Tres horas de reunión en el Palacio de La Moncloa y ni un solo acuerdo económico para paliar los efectos de la crisis económica y la subida de precios sobre las familias. Alberto Núñez Feijóo salió decepcionado de este primer encuentro con Pedro Sánchez, que tenía otras prioridades para hablar con el recién elegido presidente del PP. Una de sus principales preocupaciones, a la vista de cómo transcurrió la larga conversación, fue la renovación del órgano de gobierno de los jueces, el Consejo General del Poder Judicial. Feijóo aceptó retomar las conversaciones lo antes posible en ese asunto clave para los intereses del presidente del Gobierno. La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, eso sí, precisó después que Sánchez no tiene ningún interés en reformar el sistema de elección de los jueces, como defiende el PP, un asunto que remitió al ámbito parlamentario. Sánchez convocó a Feijóo a La Moncloa a través de un SMS el sábado pasado, en cuanto los populares le eligieron presidente del PP. Pero no le dijo para qué quería verle. Feijóo se enteró ayer por la prensa, antes de acudir a La Moncloa, del 'orden del día' que había preparado Sánchez, algo que causó malestar en el entorno del líder gallego, quien lo considera una descortesía. La reunión, pues, no empezó con buen pie. Pese a ello, el saludo a la puerta del Palacio de La Moncloa fue respetuoso y cordial. Feijóo quiere normalizar la relación y el diálogo con el presidente del Gobierno, una comunicación que ha estado rota durante el mandato de Pablo Casado al frente del PP. «El contador está a cero», afirmó ayer Feijóo, dispuesto a tratar los temas de Estado desde el principio con Sánchez, sin prejuicios y con ánimo de hablar. Con esa actitud, Feijóo volvió a darse un baño de realidad en La Moncloa. Ya se lo dio cuando en la Conferencia de Presidentes de La Palma acordó con Sánchez una bajada de impuestos, que nunca se cumplió, o cuando vio cómo Sánchez daba un volantazo en la posición de España sobre el Sahara sin consultar a nadie en el Congreso ni al principal partido de la oposición. Ayer, el presidente del PP llegó puntual a La Moncloa con una carpeta donde llevaba todas sus propuestas para «reactivar la economía» y con ayudas a las familias y los trabajadores ante la galopante subida de precios que están sufriendo. Una de sus medidas estrellas era la rebaja del IRPF, para aliviar el peso a las rentas bajas y medias. Al presidente del Gobierno le interesó poco o nada el plan de Feijóo. Apenas le escuchó. De las tres horas de la reunión, solo dedicó a conocer la propuesta del PP los 10 minutos finales, según fuentes próximas a Feijóo. El desprecio fue evidente. No mostró ninguna intención de aprobar, estudiar o acordar una sola de sus medidas económicas. Lo de bajar impuestos no entra en sus planes, según dejó claro. Más tarde, cuando compareció ante los medios de comunicación en la sala de prensa (la sala grande que solo se reserva al líder de la oposición, ni siquiera a los presidentes autonómicos) Feijóo lamentó que a pesar de que la reunión había sido cordial, no podía dar buenas noticias a las familias, ya que no habrá rebajas de impuestos ni otro tipo de medidas para paliar los efectos de la crisis. Solo queda el decreto-ley que aprobó el Gobierno y que Sánchez no piensa tocar, según dejó claro ayer. Para su convalidación le bastan sus socios y no necesita al PP. «No buscó ni pidió nuestro voto afirmativo, no le interesa ni lo necesita», aseguraron en el equipo de Feijóo. Así, los populares descartan que puedan votar a favor del decreto-ley, aunque no han decidido si votarán en contra o al menos se abstendrán, ya que, como reconoció Feijóo, sí contiene medidas interesantes que favorecen a los ciudadanos, aunque sean «insuficientes». Sánchez tenía otras prioridades para esa larga conversación de tres horas. Con Pablo Casado, en su primera reunión de La Moncloa, apenas un mes después de ser investido presidente del Gobierno, estuvo hablando una hora y media, con cero acuerdos. Ayer, Sánchez quería hablar de política exterior y, sobre todo, de la renovación de los jueces en el CGPJ. Sobre política exterior, Sánchez reconoció que se había podido equivocar al no informar de forma previa a los grupos del Congreso del giro dado en el Sahara. Feijóo no ocultó su malestar. Aseguró que el presidente tiene el apoyo de su partido en la guerra de Ucrania, pero respecto al Sahara advirtió de que no podía compartir la decisión del Gobierno y exigió transparencia y comunicación en el futuro. En relación con el CGPJ, Feijóo acudió sin exigencias prefijadas. Para Casado era imprescindible una reforma legal previa, que permitiera a los jueces elegir a los jueces, y reforzar así la independencia judicial. El nuevo presidente del PP defiende ese cambio de modelo, pero evitó ponerlo como condición ineludible. Aseguró, casi triunfante, que había decidido junto a Sánchez retomar las conversaciones cuanto antes, aunque primero quiere hablar con las personas que han llevado hasta ahora la negociación para conocer a fondo cómo está la situación. Al terminar la reunión, las sensaciones en la nueva cúpula del PP eran contradictorias. Por un lado, presumen de normalizar la relación y el diálogo con el Gobierno, algo que ven imprescindible para buscar un entendimientos en asuntos de Estado, que siguen sin descartar, a pesar de que Feijóo ha podido ver ya en primera persona cómo se las gasta Sánchez. Feijóo pretende mantener ese trato cordial, respetuoso y fluido con el presidente del Gobierno. Pero al mismo tiempo el recelo existe. La ausencia de un solo principio de acuerdo en tres horas de reunión, el nulo interés mostrado por Sánchez para estudiar las medidas propuestas por Feijóo y el rechazo a cumplir el compromiso que cerraron en La Palma alimenta la desconfianza, pero el nuevo PP quiere creer que sigue siendo posible hacer una política de Estado en España. Sánchez: «Más incógnitas» El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, salió de la reunión «con más incógnitas que certezas», según trasladó poco después a los periodistas en una conversación informal en el avión del Ejército del Aire que le trasladó a Marruecos, donde se reunirá con el rey Mohamed VI. «Ha sido una reunión cordial y amable pero ha concretado poco», dijo Sánchez, quien afirmó que a Feijóo «le falta aún aterrizar en los temas». Sobre un posible acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el presidente del Gobierno se mostró algo optimista: «No me ha dicho que no, pero no lo sé», informa Esteban Villarej o. En todo momento, el jefe del Ejecutivo trasladó su impresión de que Feijóo pretende confrontar en el terreno económico. Defendió que la deflactación aplicada al IRPF que solicita el líder de los populares es una medida que no se está planteando en ningún gobierno europeo. Y reclamó al PP, ahí sí, que apoye su paquete económico por la crisis de la guerra de Ucrania pues «no se puede estar en contra de ayudas directas a los sectores que se están viendo afectados». Según Sánchez, no ha recibido respuesta del nuevo líder del PP sobre un posible voto favorable de los populares en este apartado. El choque entre el Gobierno y el primer partido de la oposición, aun en un ambiente «cordial», se vislumbró con claridad. Incluso cuando Feijóo recriminó al Ejecutivo haber abusado de la figura del decreto para gobernar, algo que Isabel Rodríguez justificó por la «excepcionalidad» del tiempo que le ha tocado vivir, dijo, al Gobierno.
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