La nueva reina de la narcosala

Tonterías dirá las mismas, pero siempre habrá una que sea más atractiva, más suave, y que conecte mejor con el tipo de consuelo que en aquel momento necesita la gente. El problema de la política estomacal -que no joven, ni nueva- que puso en ondulación Pablo Iglesias hace casi diez años es que el desgaste va tan rápido como cambia el capricho de la turba, y el poder desgasta, y la oposición todavía más, y las masas dejan de seguirte cuando no les proporcionas el placer inmediato y gratis que prometiste. La versión más optimista es que el sistema ha destruido a Podemos . La versión más optimista es que una sociedad con picos de angustia, como todas y como individualmente todos, es de fondo más madura y se ha ido alejando paulatinamente de la tentación populista . Aunque en cierto modo es lo que ha sucedido, es una versión no sólo optimista sino demasiado optimista de los hechos. La verdad es que Pablo Iglesias ha perdido contra sí mismo, contra sus expectativas, por su mediocridad y la vulgaridad que ha demostrado convirtiéndose en un nuevo rico incluso más hortera que los que él con razón criticaba. Ha perdido también por su falta de generosidad, intelectual y política, por su sectarismo, que no es más que una forma de egoísmo. Pablo Iglesias no ha perdido porque la sociedad española no haya estado a la altura de sus sueños -es decir, de sus tonterías- sino no porque no lo ha estado él, que a la que ha tocado dos euros se ha comportado como un pequeño burgués: pequeño en todos los sentidos de la pequeñez, y burgués en la e xtrema caricatura de lo que es la burguesía más ridícula . Noticia Relacionada estandar Si Podemos se revuelve contra Yolanda Díaz y la acusa de hacer campaña de sus rivales Gregoria Caro Presenta su candidatura arropada por una quincena de partidos y purgados de la formación morada Yolanda Díaz no le ha derrotado . Es simplemente la que viene a continuación, y viene caducada, rodeada de dos perdedoras como Mónica García y Ada Colau. García es una broma de Ayuso y Colau, la alcaldesa de Barcelona más despreciada de todos los tiempos, y probablemente el único mal alcalde que ha tenido mi ciudad. Yolanda no es más que la nueva enfermera jefa de la narcosala. Su proyecto vaporoso, cursi, insustancial, de promesas vagas y absurdas, no la llevará a ser «la primera presidenta de España»-que es a lo que el domingo dijo que aspiraba- sino la siguiente en defraudar al amorfo montón de españoles que cree que la culpa es siempre de los demás, que exige soluciones fáciles, sin precio e inmediatas, y que prefieren inventarse mitos sabiendo que son falsos a tener cualquier tipo de relación con la realidad.

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