martes, 8 de noviembre de 2022

Al parón, con la lengua fuera

El lunes, o más bien ya martes entrada la madrugada, Ancelotti caminaba pensativo hacia el autobús que llevaría a los jugadores y a los miembros del staff a Valdebebas y, de ahí, a sus respectivas casas. Tras el doloroso traspié en Vallecas que le hacía perder el liderato, no tenía su mejor cara Carletto, consciente de que al equipo se le está haciendo bola este trecho final antes del parón del Mundial. No lo va a decir públicamente, porque no es su estilo, pero el primero que sabe que la cita de Qatar está en la cabeza de los jugadores es el propio Ancelotti. Y es hasta comprensible que sea así. Nunca antes un Mundial se había jugado con solo una semana de margen respecto a las competiciones de clubes, y el Madrid tiene una plantilla en la que 14 de sus integrantes (un 60%) tiene su presencia asegurada en Qatar... salvó lesión. Físicamente, el equipo no está fresco tras haber acumulado veinte partidos en menos de tres meses, a encuentro cada tres días. Calendario exigente al que hay que sumar el parón de selecciones de finales de septiembre, que también supuso un extra de kilómetros y desgaste mental para los jugadores. Un hándicap que está pesando en el rendimiento de estos últimos partidos en los que el Madrid ha sumado dos derrotas, en Champions frente al RB Leipzig y en Liga contra el Rayo, y un empate, en el Bernabéu ante un recién ascendido como es el Girona. Resultados, como mínimo, llamativos. No hacen encender la luz roja, pero sí ponen en alerta al cuerpo técnico. Si tras la victoria en el clásico de hace tres semanas, el parón del Mundial se veía como un freno a la buena dinámica blanca, ahora el Madrid pide a gritos que el Mundial llegue cuanto antes. Falta oxígeno. Y sobran distracciones. Noticia Relacionada Rayo Vallecano - Real Madrid estandar No El Rayo fulmina el liderato Hughes El Madrid pierde en Vallecas su primer partido liguero en un duelo trepidante Vinicius es el mejor ejemplo. El brasileño, determinante en este primer tramo de la temporada en el que ha asumido la responsabilidad y el peso de Benzema —fuera del equipo casi en el 50% de los partidos—, está desquiciado. En Vallecas gastó más saliva que sudor y provocó una reacción impropia en Ancelotti. El italiano tuvo que agarrarle para que no siguiera discutiendo con Martínez Munuera, al que incluso le pidió que no le tocara. Vas a jugar, vas a jugar», le repetía el italiano, enojado, conforme lo alejaba de la discusión con el colegiado. Vini, fuera de sí, ni siquiera tampoco entraba en razón con Carletto, que evitó llevar a mayores su reprimenda, al menos de manera pública. Luego, en sala de prensa, se mordió la lengua y saco su habitual escudo protector, pero su gesto denotaba cierto hartazgo por un tema que se ha enquistado. A Vinicius le pegan mucho y le provocan más, y los árbitros no están siendo equitativos con él, pero eso no sirve de justificación para que se encienda a la mínima chispa. A las puertas de su primer Mundial, y como gran estrella planetaria que ya es, el brasileño está pasado de revoluciones, y eso no es bueno para él ni para el Madrid. Los blancos necesitan de su mejor versión hasta que Benzema vuelva a ponerse al frente de la nave. Pero eso ya tendrá que ser después del Mundial. Primero, toca ganar cómo sea al Cádiz para irse al parón con una sonrisa.

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