
Todo tiene fecha de caducidad. Nada es eterno, ni siquiera el árbol más fuerte del campo, aunque la clave para mantenerle saneado y que siga ofreciendo sus frutos es podarlo, regarlo y, de vez en cuando, injertarle nuevas ramas que ayuden a mantener la vigorosidad y la sombra. Un símil que sirve para la degeneración que está viviendo el Barcelona porque Josep Maria Bartomeu no realizó las podas a tiempo ni acertó con los injertos. Luis Enrique fue el primero en detectarlo. El triplete logrado en su primer año y el doblete del segundo enmascararon la degradación que sufría un equipo que lo había ganado todo y al que se iba estirando como si fuera un chicle. Se lo olió el...
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