Madrid inauguró ayer la Navidad. Con sus tiempos y sus formas y su idiosincrasia. Lo primero fue, claro, la apertura del mercadillo navideño de la Plaza Mayor a eso de las diez. Entonces ya había madrugadores como Ángel, que había encargado las figurillas «de la Huída a Egipto» y a las diez y cuarto ya las llevaba en una bolsa rumbo a su Nacimiento. Porque Ángel, belenista de su casa, de su portal y de las Casas de Valladolid y Castilla-La Mancha, sabe que en el belenismo hay que ser fiel a las Sagradas Escrituras y no hacer caso a las divisiones provinciales. Que el Nacimiento fue igual para las gentes de Tordesillas que para las de Tomelloso. Hacía ayer... Ver Más
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