sábado, 15 de enero de 2022

La fractura que deja Djokovic

Poco se ha hablado de tenis durante las dos últimas semanas a pesar de que en la madrugada de este lunes (hora española) comenzará el Abierto de Australia, un torneo empañado esta edición por el caso Djokovic, que ha cambiado las pistas por tribunales y los puntos por retenciones. Una situación que no agrada y que mancha, en cierta medida, el aura impecable que ha rodeado históricamente al Grand Slam australiano. Hace un año, fue uno de los primeros grandes eventos tenísticos que contó con público tras las restricciones por el Covid, sin mascarillas ni distancia de seguridad, y que ofreció a los jugadores un atisbo de normalidad. Según algunos deportistas, las burbujas a las que tuvieron que enfrentarse fueron duras, pero sí hubo alegría generalizada por la vuelta de los grandes torneos a un circuito casi normal. En 2022, el caso Djokovic vuelve a poner nubes bajo el sol australiano, toda vez que las decisiones legales sobre la estancia o no del serbio en el país han alargado un debate entre lo político y lo sanitario que enturbia el regreso de las grandes raquetas al escenario. «Respeto de verdad a Djokovic, incluso si no estoy de acuerdo con muchas de las cosas que ha hecho en estas dos semanas. Es uno de los mejores jugadores de la historia, sin ninguna duda. Pero el Abierto de Australia es mucho más importante que cualquier jugador. Si finalmente juega, estupendo. Si no, el Abierto de Australia será un gran Abierto de Australia, con él o sin él. Ningún tenista está por encima de ningún evento. Ni Djokovic, ni Federer, ni yo ni McEnroe. Nadie es más importante que el tenis», afirmó ayer Rafa Nadal, que el martes debutará en Melbourne Park contra Marcos Giron. Esta pasada madrugada en España, tres jueces debían decidir si el serbio era finalmente deportado, como pretendía el Gobierno australiano, por no estar vacunado. Hartazgo en el circuito Las palabra de Nadal eran un intento por zanjar asuntos extradeportivos que han eclipsado momentos deportivos estelares, como su primer título tras el parón de seis meses por la lesión en el pie o la primera final alcanzada por Andy Murray en las Antípodas desde hace tres años llenos de lesiones y hasta una retirada. «¿Nadie me va a preguntar por el partido?», dijo el escocés ante los medios antes de levantarse de la sala. También Stefanos Tsitsipas admitió que estaba ya cansado del tema: «No se ha hablado de otra cosa desde hace dos semanas». Ante todo el revuelo, el planeta tenis seguía dividido en las horas previas al inicio del torneo. Para Alexander Zverev, la situación del serbio resulta «injusta»: «No creo que viajara hasta aquí si no pensara que podría jugar, teniendo la autorización para estar en el país. El Gobierno australiano y el de Victoria deberían haber sido más claros en qué es lo que estaba pasando. Creo que no es justo hacer venir a una persona y no jugar el torneo». También Nick Kyrgios mostró su inclinación hacia el serbio: «Alex Hawke [ministro de Inmigración] dijo que es una amenaza a nuestras fronteras. No lo es. Ahora mismo, es como si fuera un arma de destrucción masiva. Está aquí para jugar al tenis, no molesta a nadie. Entiendo el enfado por no estar vacunado y recibir una exención médica, pero si lo miras con detalle, tiene toda la documentación. A nivel personal, necesita el apoyo de los jugadores», indicó antes de recriminar la posición de Murray o de Nadal: «¿Dónde está vuestro apoyo a Novak? Imaginaos cómo se siente». Pablo Carreño, por el contrario, fue más directo: «Una de las normas principales es estar vacunado. Si no estás vacunado no puedes venir. Cada uno es libre de hacer lo que pueda, pero estos líos no son buenos para el tenis. Prefiero hablar de otras cosas y no si a Novak le van a dejar jugar o si van a cambiar los partidos del sorteo».

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