de Candidatos no es el económico. Solo el ganador importa, ya que se convertirá en el próximo retador del campeón del mundo, Magnus Carlsen, que sigue observando las partidas desde su trono con cierta superioridad.De Deportes https://ift.tt/e6NPt1X
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