sábado, 15 de abril de 2023

La guerra de Sumar y Podemos y los paralelismos con la que libraron Rivera y Rosa Díez

La guerra abierta y encarnizada entre Yolanda Díaz y Podemos , que hace peligrar una candidatura unitaria en el espacio a la izquierda del PSOE en las elecciones generales de final de año, no es la primera, ni será la última, entre personas que, 'grosso modo', comparten un mismo espacio político . El enfrentamiento entre la vicepresidenta segunda del Gobierno de coalición y sus compañeras del Consejo de Ministros, las titulares de Derechos Sociales e Igualdad, Ione Belarra e Irene Montero , que es también un conflicto con el ex secretario general de Podemos, Pablo Iglesias -quien empezó como asesor de Díaz en Galicia , como el entorno de la vicepresidenta se encarga con malicia de recordar útimamente- guarda un curioso parecido con el que hace casi una década, en los albores de la llamada 'nueva política' , protagonizaron Ciudadanos (CS) y Unión Progreso y Democracia (UPyD), o lo que es lo mismo: Albert Rivera y Rosa Díez . Las formaciones naranja y magenta compartían, matiz o arriba o abajo, espacio político y programa para España, centrado a grandes rasgos en la regeneración de las instituciones y en el combate a los nacionalismos periféricos (en los años en los que comenzó a gestarse el procés secesionista en Cataluña), y muchos de sus cuadros habían practicado o practicarían la doble o consecutiva militancia. Muchos dirigentes del partido magenta terminaron en CS, como Sumar recaba ahora adhesiones de Podemos De UPyD era entonces el asturiano Ignacio Prendes , que llegaría a ser vicepresidente primero del Congreso en 2016 con CS, partido al que había pertenecido antes y al que volvió, dado que de alguna manera los de la ex dirigente del PSOE Rosa Díez surgieron en 2007 como una suerte de escisión de los naranjas, tras el II Congreso de CS, cuando aún era una formación circunscrita a Cataluña . Diputado de UPyD en el Congreso era entonces Toni Cantó , como luego lo sería de CS, como de ese partido era Francisco Igea , hoy procurador de CS en las Cortes de Castilla y León, comunidad de la que llegó a ser vicepresidente. Y tantos otros. La «raya en el agua» 'Mutatis mutandis', y más allá de los grandes nombres que casi pueden contarse con los dedos de una mano, a un votante potencial de las siglas a la izquierda del socialismo liderado por Pedro Sánchez le costaría mucho distinguir (como a cualquier ciudadano de a pie) si unos u otros dirigentes son hoy leales a Belarra y Montero o por el contrario, y aun teniendo un escaño de Unidas Podemos, apoyan a Díaz. Ahora enfrentados y sin hablarse, Díaz e Iglesias se conocen desde hace años. El exvicepresidente ejerció como asesor de su sucesora en Galicia Jaime garcía Entre 2014 y 2015, y ante la negativa de Rosa Díez que frustró cualquier acuerdo con CS, el que le pedían destacados dirigentes de su propio partido como el constitucionalista y líder de UPyD en el Parlamento Europeo, Francisco Sosa Wagner , Rivera solía repetir que no se podía trazar «una raya en el agua», entre los votantes . Parecido argumento emplean ahora Yolanda Díaz y sus partidarios, singularmente con motivo del acto del pasado Domingo de Ramos en Madrid, del que se ausentó la cúpula de Podemos , aunque no así algunos de sus dirigentes. «En los momentos clave de la historia, hay que estar» aseguró Yolanda Díaz la semana previa al acto que supuso la presentación en sociedad de su candidatura a las generales, al ser preguntada por la ausencia en ese mitin, luego confirmada, de las líderes de Podemos. Noticia Relacionada estandar No Irene Montero y Yolanda Díaz cambian dos veces la misma ley y el BOE tiene que recoger las dos versiones M. Martínez La Ley de Empleo y la ley trans, aprobadas simultáneamente, modifican de forma diferente un artículo de la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social Y es que en este paralelismo entre las cuitas de ayer en el espacio del centro político y las de hoy en la izquierda populista destaca lo que, según el caso, suele tildarse de leninismo o patriotismo de siglas . El que parecen defender hoy los dirigentes de Podemos, con la innegable sombra que sobre ellos proyecta aún Iglesias, y en el que se atrincheraron Rosa Díez y su grupo de fieles para rechazar un acuerdo electoral con CS. En ambos casos se da el debate sobre las siglas como un bien a preservar en sí mismo, sean de color magenta o morado, o por el contrario un concepto más líquido que el de las tradicionales formaciones políticas, abierto por tanto a alianzas y a mutaciones en su propia denominación , como el que encarnarían el Rivera que aglutinó a varias formaciones locales o regionales en toda España bajo el paraguas de CS, y antes de su plataforma Movimiento Ciudadano, o la Díaz que ahora abandera una ensalada de siglas, desde Más Madrid, el partido de Íñigo Errejón, o IU hasta la Chunta Aragonesista, en las que pretende diluir a Podemos, que se revuelve exigiendo una coalición de igual a igual y un trato bilateral con Sumar. El exlíder de CS también creó una plataforma, Movimiento Ciudadano, y aglutinó a distintas siglas bajo un mismo proyecto En el caso de CS y UPyD, las elecciones andaluzas de principios de 2015, en las que CS obtuvo nueve escaños que fueron a la postre decisivos para que la socialista Susana Díaz revalidase su mandato como presidenta de la Junta, y en las que UPyD se quedó sin representación, marcaron el claro punto de inflexión de lo que siguió. Apenas un año después de aquellos comicios, CS t enía 40 cotizados escaños en el Congreso (con los que llegó a un acuerdo de gobierno que no obtuvo más apoyos con Pedro Sánchez , forzándose así la primera repetición electoral), mientras que UPyD enfilaba ya el camino que llevó a su desaparición como partido político. Noticia Relacionada estandar No Rajoy, desatado contra el PSOE: «Malas compañías y malas leyes» ABC El expresidente del Gobierno estuvo en Puertollano, con Paco Núñez y Miguel Ángel Ruiz, candidato local Hoy es difícil calibrar la suerte que correrán las siglas moradas, aquellas que en aquel tiempo iniciático de la 'nueva política' llegaron a obtener el apoyo de uno de cada cinco votantes españoles, dando junto a CS un golpe histórico al bipartidismo imperfecto arrastrado desde la Transición. Aunque nadie pronostica que, si decidiesen concurrir finalmente separadas de Sumar, fuesen a obtener algo más que unos cuantos diputados, sin tener garantizado un grupo parlamentario. Y eso en el mejor de los escenarios.

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