martes, 1 de noviembre de 2022

El Barça explica por qué le han echado

PESTAÑA j6-viktoria-barcelona-champions22/23 Crónica 4 COMPONENTE Ficha Crónica 2326746 El Barça salió con los despojos. El once inicial parecía los restos de caballa y otra morralla con que Ángel León elabora los embutidos del mar en Aponiente. Por jugar, jugó hasta el señor de Chía, Bellerín con su aspecto de robar coches en los callejones, el joven Pablo Torre que no hizo gran cosa en la primera mitad pero en la segunda marcó el gol más bonito de la noche, y por supuesto Ferran Torres, que ayer falló como siempre mucho pero marcó dos goles: el primero, de tan inusual, ni él mismo se lo creyó. Kessie de central. Iñaki Peña a la portería. Los checos eran tan malos, pobres, que hasta la banda que puso ayer Xavi a jugar parecieron durante algunos minutos jugadores importantes. Era impresionante ver correr a los locales, tanto esfuerzo para nada. Se les notaba como hambre, pero no hambre competitiva, o hambre moral, sino hambre física, como si todavía guardaran memoria, en su gesto torcido, del yugo comunista. Ferran Torres empezó en el minuto 5 su particular festival de la embarrada desaprovechando una buena asistencia de Gavi. En el 6 Ansu chutó lamentable pero el portero Jindrich Stanek es tan nefasto que se les escapó la pelota por debajo del cuerpo y Marcos Alonso remató muy atento el primero. Seguramente hay que recalcar el mérito de que un equipo tan menor como el Viktoria Plzen haya llegado a jugar la Champions, y es verdad que no es justo ni elegante cebarse con los que ya se ve que no llegan. Pero reconocidos los méritos, y excusada la crueldad, es difícil jugar tan mal al fútbol. Es difícil ser tan malo, y además, parecerlo tanto. Ansu insistía en fallarlo todo, como si todo en su vida fuera caer por un frío pozo sin fondo y muy oscuro. A Kessie se le veía cómodo, mandando. Cada vez que tocaba la pelota Bellerín parecía como si falara un coche en Mallorca-Balmes. Xavi iba como muy abrigado, y la temperatura en Plzen era de unos muy confortables 12 grados. Es muy de Terrassa el postureo de la camisetita y luego a la que hace nada, un poquito de frío, correr a abrocharse la prenda excesiva. Un poco más de virilidad, Xavi, y un poco menos de postureo. Lo de Ansu añadía tristeza en cada intento. Este chico ha quedado cojo. Hay que venderlo rápido, antes de que los demás equipos lo noten. En partidos absurdos como el de ayer uno puede fijarse más en detalles que no son estrictamente futbolísticos. Es importante criticar esta moda de cortarse el pelo en degradado de los varones de corta edad. Hay que decirles que si ya es triste ser futbolista, parecer traficantes es terrible, y las chicas que merezcan la pena, ninguna querrá presentar a sus padres a pintas tan barriobajeros. El Barça tiene una defensa tan ridícula, jueguen los titulares o los suplentes, que Chory casi marca de cabeza, pero el balón fue a estrellarse en el larguero. El señor de Chía quiso dar la réplica chutando desde lejos. Lo hizo con poca gracia, pero el portero local era tan malo que casi volvió a meterla dentro con sus torpes manotas bohemias. La combinación de bigote y peinado de Bellerín eran de no creer. Parecía caricaturizado. Iñaki Peña salvó el empate en otra demostración de la disfuncionalidad de la defensa visitante. Hay que decir que la carrera y el disparo del delantero checo parecieron como lo de Bellerín, otra broma. Ansu continuaba fallando, incluso a puerta vacía. Este chico, qué drama. El Barcelona daba una imagen pésima e indignante. Si Xavi quería salvar anoche, como dijo en la rueda de prensa previa al partido, el orgullo y el sentido de la profesionalidad de su equipo, estaba consiguiendo todo lo contrario, exhibiendo todas las categorías de la impotencia contra un rival que no podía dar ni las buenas noches. Y pese a tanta, tanta pobreza, tuvo sus ocasiones, lo que sin duda acababa de ser humillante para un Barça de vergüenza ajena. Ferran marcó el segundo y fue tan raro que no fallara que sus compañeros pensaron que era fuera de juego y no lo celebraron. Él, por cierto, tampoco. El VAR corrigió al colegiado y acertadamente lo acabó concediendo. Los locales recortaron distancias de penalti, ante otro naufragio de la defensa azulgrana. Ferran Torres enseguida marcó el tercero, pero gracias a las facilidades que le dio Marcos Alonso, Chory marcó el segundo de su equipo. Todo era de la peor calidad imaginable, salvo Iñaki Peña. Kessie se rompió y entró Marc Casadó, que dejó algunas pinceladas. Triste noche para la dignidad culé. El Barça en esta Champions ha marcado 12 goles, los mismos que ha encajado. El partido, pese a la victoria, fue una minuciosa explicación de por qué ha sido expulsado de Europa.

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