sábado, 22 de abril de 2023

Laporta, el 'bon vivant' que ama Cataluña, las mujeres y al Barça

«Ha quedado claro que Laporta no ha convencido a los clubes en el caso Negreira », aseguraba Javier Tebas al término de la Asamblea extraordinaria de LaLiga , donde fue el dirigente azulgrana para tratar de arrojar luz sobre uno de los casos más polémicos de los últimos tiempos. Si por algo destaca Joan Laporta es por su carisma y habilidad para las relaciones públicas, una capacidad para caer bien y envolver con su retórica que le ha permitido ascender y colarse en ambientes empresariales y políticos que por cuna no le pertenecían. Pero el caso Negreira le ha rebasado y le ha hecho perder su implacable fuerza en las distancias cortas. Los pagos que el Barcelona le realizó al exárbitro José María Enriquez Negreira durante casi las dos décadas que fue vicepresidente del CTA, arrojan muchas dudas. La mayoría cree que los informes arbitrales que realizaban él y su hijo eran la tapadera con la que cobraban por comprar árbitros y alterar la competición. Su primer mandato (2003-10) estuvo repleto de luces y sombras pero en esta segunda legislatura (2021-actualidad) vive en alambre desde el día que fue investido. El estallido del caso Negreira es la punta de un iceberg que contiene problemas para conseguir los avales y, por tanto, embarcarse en un viaje con compañeros de junta poco afines, tempranas dimisiones y una promesa incumplida («la continuidad de Messi se arregla con un asado», argumentó durante la campaña electoral, basándola en su amistad con la familia del argentino). Todo ello le ha costado amistades. La de Messi trata de reconducirla con una oferta que le hará en breve para que regrese al club. Pero otras parecen irreconciliables, entre ellas la de Florentino y el Real Madrid después de muchos años yendo juntos de la mano. La acusación de cinismo por personarse en la causa y de ser el equipo del régimen franquista para minimizar las hipotéticas ayudas que el Barça hubiera podido recibir por parte del exárbitro, ha supuesto la ruptura de las relaciones institucionales y una dura respuesta por parte de los medios oficiales del club blanco. Laporta junto a Messi, tras firmar la renovación hasta 2014 EFE También la UEFA y Aleksander Ceferin le tienen ganas a Laporta y valoran una dura sanción. El privilegio del organismo europeo es que no necesita de ninguna sentencia para poder aplicar una dura penalización. La relación entre Ceferin y Laporta sigue siendo tensa y mucho más cercana a la ruptura. El caso Negreira puede ser el arma con el que pasarle factura por su vinculación al proyecto de la Superliga Europea. Si la UEFA interpreta que el Barça ha intentado adulterar el resultado de una competición mediante la compra de influencias arbitrales puede ser la cruz del Barça en Europa. Junto a Ceferin también se posiciona Javier Tebas , que ha fiscalizado los fichajes del Barcelona desde que entró en vigor el control financiero de LaLiga, ha cargado duramente contra la Superliga, se ha indignado con la decisión del club azulgrana de no vender parte de sus derechos televisivos a CVC y ha opinado sin cortapisas sobre la finalidad de los pagos a Negreira. Entre los escasos apoyos que le quedan se pueden contar el presidente de la FIFA, Gianni Infantino ; el de la Federación española, Luis Rubiales; y el del CSD, José Manuel Franco. Estos dos últimos organismos, aunque se han personado en la causa, dejarán que sean las leyes y las pruebas las que marquen el rumbo del club catalán. Si la UEFA interpreta que el Barça ha intentado adulterar el resultado de una competición mediante la compra de influencias arbitrales puede ser la cruz del Barça en Europa Laporta afronta a sus 60 años una de las etapas más convulsas y complicadas a nivel institucional de la historia. Nacido en Barcelona (1962) en el seno de la burguesía media, Laporta siempre tuvo claro lo que quería y con quién juntarse, aunque no siempre consiguió lo que se propuso. Acabó en la abogacía porque la nota de Selectividad no le dio para estudiar medicina, como su padre, Joan Laporta Bonastre, un pediatra y médico de medicina general, pero lejos de frustrarse encontró una profesión a su medida, en la que pudo explayarse gracias a su labia y facilidad para expresarse. Y su expediente académico recoge algunos pasajes cuestionables a causa de la rebeldía que ya mostró desde niño . Alumno díscolo Ni siquiera los severos hermanos de los Maristas de Sant Joan pudieron meterle en vereda. Una época en la que se pasaba las horas dándole patadas a un balón en lugar de pasarlas entre libros. En ese momento, con apenas once años se quedó prendado de la figura de Johan Cruyff , artífice de la Liga conquistada por el Barcelona en la temporada 1972-73. También fue en esa etapa cuando se le despertó el interés político y cierta querencia por una independencia de la que se hablaba en casa y que en su edad adulta defendería desde su escaño en el Parlament . Entre los tonos y politonos que el actual presidente del Barcelona ha ido poniendo en su teléfono, se ha podido escuchar la música de 'Els Segadors' (himno oficial de Cataluña) o la banda sonora de la película 'Braveheart', que narra la revuelta contra la dominación inglesa que protagonizó en el siglo XII el líder independentista escocés, William Wallace, interpretado por Mel Gibson, cada vez que le sonaba el móvil. Noticia Relacionada Fútbol estandar No Laporta busca un acercamiento con Ceferin para evitar una sanción de la UEFA Sergi Font El presidente viaja a Eslovenia para reunirse con el mandamás europeo y explicarle en persona la implicación del Barça en los pagos al exnúmero dos de los árbitros Aunque hay muchas versiones sobre su expulsión de los maristas (una asegura que es por robar las preguntas de un examen), lo que le obligó a acabar el instituto en una academia privada ubicada en La Pedrera, pero todas ellas recurren a actos de indisciplina o su negativa a acudir a los ejercicios espirituales obligados en el centro religioso. Bromista y rebelde, siempre estaba en la lista de sospechosos cuando algo sucedía . El castigo de quedarse sin el viaje de curso en 3º de BUP (equivalente ahora 1º de Bachillerato) fue la antesala de su salida prematura del centro preuniversitario. De allí se llevó una de las mejores amistades de su vida y que aún hoy conserva: Alfons Godall , que fue vicepresidente social en su primera etapa en el Barcelona y también presidente de la Fundación en la segunda, hasta que se vio obligado a dimitir por criticar «todo lo español» que representaba Rafa Nadal tras ganar un Grand Slam. Fueron años de diversión y formación. Laporta se aproximó al catalanismo con la 'Marxa de la Llibertat' (acción que se llevó a cabo en el verano de 1976 para reclamar, de forma pacífica y no violenta, la amnistía, las libertades básicas y la recuperación del Estatut de Autonomía en los Países Catalanes) y también al Barça, equipo del que procuraba no perderse ningún partido, yendo incluso a ver el derbi a Sarriá. Era época de adolescencia cercana a la pubertad y su éxito con las chicas ya era notable. Ni siquiera la mili aplacó su carácter contumaz y coleccionó arrestos en la Academia de Valladolid, donde llegó a protagonizar una huelga de hambre porque no le gustaba la comida o una fuga para ver la maldita final de Sevilla ante el Steaua de Bucarest. Laporta junto a Florentino Pérez en 2022 EFE Fue sin duda su matrimonio con Constanza Echevarría a principios de los noventa el que le dio la oportunidad de cruzar la Diagonal y saltar desde el Eixample a la zona alta de la Ciudad Condal. El escenario del enlace, el Monasterio de Pedralbes, ya era una declaración de intenciones. El padre de la novia, Juan Echevarría, era un empresario de postín, presidente de Fecsa o de Nissan , entre otras grandes compañías, y fundador en 1980 del partido político 'Solidaritat Catalana' junto a Juan Rosell (presidente de Congost, Enher, Fuerzas Electricas de Cataluña, OMB, Fomento de Trabajo Nacional, CEOE…). Los contactos de su suegro eran vitales para darse a conocer y acabar siendo presidente del Barcelona aunque ideológicamente vivían en las antípodas. 'Solidaritat Catalana' acabó integrándose en Alianza Popular y Echevarría acabó manteniendo contactos con la 'Plataforma 2003', una entidad con sede en Madrid que reivindica la figura de José Antonio Primo de Rivera. Su talante y su poder de convicción evitaron el choque de trenes entre una empresario de derechas y españolista y un joven abogado independentista y vehemente. Se necesitaban y Laporta supo sacar provecho . A cambio, le dio un puesto a su cuñado, Alejandro Echevarría, en la primera junto que formó tras ganar las elecciones. Apodado el 'cuñadísimo', Alejandro fue el causante de una de las grandes crisis de su primera etapa al trascender que era patrono de la Fundación Francisco Franco. Su salida en 2005 abrió un cisma en la familia, en un momento en el que también comenzaron las tiranteces con otros miembros de su junta, como Sandro Rosell , Bartomeu, Monés y Moix. Echevarría vuelve a estar en el entorno próximo de Laporta después de que firmaran las paces en 2015 a pesar del divorcio matrimonial de su hermana, lo que confirma una vez más la habilidad de Laporta para aunar a personas y objetivos en principio irreconciliables. 'Bon vivant' El 'Elefant Blau' fue la primera plataforma que le catapultó al entorno culé , una asociación fundada por él y Sebastià Roca en 1997 para derrocar el longevo mandato de José Luis Núñez, que llevaba en el sillón presidencial desde 1978. Promovió una moción de censura y el desgaste ocasionado acabó con la dimisión del constructor en el año 2000, tras 22 años en el cargo. Junto a Laporta estaba su íntimo amigo de infancia, Alfons Godall , y personalidades relevantes del barcelonismo como Albert Perrín, Agustí Benedito, Armand Caraben (exgerente del club), el actor Pep Munné, el editor Albert Vicens o Jacint Borrás, uno de los fundadores de Convergència (CDC). «¿Por qué no puedo ser yo el candidato?», espetó durante una comida en el restaurante 'La Manduca', lugar habitual en las reuniones del 'Elefant Blau' Su asalto a la presidencia también fue un ejemplo de la personalidad abrumadora del abogado, que había perdido las primeras elecciones en 1997 junto a Ángel Fernández y las segundas en 2000 con Lluis Bassat. Su círculo más íntimo le aconsejó esperar (entonces tenía 38 años) pero se echó al ruedo en solitario en 2002 tras romper con el publicista. «¿Por qué no puedo ser yo el candidato?», espetó durante una comida en el restaurante 'La Manduca', lugar habitual en las reuniones del 'Elefant Blau'. Tenía en contra a todos los fieles del nuñismo pero su cuota de popularidad fue creciendo como la espuma. El anuncio del fichaje de Beckham, que su representante no desmintió (ese año acabó en el Real Madrid ), fue el espaldarazo definitivo hacia la presidencia. Laporta supo ver que la masa social culé en un tejido construido como escape al franquismo, algo que Núñez no había tenido en cuenta. El fichaje de Ronaldinho y una hornada espectacular de canteranos (Messi, Xavi, Iniesta, Valdés, Busquets, Puyol…) junto con la apuesta por Frank Rijkaard y Pep Guardiola, supuso el mejor momento de la historia del club, que combinó con otras acciones aplaudidas: erradicó la violencia del Camp Nou con la expulsión de los Boixos Nois (grupo radical y violento de aficionados) y vinculó al club con Unicef en la camiseta. Laporta, rodeado de mujeres, durante una salida nocturna ABC Pero el poder le trastocó el carácter y no dudaba en mostrar una personalidad volcánica e irritable, con episodios cuestionables. Uno de los más recordados ocurrió en un control del aeropuerto de El Prat ante la Guardia Civil, con el detector de metales pitaba cada vez que intentaba cruzar el arco de seguridad. Harto se quitó la ropa, se quedó en calzoncillos y a un viajero que le afeó la conducta , le soltó: «¿Qué pasa? ¿Te has excitado?». Esa imagen grosera se ha repetido más de lo habitual. Botellas de champán francés, vertidas sobre su cabeza en una discoteca de Barcelona tras un triunfo sobre el Madrid , o su imagen en un yate fumando un puro, luciendo barriga y rodeado de chicas han perpetuado su fama de juerguista y 'bon vivant'. Mientras estuvo casado mantuvo las formas pero tras divorciarse se relajó en exceso y se le atribuyeron un sinfín de romances como Flavia Masoli (camarera brasileña que conoció en un hotel y que colocó en el departamento de relaciones institucionales del club sin que supiera ingles), la periodista italiana Simona Ventura, la estrella de cine para adultos María Lapiedra o Gulnara Karimova, hija del fallecido dictador de Uzbekistan, Islam Karimov. Precisamente, este último romance es un ejemplo más de la facilidad de Laporta para rodearse de personas influyentes. No es menos conocido el polémico episodio por el que el mandatario fue acusado de cobrar 10 millones de euros por hacer de intermediario con el magnate uzbeko Miradil Djalov para que Etoo, Puyol, Cesc, Iniesta y Messi dieran un curso en su país. Esta cantidad la cobró el presidente a través de su despacho, Laporta&Arbós , en el que trabajan una veintena de abogados y que empezó asesorando a Empresas Endesa hasta abrir una sucursal en Argentina. El cargo de presidente del Barcelona es honorífico y gratuito pero le concede visibilidad internacional para los negocios y suculentos dividendos, lo que le ha permitido invertir en un lujoso ático de 300 metros cuadrados en la Avenida Diagonal y que le costó cerca de tres millones de euros. De hecho se estima que el patrimonio del dirigente estaría en torno a los diez millones.

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