viernes, 21 de enero de 2022

La pesadilla sin final de Ansu

El barcelonismo se encuentra sumido en la depresión más absoluta, sin objetivos ambiciosos ya en el mes de enero, embargados por el pesimismo que rodea a la situación extradeportiva y preocupados por la gravedad de su jugador franquicia. Ansu Fati era el soplo de aire fresco capaz de ventilar el hedor del miedo que supuso la salida de Leo Messi, un futbolista que ha sido capaz de tapar todas las carencias del equipo azulgrana. Al Barça le daba para defenderse en los torneos nacionales, ganar Copas del Rey y alguna Liga, pero en Europa quedaban al desnudo sus débiles costuras. Las debacles ante la Juventus, la Roma y el Liverpool, la humillación ante el Bayern (2-8) y la pronta eliminación esta temporada en la fase de grupos son la constatación de una plantilla en total decadencia, abocado a la reconstrucción. A la inesperada recaída de Ansu Fati, que ha seguido un prudente plan de recuperación, se le suma la extraña situación de Dembélé, condenado a buscarse una salida inmediata y a no enfundarse más la camiseta azulgrana. De una tacada ha perdido el Barcelona a sus dos mejores futbolistas. El francés (costó 135 millones y solo ha disputado 129 partidos oficiales) fue descabalgado de la convocatoria de Copa y el internacional español se resintió de su lesión muscular. Un contratiempo que podría tenerle un mínimo de dos meses de baja. Tras exhaustivas pruebas, el club confirmó la lesión en el tendón proximal del bíceps femoral de la pierna izquierda, un pronóstico peor al inicial, y explicó que en los próximos días se decidirá el tratamiento a seguir, aunque no se descarta el quirófano. Es una lesión similar a la que sufrió Dembélé y que le tuvo cuatro meses de baja tras ser intervenido quirúrgicamente. El calvario del delantero Está viviendo un auténtico calvario Ansu Fati, que había estado dos largos meses de baja tras lesionarse en el muslo en Vigo el pasado 6 de noviembre y alargó su reaparición para evitar una recaída. Regresó la semana pasada ante el Real Madrid. Veinticinco minutos y un gol. Pero su frágil musculatura no soportó el jueves la prórroga ante el Athletic y se resintió a pesar de llevar solo media hora sobre el terreno de juego. Se entienden las lágrimas de Fati al retirarse porque su historial médico es más amplio que su palmarés. Lesionado ante el Betis en noviembre de 2020 tras una entrada de Mendi (rotura del menisco interno de la rodilla izquierda), tuvo que pasar cuatro veces por el quirófano y quedarse sin jugar más de diez meses. Para calibrar la dimensión de su desgracia solo hay que ver que únicamente ha podido participar en 10 partidos de los 73 que ha disputado el Barcelona (un 14 por ciento) desde que se rompiera el menisco. Tanto Ronald Koeman como Xavi Hernández esperaban con impaciencia la recuperación de Ansu Fati, el heredero del ‘10’ de Messi, el icono con el que volver a dominar en el terreno de juego y atraer patrocinadores con los que remediar la desnutrida situación económica de la entidad. El retorno de Xavi al Camp Nou para imprimir ese ADN cruyffista-guardiolista tan añorado se antojaba como la antesala al resurgir del club. «Ya estamos de vuelta», clamaba Laporta y anteponía el orgullo a la victoria tras perder ante el Real Madrid en la Supercopa. Decidido a satisfacer todas las peticiones del técnico, el presidente no escatimó en gastos, le fichó a Ferran y prometió a Haaland. Se frotaba las manos el entrenador, que imaginaba reemprender la temporada con una delantera formada por Ferran, Dembélé y Ansu Fati. Un tridente con el que ganar la Europa League, la Copa y escalar puestos en la Liga. Pero se ha despertado sin poder saborearlo. Vuelve Fati a las profundidades del túnel tras vislumbrar brevemente la luz. Enseguida se dio cuenta de la gravedad de la situación cuando, en una acción defensiva, persiguiendo a un rival, notó un pinchazo. Otra vez. Su hermano Brahima, que estaba en la grada, bajó enseguida al vestuario para consolarle. La confirmación de su recaída fue un duro varapalo para el futbolista pero también para sus compañeros, a los que afectó el abatimiento que habían presenciado en el campo. Incluso los técnicos y médicos se sintieron apesadumbrados porque Fati se lesiona a pesar de la prudencia con la que se afrontó su reaparición. Abatido en el viaje de vuelta Preocupantes fueron las sensaciones cuando el equipo llegó al aeropuerto de Bilbao y Fati bajó del autocar cojeando y mostrando problemas para andar. Fuentes del equipo azulgrana han explicado a ABC que el delantero estuvo muy afectado y abatido durante el viaje de regreso. El club no descarta la ayuda de un psicólogo, siempre que el futbolista lo acepte, para trabajar su estado anímico durante las próximas semanas.

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