Los servicios de emergencias, el cambio del viento y el alcalde con un tractor acaban con un incendio en Hormigos

La unión hace la fuerza. Que se lo digan a los servicios de emergencias que extinguieron esta tarde un incendio forestal en la urbanización Fuente Romero de Hormigos, un pueblo toledano de unos 700 habitantes. Contaron con la ayuda de los vecinos y el tractor de su habilidoso alcalde, José Emilio Pérez Rioja, que hizo unos surcos bien profundos que sirvieron de providenciales cortafuegos, según contaron testigos a ABC. Además, hubo un golpe de suerte: el cambio del viento, que se alió con los buenos en esta historia para extinguir un fuego que amenazó varias casas habitadas al abrigo del río Alberche, que pasa al lado. Las llamas se quedaron a las puertas de las parcelas y los vecinos, con el corazón en un puño y algún ataque de ansiedad. «Logramos parar el fuego en las lindes de las viviendas», resumía gráficamente uno de los participantes en las tareas de extinción de este incendio, cuyo origen es oficialmente desconocido. «Hubo momentos de nerviosismo, porque la zona de las riberas tiene unos árboles inmensos y hubo momentos en los que las llamas los cubrían», describía otro. El suceso se desencadenó después de la hora de la siesta. «A las cinco y media nos avisaron del incendio», contaba uno de los voluntarios de la Agrupación de El Casar de Escalona que acudieron a la alerta, a diez kilómetros de su base. Como hacen en todos sus avisos, enviaron un mensaje por WhatsApp al alcalde correspondiente, y el de Hormigos «allí estaba con su vehículo cuando llegamos a la urbanización», que fue desalojada. Un elemento que jugó en contra fue el polen, que ayudó a que las llamas se propagaran rápidamente, según un efectivo de emergencias. Pero el fuego no contaba con la unión de un ejército: los vecinos con cubos de agua y mangueras al principio; y luego voluntarios de Protección Civil de El Casar de Escalona y Torrijos, además de bomberos del consorcio de incendios procedentes de varios parques de la provincia. También personal del Infocam, un helicóptero, agentes medioambientales y guardias civiles. Además, en la retaguardia, sanitarios con una UVI móvil procedente de Escalona y una ambulancia de Soporte Vital Básico de Castillo de Bayuela. Voluntarios de Protección Civil de El Casar de Escalona, durante la intervención Protección civil Los recursos llegaron gradualmente porque no muy lejos de allí, en Escalona, se había declarado otro incendio forestal importante. Sin embargo, las llamas declaradas en Hormigos no esperaban tener también en su contra al alcalde. José Emilio se marchó en un todoterreno y regresó a la urbanización conduciendo un tractor de gran tamaño y dispuesto a hacer lo que los servicios de emergencias le ordenasen . Así comenzó a cavar surcos profundos, para lo que le vino de perlas las gradas redondas que llevaba enganchadas al vehículo agrícola. Las gradas son unas cuchillas utilizadas generalmente para tapar surcos, allanar la tierra y deshacer los terrones que quedan en la superficie. Pero, en este caso, el alcalde se empleó con denuedo en realizar cortafuegos, que ayudaron en las tareas de extinción. Se desalojó la zona, paralela al río Alberche, aunque los vecinos insistían preguntando en qué podían ayudar. «Con los medios de emergencias allí, los ciudadanos que estaban por medio corrían peligro por el humo y los camiones se los podían llevar por delante», explicaba otro interviniente, que les aconsejó alejarse. Algunas parcelas tenían animales y un testigo relataba la presencia de «un chico y una chica equipados con un chaleco que ponía Rescate Animal». Con una mascarilla con filtros y un casco cada uno, fueron autorizados por la Guardia Civil para entrar para sacar animales. En esas que llegó el golpe de fortuna: «El aire que venía de sur a este cambió otra vez hacia la zona quemada; en ese momento los servicios de forestales atacaron con la ayuda del helicóptero y cortaron el fuego. Fue una suerte», se alegraba un testigo de un incendio extinguido sobre las siete y media y que, afortunadamente, se ha quedado en un susto.

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