sábado, 27 de noviembre de 2021

Los 50 riesgos de emergencia para los que se prepara la Comunidad de Madrid

Rumores, noticias sin confirmar y comentarios en redes sociales llegados en un momento de inseguridad generalizada en medio de una pandemia de dimensiones planetarias, han desatado una cierta psicosis entre la población. Se temen apagones masivos, se especula con falta de suministro de gas o se aventuran posibles problemas de desabastecimiento. Aunque muchos no lo creen, ha actuado el ‘por si acaso’, y se han disparado las ventas de algunos productos, contribuyendo al ruido. Mientras, un auténtico ejército de efectivos de emergencias perfeccionan planes para enfrentarse a cualquier eventualidad: Madrid está preparada para una cincuentena de catástrofes diferentes. La sociedad madrileña acusa una especial vulnerabilidad, tras más de año y medio de pandemia y, además, el recuerdo de una macrotormenta de nieve y hielo que sumió la región en una situación inédita durante dos semanas. Este clima ha llevado a la visita masiva a los establecimientos donde poder proveerse de lo necesario para superar la adversidad. Martín Irisarri, presidente de la Asociación Gremio de Ferreteros de Madrid y dueño de la Ferretería Irisarri, lo confirmaba: ha crecido la demanda de linternas, camping gas, hornillos, baterías, pilas, velas con batería y linternas de pilas, y también de bidones (para agua) y calefacciones a batería. Desde la Asociación del Metal de Madrid cuantifican esta subida de ventas en torno a un 80 por ciento. El almacén Cooperativa Madrileña de Ferreteros, asegura Irisarri, se ha quedado sin stock de muchos de estos productos. Algo que se podría agravar por los retrasos en la llegada de contenedores. Fuentes del sector de la distribución alimentaria, sin embargo, hablan de «normalidad total»; no se produce cuello de botella en la llegada de materias primas en este sector, aseguran, «ni lo hubo en pandemia ni lo hay ahora». La gran hoja de ruta Pero más allá de las modas, existe un trabajo continuado de un gran número de profesionales, dedicados a prever cualquier eventualidad y estudiar cómo afrontarla. Con dos premisas: evitar la pérdida de vidas y recuperar la normalidad en el menor tiempo posible. Las administraciones regional y municipales cuentan con planes de protección civil, y con una macro hoja de ruta autonómica, el Platercam, que coordina a todos para aumentar la eficacia. La preparación frente a las catástrofes no es algo nuevo: como explica Carlos Novillo, viceconsejero de Interior y Director de la Agencia de Seguridad y Emergencias 112, «llevamos muchos años con un sistema nacional de Protección Civil, que es de los mejores de Europa y del mundo». La región madrileña se ha enfrentado además, en los últimos años, a numerosas situaciones extremas: «Hemos tenido desde el peor incendio en 20 años a las peores inundaciones en 50 años, la peor nevada en cien años y una pandemia mundial». Para casi todos los casos que se nos ocurran, el Platercam tiene previsto un plan. De hecho, en él se incluyen hasta 50 riesgos potenciales diferentes: tormentas, vientos, nevadas, nieblas, olas de frío o de calor, avenidas de agua, incendios, seismos, aludes, hundimientos del terreno, incendios o explosiones, cortes de suministros esenciales como el agua o la energía eléctrica, derrumbes de edificaciones... Incluso contemplan la posibilidad de ciberataques a infraestructuras críticas o de terrorismo. Respuesta que funciona «El sistema de respuesta de Madrid funciona; en países de Estados Unidos o el norte de Europa, ante grandes nevadas se dan víctimas mortales, y nosotros con Filomena no tuvimos ninguna. Y en 24 horas se logró poner a salvo a 4.000 conductores», recuerda Novillo. Casi 20.000 personas estuvieron implicadas en esa operación. Ahora, se trabaja en el Plan de Inclemencias Invernales, que se presentará a mediados de diciembre. Y en el que quieren mejorar algunos puntos: un convenio con los ayuntamientos para «tener una comunicación previa mejor; con el Ministerio estamos viendo la posibilidad de poder enviar mensajes por SMS a todo el que vive en una zona de riesgos, con consejos sobre cómo autoprotegerse», e implicando también a las empresas, para que se doten de medidas de autoprotección ante las nevadas. En el terreno de las Emergencias, los habitantes de las zonas rurales parecen contar con algunas ventajas respecto a los ‘urbanitas’: según explica Carlos Novillo, «una de las lecciones aprendidas tras Filomena es que en la sierra los ciudadanos tuvieron menos impacto, por la costumbre de tener estos problemas; demostraron ser mucho más resilientes, tenían más capacidad de autonomía, una pala para limpiar la rampa del garaje, un saquito de sal...». Uno de los objetivos ahora es que «los 7 millones de madrileños sepan cómo actuar: que además de tener un extintor en el portal de la finca, sepan que sería bueno tener unas palas, pilas, unos depósitos de alimentos o un elemento alternativo de calefacción».

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