Doncic, una gesta que revoluciona la NBA

Hace unas semanas, en estas mismas páginas se recordaban todos los récords de Luka Doncic, un niño maravilloso que ha revolucionada el baloncesto con actuaciones sublimes. Cuando se hacen reportajes de ese tipo, hay cierto temor a que queden caducos al día siguiente, y más viendo la progresión de un jugador que crece como la espuma y que destroza registros, protagonista hoy después de un partidazo de los que marcan una carrera. El esloveno, medio cojo, se sobrepuso al dolor en el tobillo izquierdo para regalar un recital impresionante en el triunfo de los Mavericks sobre los Clippers (135-133), un triunfo que llegó en la prórroga y, como se puede deducir, gracias a un triplazo sobre la bocina de Doncic, del que ya se puede asegurar que está entre los mejores jugadores que ha dado Europa, quién sabe si el primero de esa lista. Con 21 años, es una locura. Queda ya algo lejos el partido en cuestión, pero es justo recordar que Doncic terminó con 43 puntos, 17 rebotes y 13 asistencias, el mejor triple-doble de la historia en un partido de playoff de la NBA. «No puedo explicar las emociones que tuve», declaró Doncic al recordar esa última jugada, una acción sin apenas tiempo en la que mareó a su defensor, le burló con ese movimiento tan suyo de dar un paso hacia atrás y saltó hasta el cielo para anotar de tres. «No hablo solo de cuando entra el balón, sino de cuando veo a todo el equipo corriendo hacia mí. Eso fue algo especial, una de las mejores sensaciones que he tenido como jugador. Simplemente algo especial», desgranó el esloveno, recibido en el vestuario como el héroe que es de Dallas, que ha igualado la serie a dos pese a las complicaciones que tiene el equipo. Los Mavericks se frotan las manos porque tienen a una estrella para rato, siendo Doncic claro candidato a un MVP que este año le ha olvidado. «Sabemos que este chico tiene talento para lo dramático», declaró el entrenador de los Mavericks, Rick Carlisle. «Es un actor, además de un gran jugador. Es un tipo que vive para estos momentos y es completamente intrépido». Le ve así su entrenador y las estrellas de la liga están asombrados con él, solo así se justifica la catarata de elogios que recibió el exmadridista después de su obra de arte. «Es ridículo», escribía Stephen Curry, jugador de los Warriors. «¡Wow! Luka, no somos dignos», vacilaba Dwyane Wade. LeBron James se sumaba al piropo, Novak Djokovic escribía desde la burbuja de Nueva York, Toni Kroos enlazaba el éxito del Bayern con la animalada del genio de los Mavs, Ginobili enloquecía con las estadísticas y hasta Michael Jordan bendecía al chico. De hecho, el recital de Doncic, sobre todo en las dos últimas posesiones de la prórroga, recuerdan bastante a las exhibiciones del mito de los Bulls. La diversión del niño Doncic es la sensación del momento, obviamente elegido su triple como la mejor jugada de la jornada en la NBA. Asume con naturalidad el liderazgo propio de alguien que es tan bueno y se divierte como el niño que es. De hecho, en el tiempo muerto previo al epílogo del encuentro ante los Clippers, y como si la cosa no fuera con él, Doncic se entretenía con el juego ese de hacer girar una botella medio llena y lograr que se mantenga en pie. A él se dirigen siempre las cámaras porque encima tiene carisma, más que justificado el respeto que se ha ganado entre los rivales. Montrezl Harrell, que en el pulso anterior le dedicó unos polémicos insultos racistas («cobarde niño blanquito» o «puto blanquito»), se disculpó durante el calentamiento previo a la gesta. Una gesta que será recordada y que supone la consagración de una carrera a la que no se le intuye techo. Doncic es una maravilla.

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