viernes, 14 de abril de 2023

Barcelona, 'casa nostra' para los fugitivos de la mafia

Como uno más, entre ruletas y máquinas tragaperras. Tres de la madrugada en la calle Marina de Barcelona. Seis individuos acaban de salir del casino del Puerto Olímpico cuando los Mossos d'Esquadra les dan el alto. Los agentes tratan de identificar a uno de ellos, pero los otros cinco se revuelven. Ejercen de escoltas de Raffaele Amatto , el que fuera mano derecha del 'boss' Paolo di Lauro hasta que, tras su detención en 2002, sus hijos, con Cosimo a la cabeza, se rebelaron contra la vieja guardia. Comenzó así una guerra sin cuartel –la 'faida di Scampia'– y Amatto huyó a España, donde fundó una escisión: el clan Amatto-Pagano. Junto a su mujer, Elmelinda, y una de sus hijas, se estableció entre la Costa del Sol y la capital catalana, donde vivía en la zona alta. Los agentes lo detuvieron en 2005, «muy tranquilo». 'O' Lello', acusado de ocho asesinatos y de liderar el tráfico de drogas entre Galicia y Nápoles, pasó 14 meses en cárceles españolas, pero finalmente quedó en libertad por «dilaciones burocráticas» que impidieron su extradición. La Policía Nacional lo 'cazó' de nuevo en 2009, esta vez en un hotel de Marbella . El inspector de la Policía Nacional Carlos Gil, jefe del grupo de fugitivos de Barcelona INÉS BAUCELLS Los investigadores detectaron la presencia de la Camorra en Barcelona ya en los 90. Por aquella época, además de la falsificación de moneda, rememora el inspector de Policía Carlos Gil, también vendían imitaciones de ropa de marca, en especial, chaquetas de piel, y contaban con algunos locales para blanquear el dinero obtenido con el tráfico de drogas, entre ellos un bar de copas en la calle Ginesta. Todavía no se había constituido el grupo de fugitivos que ahora lidera, cuando Gil, como parte de un equipo conjunto –atracos y delincuencia organizada– detuvo en la capital catalana a Pietro Ioia y Patrizi Vitozzi . Fue el 10 de junio de 1995, acusados de la exportación a Italia de 2.000 kilos de hachís. Junto a otros camorristas, también se dedicaban a asaltar a representantes de joyerías. Usaban motos para perpetrar los golpes. Los agentes los arrestaron en la calle Escipió. Ambos iban con documentos de identidad falsos. El interés de la Camorra por las joyas sigue vigente, y es que, como detalla a ABC la Policía catalana, la organización mafiosa aún se encuentra tras el robo de relojes de lujo en el territorio. «Prefieren los Rolex por su revalorización en el mercado de segunda mano. Usan motos robadas o con placas de matricula falsificadas», detallan desde el Cuerpo. Colocan la mercancía robada, generalmente, a través de internet, y la revenden en el mercado asiático –sobre todo en China–. Antes de la guerra, «Rusia también era un mercado preferente». Destino predilecto ¿Por qué Barcelona ? «Es un destino migratorio y vacacional predilecto de la población italiana», explican los Mossos. Además del clima y la cultura, que unos 70.000 italianos estén censados en Cataluña, –más del 5 por ciento de la población extranjera–, permite a los fugitivos pasar desapercibidos. La Barceloneta, que les recuerda a su Nápoles natal, es uno de sus barrios favoritos. Otro de los factores clave es la situación geoestratégica , «con una importante actividad portuaria y vías rápidas de comunicación con el resto de Europa y Andorra». «No es lo mismo controlar la organización desde Brasil, que a unas horas de viaje en ferry. Si algo sucede, siempre pueden volver, aunque se expongan a ser detenidos», precisa Gil. Clan Amato-Pagano Raffaele Amato Ex mano derecho de Di Lauro, tras la detención del 'boss' y la pugna por el poder con los hijos de Paolo, huyó a España y fundó un nuevo clan. Clan Marranella Mario Santafede El jefe camorrista era uno de los criminales más buscados de Italia. Se instaló en un lujoso apartamento de Barcelona, donde llevaba un alto tren de vida. 'Don' del clan Contini Paolo Di Mauro Apodado 'il infermiere', líder de una de las facciones más sanguinarias de la Camorra, fue detenido junto a Luigi Mocerino en la calle Gelabert. Clan Mazzarella Gennaro Esposito Conocido como 'cap' e bomba', era uno de los 'numerale' –sicarios con orden directa del Don– más relevantes de su clan, según las autoridades italianas. Clan Mazzarella Vincenzo Cinquegrana Entre los más buscados desde 2013, gestionaba el tráfico de drogas entre Sudamérica, España e Italia. Tras ser condenado, se fugó durante un permiso. En Cataluña los camorristas han expandido sus tentáculos para blanquear el dinero obtenido con el tráfico de estupefacientes. Desde el sector hostelero o de ocio al mercado inmobiliario. También en el de la marihuana , donde han establecido relaciones comerciales con algunos clanes de etnia gitana, según detallan los investigadores, para exportar la droga a Italia. Tras huir de su país, el nivel de vida de los mafiosos se corresponde con su rango en la organización. Mario Santafede se instaló en un lujoso apartamento de alquiler, de 150 metros cuadrados con vistas al mar, en la avenida Taulat 283, junto al hotel Hilton. Noticia Relacionada estandar No Detienen al «capo de capos» de la Cosa Nostra, Messina Denaro, fugitivo desde hace más de 30 años Ángel Gómez Fuentes Ha sido detenido en una clínica de Palermo. Condenado a cadena perpetua por decenas de asesinatos, era el fugitivo más buscado de Europa y uno de los criminales más peligrosos del mundo Era uno de los jefes de la Camorra , dirigente del clan Mazzarela, condenado a 14 años de prisión por tráfico de estupefacientes e investigado por varios homicidios. En la capital catalana acudía al gimnasio a diario y contaba con dos pasaportes falsos: uno británico y otro italiano. Había modificado su aspecto, por eso resulta vital ser «buen fisonomista» para formar parte del grupo de fugitivos, apunta el inspector. La paciencia es otra de las claves. Son muchas horas de 'tronchas' –vigilancias– hasta poder colocar las esposas a los prófugos. «Ellos necesitan tener suerte todos los días, nosotros solo uno», ilustra el mando con una frase de la serie 'Narcos'. La suerte acaba para unos y empieza para otros por una debilidad mundana: la de volver a ver a su familia. La mujer, los hijos, o la amante. La suerte acaba para unos y empieza para otros por una debilidad mundana: la de volver a ver a su familia. La mujer, los hijos, o la amante. Adoptan precauciones, muchos viajes se saldan sin reencuentro, hasta que, finalmente, el seguimiento a alguno de sus allegados les hace caer. «'¿Cómo me has encontrado?'», es la reacción más habitual, apunta Gil, junto a la nula resistencia. A veces incluso «aliviados» al ser descubiertos y poder poner fin a la huida. «Ser fugitivo es muy demandante», apostilla el inspector. A Paolo di Mauro , 'il infermiere', lo detuvieron en 2010, junto a Luigi Mocerino. Salían de ver a un abogado en la calle Gelabert. 'Paoluccio' era el 'don' del clan Contini, uno de los más sanguinarios de la mafia napolitana. Por otro «error burocrático» fue excarcelado en 2002 y se encontraba en busca y captura desde entonces. Seguir la pista del camorrista Gennaro Esposito en la capital catalana fue complicado. Los 'carabinieri' lo situaban allí, donde su mujer había residido durante un tiempo. Monitorizar sus desplazamientos permitió, por fin en 2021, localizar al fugitivo, que se había ocultado en distintos pisos de la Barceloneta. El grupo de Gil la siguió cuando aterrizó en el aeropuerto de El Prat, donde cogió un taxi. «Lo hizo parar en en un sitio, pero no se bajó y luego siguió hasta el Paralelo», rememora el inspector. Allí esperaba, junto a sus hijas cuando, desde la otra acera, apareció Esposito. Los agentes le chafaron el reencuentro familiar que, según les contó él mismo, llevaba mucho tiempo esperado. Incluso había adornado su piso con globos. La pista que los delata A veces es la falta de precaución en estas visitas la que los delata, con la publicación de una fotografía en redes sociales. El trabajo minucioso de los investigadores –«de hormiguita»– convierte la búsqueda de «una aguja en un pajar» en «un hilo del que tirar». Otras parece un error de principiante, como frecuentar con asiduidad el mismo local. Fue lo que ocurrió con Antonio di Matteo , que tenía predilección por un restaurante napolitano. «No es que tengan rutinas, pero a veces la gastronomía les puede», sostiene el mando policial, que aún recuerda la carrera por el barrio marinero de Barcelona para arrestar al mafioso . «Casi me atropellan». Di Matteo había regentado discotecas en Ibiza, y una vez en la capital catalana citó a su exnovia para tratar de retomar la relación. Ella estaba bajo vigilancia. Agentes custodian a Esposito en la comisaría de La Verneda (Barcelona) POLICÍA NACIONAL De los últimos en caer en la ciudad, Vincenzo Cinquegrana . «No, no, no soy yo, yo soy un estafador», espetó a los agentes. «Estaba confesando ser un delincuente, pero negaba ser un camorrista », cuenta Gil. Blanqueaba dinero para la organización, pero en Italia la pertenencia a la mafia supone una pena mayor, de ahí su reticencia a admitir el vínculo. Aunque en este caso de la 'Ndrangheta, otro mafioso que les costó «mucho trabajo», atrapar fue Vittorio Raso , al que la Audiencia Nacional dejó en libertad por error. Solo unos meses más tarde cayó por otro error, del propio capo. «Se puso nervioso cuando viajaba en coche con su novia y un chófer y vio un control de tráfico en Castelldefels. En vez de actuar con naturalidad, se bajó y uno de los agentes lo vio», rememora el inspector. La mala suerte (para Rasso) fue que uno de los policías locales había hecho un curso sobre falsedad documental y descubrió que aquel hombre era un fugitivo. Cuando lo escoltaron hasta el avión para su extradición a Italia, el capo confesó a Gil que meses antes había detectado una de las vigilancias de su grupo en la calle Balmes, cuando, camuflado con un peluquín , iba a ver a su novia modelo

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