jueves, 3 de febrero de 2022

El parking de Santo Domingo, el retorno de un gigante bajo tierra

Esta es la historia tormentosa de un mastodonte de hormigón. El parking de Santo Domingo, el primer aparcamiento público de España, nació en 1959 bajo el mandato del alcalde designado entonces por Franco, el conde de Mayalde. Fue una estructura pionera en la época, un enorme piano de cola de cemento rodeado por balcones castizos de baja altura a un costado de la Gran Vía, que a principios del milenio desapareció. Este verano, el gigante que ha permanecido escondido bajo tierra reabrirá sus puertas. El Gobierno de José Luis Martínez-Almeida desbloqueó el proyecto olvidado hace casi dos décadas, la reforma integral del aparcamiento subterráneo de la plaza de Santo Domingo que culminó el pasado noviembre. Las obras se congelaron durante el mandato del popular Alberto Ruiz Gallardón, que llegó al Palacio de Cibeles con una promesa electoral: la demolición parcial de la mole de cinco plantas, tres de ellas sobre rasante, que contenía 567 plazas de aparcamiento. Los primeros visos de una tendencia urbanística que continúa hoy y que se ha afanado en borrar las engorrosas infraestructuras, como los ‘scalextric’ , que proliferaron en la ciudad en el siglo XX. El parking, tras sufrir sendas ampliaciones en 1967 y 1979, cerró en 2005. Gallardón tardó dos años (entre 2003 y 2005) en emprender el proyecto, el tiempo de negociaciones con la empresa dueña del edificio, reacia a la clausura por las previsibles pérdidas millonarias. Hasta que el consistorio dio un golpe sobre la mesa y expropió el inmueble, aunque luego pagaría una indemnización de 12,3 millones de euros. La metamorfosis, que costó unos 7 millones, culminó en 2006. La constructora Sando tiró en menos de seis semanas las tres plantas que dejaban ver la sucesión de coches estacionados al más puro estilo ‘A todo gas: Tokyo Race’. Su derribo resultó en un solar de 3.500 metros cuadrados y una plaza escalonada y ajardinada . La plaza de Santo Domingo, reformada e inaugurada en abril de 2007 - SIGEFREDO CAMARERO Aluminosis y olvido La parte complicada, reconvertir el pedazo del subsuelo en un aparcamiento de 366 plazas, se torció. Los técnicos de Urbanismo se toparon con unas entrañas que padecían aluminosis (la fiebre del hormigón), comprometían la estructura y obligaban a reformarla desde cero. Gallardón pospuso la apertura de lo que teóricamente iba a ser un espacio solo para residentes, con plazas que saldrían a la venta por un precio medio de 18.000 euros. Sin embargo, en 2009, el concurso público para la adjudicación de la construcción y explotación quedó desierto y el parking cayó en el olvido. Un agujero inservible durante 17 años. El PSOE rescató el proyecto en 2017, cuando propuso en el Pleno de la Junta de Distrito de Centro invertir 120.000 euros en la inspección de la estructura, y la anterior alcaldesa, Manuela Carmena, aprobó la reforma integral, que no se licitó hasta el mandato actual. Aunque ambos gobiernos apostaron por la resurrección del aparcamiento, Carmena planeaba su gestión pública, mientras que Martínez-Almeida lo cederá durante 20 años a una empresa privada por un valor de 28,47 millones de euros más IVA. Las nuevas tripas de Santo Domingo, que han costado 3,89 millones a las arcas municipales, cuentan con 320 plazas repartidas en tres plantas de 10.300 metros cuadrados. El parking será de uso mixto y algo más de un cuarto de los huecos estarán reservados a los residentes, 71 para turismos y 16 para motos. En los próximos meses el Ayuntamiento abrirá la lista de abonados. El próximo verano renacerá el longevo coloso.

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