
Esta es la historia de un monumento con muy mala suerte. Se trata del grupo escultórico La Gloria y los Pegasos, una impactante Victoria acompañada por unos impresionantes caballos alados, a los que les ha pasado de todo: cambio de ubicación, de material, amputación de partes porque no cabían por los túneles, reinstalación, divorcio y arrinconamiento durante años en un almacén municipal. Primero fueron construidos en mármol de Carrara e izados al ático de la fachada del entonces Ministerio de Fomento, situado frente a la estación de Atocha. Y luego tuvieron que sustituirse por réplicas en bronce porque el peso excesivo -más de 50 toneladas- hacía peligrar el conjunto. Los Pegasos acabaron, sin Gloria -alegórica y literalmente- en la plaza madrileña...
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