jueves, 23 de junio de 2022

La colecta de un campeón de España para poder volver a jugar al golf

El nombre de Carlos Balmaseda (50) es todo un clásico en el golf nacional. A pesar de no haber destacado mucho en el extranjero (tan solo triunfos menores en Eslovenia y Dubái), se ha labrado una gran reputación como jugador profesional y, de hecho, ha sido campeón de España en todas las categorías posibles. La última de ellas, la de mayores de 50 años. «Cumplí la edad el 4 de diciembre pasado y diez días después se jugó el campeonato de España sénior, que conseguí. Ya me he quitado un peso de encima, porque era el que me faltaba en mi palmarés», comenta. Sin embargo, no deja de ser curioso que pueda vivir de los torneos sin apenas logros internacionales. El madrileño explica cómo. «Pues ganando campeonatos de España, que al final del año me han tapado los agujeros; con algún torneo nacional o dos, y con los patrocinios, he podido más o menos mantener la carrera longeva. Obviamente, llevamos ocho o diez años muy malos, con pocas pruebas y poco dinero y eso se acaba notando en la economía de todo el mundo. Son épocas malas que he tenido que compensar con alguna clase para poder comer y con mucho tesón, muchas ganas, mucha ilusión y así hasta cumplir tres décadas de carrera». No es muy habitual su caso, porque por norma, cuando el golfista ve que pasa el tiempo y no triunfa en los circuitos opta por otras salidas alternativas. «Suele ser así y normalmente se dedican al mundo de la enseñanza para buscar una seguridad mensual con menos estrés. Pero a mí lo que me llena es competir. Creo que esa es la base para seguir buscándome la vida», reconoce el maestro del Club de Campo. Buscarse la vida Es curioso escucharlo tan ilusionado, porque parece que cuando uno cumple años podría estar acercándose al final de una carrera. Sin embargo, él lo está viviendo al revés, como una nueva oportunidad en su trayectoria: «Desde que tenía 48 años ya estaba deseando cumplir los 50; de hecho, ya entonces empecé a preparar mi etapa sénior. Veía a los compañeros de mi edad y me sentía competitivo. Hace poco, en febrero, superé a Michael Campbell, ganador del Open USA, y a otros jugadores importantes como Santi Luna o Miguel Ángel Martín en el Legend Store. Si les he ganado a ellos, creo que puedo ganar torneos de los circuitos séniores europeo y americano», argumenta con seguridad. Lo que pasa es que eso ya son palabras mayores. En ambos ‘tours’ desembocan las grandes figuras de todo el planeta y el nivel es muy elevado. De hecho, para acceder a ellos hay que superar unas escuelas que se empiezan a jugar después del verano. «Yo voy a intentar clasificarme para los dos. Obviamente en el americano los torneos tienen dos millones de dólares en premios y en Europa son 200.000 euros, por lo que el objetivo principal está claro cuál es, aunque voy a intentar compaginar las dos opciones», analiza. Para eso va a tener que hacer muchos viajes, estancias quizás de un mes en Estados Unidos, y eso disparará sus costes sin la garantía de recibir nada a cambio. «Está claro. El año pasado me planteé hacerlo sin ayuda de patrocinadores, pero eso suponía hipotecar el año entero. Alguien me dijo que por qué no creaba un ‘crowfunding’, pues soy un tipo con muchos amigos y la gente me quiere mucho. Afortunadamente, hasta ahora llevo recaudados 6.025 euros en tres meses. Estoy cerca de la mitad de lo que necesito para las primeras inscripciones, así que vamos por el buen camino», afirma. Devolver lo recaudado Aunque la escuela del Champions Tour se jugará en noviembre, la inscripción deberá realizarla en agosto. «Todavía tengo tiempo y estoy animado. Si lo piensas bien solo necesito que ciento y pico personas pongan cien euros cada una. He tenido incluso algunas donaciones importantes, como la de una alumna que me ha dado mil y eso me ha hecho pensar que debo corresponder a todos los donantes. Por supuesto que si consigo mi objetivo y empiezo a tener ingresos devolveré todo lo aportado, pero además, los que me den más de 200 recibirán un guante firmado como recuerdo de esta aventura», indica quien sabe mucho de estrategias de venta. Como soñar es gratis, Carlos ya tiene imaginado su día a día americano. «Esto es como una oposición. Lo primero es ir a la escuela, que cuenta con las previas y una final en la que solo hay cinco plazas directas disponibles. Luego, hasta el puesto 30 puedes jugar las clasificatorias de los lunes, pero para eso tienes que estar viviendo allí, con lo que los gastos se incrementan mucho más. Mas lo que está claro es que si me quedo aquí en casa no lo voy a conseguir nunca», afirma.

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