miércoles, 9 de noviembre de 2022

José María Saiz, alcalde: «Si no viene el ATC a Villar de Cañas, nos moriremos de asco»

Para entender la indignación del alcalde José María Saiz , que asegura representar a la inmensa mayoría de sus 400 vecinos, hay que irse a Villar de Cañas , su pueblo, uno de tantos en Cuenca que pierden población sin freno, y retroceder hasta las Navidades de 2011, cuando el Gobierno de Rajoy anunció que era el escogido para construir un almacén nuclear. Que a aquel lugar perdido, no muy lejos de la carretera que une Madrid y Valencia, llegaría una lluvia de 1.000 millones de euros. Casi nada. Y más de una década después, en Villar de Cañas no hay almacén nuclear y, probablemente, nunca lo habrá. El actual Gobierno de Sánchez ha anunciado que cada central guardará sus residuos, en una decisión en la que ha influido mucho la oposición acérrima de la Junta de Castilla-La Mancha que preside Emiliano García-Page. «Esto es una irresponsabilidad muy grande. El ATC (Almacén Temporal Centralizado) en Villar de Cañas cuesta 1.000 millones y se solucionaría el problema de los residuos durante 100 años, mientras que lo que pretenden hacer vale 3.500 millones», dice Saiz en conversación telefónica con ABC, afirmando que la decisión «ha sido un movimiento político para hacerle un favor a Page». Saiz, alcalde del PP desde 1995 y que «por supuesto» se volverá a presentar en las próximas elecciones municipales, está convencido de que el ATC es «la salvación». «Si no se hace, nos moriremos de asco. La gente joven se va. En cambio, si se hace, esto crecerá como la espuma porque habría trabajo de calidad. El que no lo vea es que está ciego», agrega. «Para la Junta, en Villar de Cañas es como si tuviéramos la peste. Me reuní con el presidente Page en Toledo en 2015, cuando llegó a la Junta, y no se imagina todo lo que me prometió. Ahora, todos los dirigentes socialistas de la provincia se han alegrado de que no se haga la inversión más grande de la historia en Cuenca. Y yo pregunto: ¿hasta qué punto de lameculos son? ¿Qué van a traer? ¿Placas solares? Esto va a parecer la guerra de las galaxias», dice con sorna. Mientras tanto, el presidente del PP de Castilla-La Mancha, Paco Núñez, insistió ayer en que el proyecto de Villar de Cañas se reactivará si su partido vuelve al Gobierno, ya que «el progreso y el avance de la provincia de Cuenca pasa por una combinación de la energía renovable con la nuclear». Núñez, que califica como «una tragedia y una desgracia» el plan del Ministerio de Transición Ecológica, acusó al PSOE de «ecologismo radical». «En una crisis energética como la actual, no se entiende por qué este ataque a un proyecto que generaría miles de euros en una comarca que lo necesita», expresó. Aquella guerra con Cospedal En el Gobierno de Castilla-La Mancha las sensaciones son otras. Page no dudó en apuntarse el tanto de «desterrar el cementerio nuclear» de Villar de Cañas y cree que es una victoria política tanto de la Junta como del PSOE. Se trata de un proyecto que estaba «mal planteado», pero que será «peor» cuando «se sepan todos los que hicieron de intermediarios en el negocio». «Cuando eso se sepa, sí que va a ser basura», dijo sin aportar prueba alguna. Otros cargos regionales del PSOE también salieron en tromba a celebrar la decisión del Gobierno. «Este nuevo plan es una magnífica noticia para la región y para la provincia de Cuenca», dijo el vicepresidente de la Junta, José Luis Martínez Guijarro. «Cuántas empresas vendrían a instalarse en la provincia sabiendo que cerca tienen un basurero con los residuos nucleares de todo el país», añadió la diputada Diana López. Page siempre ha asociado el proyecto de Villar de Cañas a María Dolores de Cospedal, la ex secretaria general del PP y presidenta regional entre 2011 y 2015. De ahí que lo primero que hizo al llegar a la Junta fue iniciar una campaña de acoso y derribo para torpedearlo. Por ejemplo, aprobó una ampliación desmesurada (de 1.000 a 25.000 hectáreas) de la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de la Laguna del Hito, próxima al pueblo conquense. Sin embargo, según el despacho Pilar Martínez Abogados, «no se amparaba en razón técnico científica alguna» y el Tribunal Supremo la ha anulado.

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