
Dicen que Novak Djokovic empezó dando pelotazos en la pared del búnker en el que se refugiaba de pequeño en su Serbia natal. Cuando comenzó a escalar en el mundo del tenis profesional su estilo volcánico en la pista se reflejó también en su mal perder y era habitual verle terminar un partido preso de la rabia si las cosas no habían salido como él esperaba. En 2012 pasó algo en su vida que le transformó para siempre: cada vez le iba mejor en el mundo del tenis y abrazaba a sus adversarios cuando finalizaba un partido, incluso llegó a posar ante las cámaras con una cartulina con forma de corazón y el mensaje «Amor y paz». El serbio iracundo...
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