domingo, 16 de abril de 2023

Las cuatro escuelas del bordado toledano piden su declaración como Bien de Interés Cultural

Como se suele decir, unos cardan la lana y otros se llevan la fama. Pues en el caso del bordado, pasa lo mismo. Lagartera es conocida mundialmente por esta tradición artesana, pero en la provincia de Toledo hay cuatro escuelas en diferentes localidades que llevan siglos y siglos haciendo auténticas obras de arte con esta tradición artesana que son menos reconocidas. Noticia Relacionada estandar No Las Labores de Lagartera, los entresijos de la Alta Costura 'made in Spain' que ha conquistado medio mundo Marta Benayas Álamos Una isla estética cuyo impacto se refleja en casas reales europeas más influyentes, creaciones de diseñadores de renombre o la obra de artistas y fotógrafos internacionales Ahora, todas ellas tienen algo en común: están en peligro de extinción por la falta de relevo generacional y, si no se hace nada por remediarlo, pueden desaparecer. Por eso, desde cada uno de esos pueblos que han dado fama al bordado lanzan un SOS para intentar solucionar este problema, algo que han hecho mediante solicitudes de declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) de este arte legendario. En el caso de los bordados de Lagartera , el expendiente ya ha sido incoado por parte del departamento de Cultura de la Junta de Comunidades, en breve pasará lo mismo con el de Navalcán y se están tramitando los de Oropesa y Caleruela. «Cuando era niño y salía a la puerta de la calle, contemplaba constantemente los dibujos y los hilos de colores que dan forma a estos bordados tan propios de la comarca de la Campana de Oropesa y de Talavera», recuerda José Luis Sánchez Sánchez . Con raíces en Parrillas y Navalcán, este doctor en Bellas Artes escribió su tesis doctoral titulada 'Iconología simbólica en los bordados populares toledanos', que versa sobre esta expresión artística de la que hablará el próximo lunes, a las 19.00 horas, en la Biblioteca de Castilla-La Mancha de Toledo. Y el próximo 22 de abril, a las 19.00 horas presentará en el Museo de Santa Cruz su libro ' El Traje de Vistas. La Indumentaria Tradicional de Navalcán' . Él, en concreto, ha sido el impulsor de la solicitud de BIC del Tejidillo o Acolchado y el Traje de Vistas de Navalcán , junto con el ayuntamiento de la localidad. «Con ello, se conseguiría promocionar, alentar y presupuestar para desarrollar medidas de salvaguarda, con la creación de talleres y escuelas de artes y oficios», asegura Sánchez a ABC. «La realidad es que, cada vez, menos mujeres aprenden este oficio», se lamenta el doctor en Bellas Artes, que informa de que en las cuatro escuelas de bordados que existen en la provincia de Toledo no hay más de 15 talleres. Bordados de Navalcán Arriba: Dechado elaborado con Tejidillo o Acolchado navalqueño. Debajo: Mujer vestida y detalle de Traje de Vistas de Navalcán josé Luis Sánchez El bordado toledano, dentro del bordado hispano, es actualmente uno de los más señeros junto a la escuela castellana, con los serranos de Salamanca, el bordado segoviano y el zamorano, así como la escuela mallorquina. También hubo otras escuelas conocidas por su artesanía, aunque hoy están venidas a menos o casi extinguidas, como la extremeña, la valenciana o en Huelva. 'Boom' a mediados del siglo XX En la provincia de Toledo ha destacado siempre el conocido como las labores de Lagartera, pero existieron y existen cuatro escuelas más del bordado toledano, como son la de Talavera, la de Oropesa, la de Navalcán y la de Caleruela. De todas ellas, indica Sánchez, el Tejidillo navalqueño y el bordado morisco de Caleruela o 'Punto Moruno' no entraron en la red comercial que se produjo con el 'boom' de esta artesanía a mediados del sigo XX «porque eran técnicas bastante difíciles de hacer y no compensaba económicamente». Según cuenta el también académico de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Historicas de Toledo, el Tejidillo o Acolchado navalqueño tiene sus orígenes en la Edad Media, pero sus raíces más directas se remontan a los bordados medievales de Egipto (periodo ayyubí, siglo XII y periodo mameluco de Egipto y Siria, siglos XIII al XVI), donde se utilizaba la técnica de entretejido o zurcido característico de la artesanía de Navalcán, que fue una constante en bordados de la cuenca mediterránea del siglo XVI. «La primera denominación -explica- hace referencia a su técnica, que sigue una labor de entretejido simulando con la aguja el propio trabajo que se hace con la lanzadera en el telar; la segunda hace referencia al uso que en la antigüedad se hacía de este bordado, siendo utilizado para la decoración de colchas –acolchado-, aunque en realidad eran delanteras de cama de vistas propias de la tradición en los rituales de boda en esta localidad». El Tejidillo o Acolchado navalqueño se ha mantenido es un estado puro y sin adulteraciones a lo largo del tiempo, pues se realizaba en el ámbito interno con exquisita maestría, empleándose en piezas de su indumentaria tradicional, como los puños y cabezones de sus camisas de gala o en las ancestrales gorgueras (pecheras) que iban ornamentadas con este singular bordado. También se utilizada en los ajuares domésticos, como las mencionadas colchas, paños de ofrendas, paños de altar, etc. Posteriormente se elaboraron otras piezas como mantelerías, toallas y sabanas que se comercializaron a nivel reducido o por encargo, ya que por su elaborada ejecución resultaban caros para entrar en las redes comerciales de amplios mercados. Traje de Vistas de Navalcán Fotografía antigua de mujer vestida con traje de novia elaborado con bordado de Navalcán Por otro lado, el doctor en Bellas Artes se refiere al Traje de Vistas de Navalcán, que es uno de los atuendos más arcaicos del panorama de la indumentaria tradicional en España. «Atavío de gala de carácter ritual y ceremonial originado en el siglo XVIII con piezas que mantienen trazas de los siglos XIV y XV y conservando patrones que remiten a las modas del XVII, presenta diferentes variaciones siendo tres los más característicos: el Traje de Novia, el Traje de Moza Madrina y el Traje de Vistas propiamente dicho, siendo un referente identificativo de la mujer navalqueña que ha pervivido hasta hoy y que se sigue utilizando en los actos festivos y celebraciones vinculadas al ceremonial de boda», señala. Ambas manifestaciones del patrimonio cultural navalqueño se muestran como elementos de homogeneidad, ya que el bordado del tejidillo o acolchado está unido a la ornamentación de su indumentaria y, a la vez, a su artesanía textil, permitiéndonos reconocer la identidad cultural de Navalcán en dichas producciones; en suma, su personalidad. Por todo ello, Sánchez concluye que «este acervo cultural que configuran estas dos manifestaciones tradicionales de Navalcán merecen sean declaradas Bien de Interés Cultural y se adopten medida de salvaguarda y protección para el futuro, dado que corren el riesgo de desaparecer esencialmente en el caso del bordado por falta de un relevo generacional y de formación urgente por parte de las instituciones, para que pueda continuar su vialidad en las generaciones venideras, enriqueciendo así la cultura artística de Castilla-La Mancha y, por ende, al disfrute de todos los españoles».

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