jueves, 2 de julio de 2020

La guerra al narco se extiende a Málaga, Cádiz y Huelva

El narco no descansa en el Campo de Gibraltar. Los planes para combatirlo policial y judicialmente, tampoco, sobre todo porque tras los éxitos cosechados desde que Interior les declaró la guerra en agosto de 2018, las organizaciones criminales se han ido adaptando y cambiando estrategias y territorios. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska anunció ayer en Algeciras dos medidas de calado del Plan especial del Campo de Gibraltar hasta finales del año que viene: otros 48, 2 millones de euros para medios y personal y la expansión de todo ese potencial a las localidades más próximas a esa zona de las provincias de Cádiz, Málaga y Huelva. «Hemos conseguido tomar la iniciativa frente a las organizaciones del narcotráfico y quiero lanzar un mensaje claro: no vamos a bajar ni un peldaño la presión policial y judicial sobre ellas». Policía y Guardia Civil reforzarán su presencia en esos puntos para evitar que los grupos que siguen activos busquen nuevas zonas de operaciones (ya lo están haciendo, según constatan los investigadores) y nuevos métodos de transporte y desembarco de la droga. No solo eso, sino que también se han detectado fructíferas alianzas entre grupos criminales de territorios vecinos y el desplazamiento de algunas actividades delictivas, que aprovecharon las «zonas de sombra» de parte de la Costa del Sol el año pasado. El aumento de ajustes de cuentas y vuelcos de droga vivido es un claro ejemplo. La inversión prevista por Interior para los próximos 18 meses se repartirá entre medios materiales a Policía Nacional y Guardia Civil (17,8 millones) y agentes (30,4 millones) tras comprobarse que la mayor presencia policial funciona y la especialización, también. Gracias al plan, el Campo de Gibraltar ha dejado de ser un territorio ingobernable y sin ley donde el narcotráfico y la corrupción campaban a sus anchas. Según Marlaska, se pretende evitar la explotación de nuevas vías, combatir nuevos modos de introducción de la droga como el fondeo de barcos lejos de la costa y su trasvase a embarcaciones de recreo y evitar la aparición de otras formas delictivas, alternativas al narcotráfico. «El compromiso es aumentar la seguridad ciudadana», aseguró el ministro del Interior, que se reunió con los directores generales y mandos de Policía Nacional y Guardia Civil en una escenificación del calado que se pretende dar al plan, quizá el que más satisfacciones le ha proporcionado a Marlaska. Las cifras de grupos desarticulados, sospechosos detenidos y droga incautada han batido récord histórico.

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