sábado, 27 de noviembre de 2021

Amor, sacrificio y honor para defender bandera en la Davis

Ahí está Feliciano López, compitiendo en su Copa Davis número quince, treinta eliminatorias con esta de 2021. Todo entrega para defender la camiseta de España desde su debut en 2003. «Me he entrenado toda la vida para momentos como este», admitía tras abrir con victoria la eliminatoria ante Ecuador; más preparado y concienciado que nunca para sacar pecho ante los obstáculos y las bajas en este curso: Rafael Nadal, Roberto Bautista, Carlos Alcaraz. Es este torneo diferente a todo lo demás, es lo que dicen los protagonistas y es lo que se respira en el ambiente. «No tiene nada que ver a jugar por uno mismo. Esto siempre ha sido diferente», aseguraba Sergi Bruguera, capitán del equipo español, a este periódico. No solo el conjunto de Bruguera es quien lo siente. Ahí estuvo Roger Federer, cerrando el círculo en 2014 tras conquistar por fin la Ensaladera con Suiza, esa muesca que tenía pendiente para su vitrina. No está el suizo por lesión en esta edición de Davis, de vuelta al calendario tras un año de excepción por el coronavirus. Tampoco Rafael Nadal, por el mismo motivo. Pero sí está Novak Djokovic, defendiendo la camiseta de Serbia como si fuera el más grande de los Grand Slams. En la jornada de ayer, partido individual y apuntado al dobles (al final descansó). Para no dejar nada al azar porque esta vez sí quiere levantar el trofeo. Se quedó en cuartos en 2019 (ante Rusia), y hoy capitanea al grupo Viktor Troicki, quien ya diera a su país el punto importante en la final de 2010 para conquistar la Ensaladera ante Francia. Aunque es el número 1 quien vuelve a mostrar pasión, diez años más tarde, por una camiseta a la que golpea en el pecho para reivindicar que, por ella, hay amor, pasión y esfuerzo. El último del año. El más grande. Especialmente ilusionado Djokovic con el azul pegado a la piel porque, de pequeño, pudo jugar con Reino Unido, donde le ofrecían mejores escuelas y más competitividad para crecer como tenista, pero renunció a la oferta y es así como luce hoy honor y compromiso por la bandera. «El último recuerdo de la Davis que tengo es triste, estábamos muy emocionados en 2019, pero volvemos a estar motivados para venir aquí juntos», indicó el serbio, hablando por todo el equipo. «Somos todos amigos y la química en el grupo es muy buena. Esto es un ingrediente esencial para el éxito», advertía antes de iniciar su jornada maratoniana: dos rondas. La primera, contra el austriaco Dennis Novak; la segunda, el dobles. Todo por Serbia. Aunque sea a puerta cerrada porque en la sede de Innsbruck se cumplen las restricciones por el Covid-19. Djokovic acumula catorce ediciones, veintiocho eliminatorias. Y un arsenal de victorias individuales de 35. Más de una década con triunfos consecutivos, dieciséis partidos seguidos. La última derrota de Djokovic en la Davis data de septiembre de 2011, contra Juan Martín del Potro (7-6, 3-0 y ret). Desde ese momento, el serbio fue Serbia, apuntado a la causa para primeras rondas y solo saltándose la lista cuando sus mejores años le exigían también sus mayores energías y el calendario no daba para más. También está Daniil Medvedev, que se medirá con España mañana (16.00 horas, Movistar). Es el número 2 y no ha querido perderse la cita. Es Rusia la que aparece en el marcador. No su apellido. Aquí no valen de nada ni su US Open ni sus títulos del año en Marsella, Mutua Madrid Open y Canadá. Aquí es Rusia la camiseta, el sudor, el orgullo. Como anécdota, Medvedev debutó con el conjunto nacional contra Djokovic, en febrero de 2017, y sorprendió con el primer set, pero después fue todo para el rival (3-6, 6-4, 6-1 y 1-0). Estrena hoy orgullo ante Ecuador (16.00 horas) y mañana, contra España. «Ya jugamos este formato dos años atrás y sabemos cómo es la competición. La preparación está yendo bien», admitía el capitán ruso, Sharmil Tarpischev, también apegado a la Davis como nadie, pues el honor no solo se confirma en la pista, también en el banco. El ruso, de 73 años, entró en el cargo en 1974, y aunque con alguna ausencia en los noventa, ha ganado dos Davis con el equipo masculino (2002 y 2006) y cuatro con el femenino (2004, 2005, 2007 y 2008). Con la de hoy suma 67 eliminatorias. También el banco de Ecuador lo ocupa un entrenador de larga vida. Raúl Viver apenas había soltado la raqueta cuando le ofrecieron el cargo de capitán. Era 1994. Clasificado su equipo a estas finales tras ganar a Japón, esta es su mejor participación desde los cuartos de final de 1985. Allí estaba ya Viver, pero como tenista. Hoy sigue defendiendo a Ecuador en la Copa Davis, el torneo del honor.

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