jueves, 6 de enero de 2022

Historias de Filomena: Un año de la gran nevada de Madrid

Si los camiones con la nieve de Filomena se hubieran puesto en fila india, habrían dejado tras de sí una caravana de Madrid a Bruselas (y se pasaría 120 kilómetros), con sus 1.250.000 kilos de copos caídos en apenas 30 horas. Arrasó 700.000 árboles de la capital; dañó 87 colegios, centros deportivos y culturales; y causó mil millones de euros de agujero económico solo en la hostelería y el comercio. Una catástrofe sin precedentes que no acabó también con un rosario de muertes porque anónimos (muchísimos) y conocidos, como el alcalde de Madrid -que tras el primer impacto de la pandemia afrontó su segundo 'tour de force' en pocos meses-, combatieron la mayor nevada en siglo y medio. El alcalde de Madrid visita a los operarios de limpiezaMartínez-Almeida: «Mi obsesión era abrir vías clave para liberar a los coches» Cuando el coche oficial de Alcaldía se atascó para subir la cuesta del cementerio de San Isidro que lleva a las instalaciones del Servicio de Limpieza Urgente (Selur) en Carabanchel, José Luis Martínez-Almeida se percató de que el temporal iba a superar todas las previsiones. «Eran las siete y media de la tarde y la situación ya era dantesca», recuerda. «Hasta 20 centímetros de nieve, como marcaba la previsión de la Agencia Española de Meteorología (Aemet), la ciudad se podía manejar, con dificultades. Pero es que llegó a los 60 centímetros», subraya sobre lo que califica como el «mayor reto logístico» al que se ha enfrentado la capital en el último siglo. «Mi obsesión era liberar las vías clave de la ciudad y llegar a todos los coches atrapados», incide el regidor que apenas «pegó el ojo» en aquellas semanas. Dani Alonso, uno de los héroes de los 4x4Dani Alonso: «Conduje durante tres días, casí ni comía» Al volante de su Toyota Land Cruiser, Dani Alonso fue uno de esos héroes de los 4x4 que acercaron a centenares de médicos y pacientes a los hospitales. Hizo, en solo tres días, 1.250 kilómetros y más de un centenar de 'servicios' por un Madrid tan nevado como bloqueado: «No parábamos. Mucha gente me decía: 'Para un rato, ve a comer o dormir'. Pero, ¿cómo iba a hacerlo? Cada vez que entraba en el grupo había cientos de personas que nos necesitaban. Llevaba agua en el coche y poco más». Fisioterapeuta de profesión, Alonso seleccionaba sus 'viajes' en función de la cercanía o la urgencia. Nunca olvidará la madrugada en la que recogió en el barrio de San Blas a una mujer a punto de dar a luz, su marido y su niña. «Eran un puntito negro en medio de la nieve. Dejamos a la niña con sus abuelos y llevé a los padres a La Paz. Allí nació Alejandra. Sus padres están muy agradecidos», relata orgulloso. «Luego llevé a sanitarios que doblaban turno de un hospital a otro, a gente a diálisis…». La silla de ruedas en la que se mueve desde los 27 años nunca fue un impedimento para realizar esta titánica tarea. A los tres días, cuando la ciudad recuperó algo de movimiento, Alonso aparcó su 4x4 tras lo que califica de «una experiencia muy positiva». La foto viral de la pareja de la A2María de la Cruz: «Localicé a la pareja de la A2 y les di su foto» «Beso en la A2. Amor en tiempos de Filomena. No sé quiénes son, pero esta foto es un poco de enmarcarla en su salón. No por bonita, sino por irrepetible. Sería bonito encontrarles para dársela». Con este mensaje publicado en Instagram, la periodista María de la Cruz, fotógrafa aficionada, emprendió la búsqueda más romántica de aquellos días de tormenta: «De forma inesperada, el mensaje se hizo viral. Una amiga de la pareja vio mi mensaje y me puso en contacto con ellos. Me escribió mucha gente, pero supe que eran los de la foto porque supieron decirme qué llevaban en la mano (unas cervezas), y eso es algo que no se aprecia en la foto». Al poco tiempo, De la Cruz quedó con los misteriosos jóvenes. «Imprimí la foto en un lienzo y se la di. Era la primera vez que quedaban después de haberlo dejado un tiempo. Es la foto de su segundo beso tras la vuelta. Eran veinteañeros que aún no vivían juntos, pero ella me dijo que si algún día compartían piso, le encantaría poder colgarla allí», relata la joven, orgullosa de que la foto supusiera un oasis de optimismo y «un soplo de aire fresco» tras un año de malas noticias. Javier Quiroga, del SamurJavier Quiroga: «Hicimos cadenas humanas para llevar neveras de sangre a los hospitales» Lleva 31 de sus 62 años en el Samur (fue socio fundador) y antes fue socorrista en la Unidad Alpina de Cruz Roja en el Puerto de Cotos. «Pero jamás había visto caer tanta nieve en tan poco tiempo. Me quedé loco», dice este jefe de división, enfermero y supervisor de guardia el día de la nevada. Esa semana estrenaron «unos 4x4 pick-up enormes, muy eficaces». «Me informaban de incidencias por todas partes: gente que dejó sus coches y se refugió bajo puentes, motoristas espantados en medio metro de nieve, echamos comida en coches. Impresionante». Hubo 235 servicios esa jornada, frente a los 400 habituales: «La gente se movió menos, pero cada aviso era un reto. Hubo muchísimas fracturas de brazos y piernas. También había que atender los casos habituales de ictus o infartos. Gente del Samur fue a trabajar con raquetas, en esquíes, haciendo esfuerzos heroicos, porque muchos son montañeros. Llevamos raciones de emergencia a los forenses del Instituto de Medicina Legal, que no tenían comida. Y con una caravana de gente que había en la calle, 20 neveras con sangre a Valdebernardo. Y luego hemoderivados y plasma al hospital Infanta Leonor porque una paciente iba a morir. La enfermera que nos recibió se puso a llorar, nos abrazaba, nos besaba». Los restos de la nevada en la M30Daniel Lara: «Saqué a un hombre congelado del coche» Este oficial de la Policía Nacional de 34 años acabó su turno de jefe de la oficina de denuncias de Ciudad Lineal y se quedó atascado en el túnel de la M-30 que sale a la carretera de Valencia. «Un operario nos quería evacuar a todos, pero le dije que eso era más peligroso. Pasamos toda la noche en el túnel. Conocí a una doctora y ambos dimos instrucciones a la gente atrapada en sus coches sobre cómo abrigarse, qué hacer con los motores...» A las 8 de la mañana caminé al Alcampo de Moratalaz a por comida, porque soy montañero y llevaba las botas de nieve. De regreso vi un vehículo totalmente sepultado en la M-30 pero con el motor puesto. Quité la nieve y vi a un hombre dentro que llevaba atrapado desde la noche anterior, doce horas. La puerta estaba congelada y la arranqué». Carlos Pérez, la víctima, «estaba casi congelado, morado, le costaba respirar». «Se había descalzado al intentar salir y le tuve que poner los zapatos. Le metí el brazo bajo el hombro, le saqué y caminé con él 800 metros hasta el túnel, pero antes de llegar se resbaló. No hablaba, estaba tieso». Orgulloso, le concedieron el Premio Valores Humanos de la Fundación Policía Española 2021 y la Medalla de Plata de la Guardia Civil con mención a la Virgen del Pilar. Fernando y Carlos, policías municipales de Centro NorteFernando y Carlos: «Salvamos a una anciana sepultada por nieve en su patio» Fernando (42 años) y Carlos (35) son binomio de la Policía Municipal desde que la academia. Estaban el 9 de enero en la Unidad de Centro Norte cuando un vecino de Chueca acudió a decirles que creía que su vecina de 73 años estaba sepultada bajo la nieve en el patio interior de su corrala: «Solo veía un bulto, así que fuimos a la carrera, con las calles, muy estrechas, impracticables, llenas de árboles caídos». Se intentaron descolgar desde el primer piso, pero era muy arriesgado. «Tiramos la puerta, porque no podíamos esperar a los bomberos ni al Samur, puesto que todo estaba colapsado. La sacamos inconsciente, no respondía a ningún estímulo, por una grave hipotermia. Llevaba muchas horas allí enterrada. La metimos en la casa y la calentamos con mantas, se quejaba del dolor. Los sanitarios no pudieron llegar hasta más de dos horas después (y lo tuvieron que hacer con palas), tiempo en el que pensamos que moriría». Los médicos dijeron que gracias a los agentes no falleció. «Este tipo de servicios son los que más nos llenan», afirman Fernando y Carlos, que recibieron la Cruz al Mérito Profesional de la Policía Municipal. Fernando Rodríguez, director de Operaciones de Metro de MadridFernando Rodríguez: «Una mujer empezó a dar a luz en el metro» Autobuses paralizados, vías de tren cortadas... Filomena imposibilitó cualquier transporte en la superficie a las pocas horas de empezar la nevada. Fernando Rodríguez, director de Operaciones de Metro de Madrid pronto se dio cuenta de que el servicio tenía que ponerse a funcionar las 24 horas para que, al menos, el personal sanitario o las fuerzas de seguridad pudieran desplazarse. Rodríguez cuenta que en la primera noche, en la que no durmió, consiguió que funcionaran 25 trenes y para el lunes ya había 280 en circulación. «Reservamos hoteles próximos a las estaciones para que los maquinistas pudieran dormir. Organizamos en unas horas todos los turnos y habilitamos algunas de las estaciones del centro para que las personas sin hogar pudieran pernoctar en un lugar caliente. En aquellos días nos pasó de todo: una mujer se puso de parto y hubo que agilizar su salida para llegar al hospital cuanto antes... Todo el mundo cogió el metro aquellos días. Hay fotos hasta de Fernando Simón yendo a trabajar», relata.

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