Cuando se cumplen dos años de la investidura de Sánchez el escenario político se encamina a un nuevo ciclo electoral sin haber digerido todavía el anterior. El último año sin alguna convocatoria electoral en nuestro país fue 2013. El próximo 13 de febrero las urnas se abrirán en Castilla y León para medir las fuerzas del PSOE y el PP. El encadenamiento con las que se celebren en unos meses en Andalucía condicionará la situación en la que llegarán Pedro Sánchez y Pablo Casado a un 2023 en el que están programadas las elecciones municipales y autonómicas en primavera. Siempre con la incertidumbre del momento en que el presidente del Gobierno decidirá convocar las elecciones generales. Ambos líderes lanzan este fin de semana la precampaña de estos comicios que van a condicionar el arranque del curso. Pedro Sánchez estará este domingo con Luis Tudanca en Palencia. Mientras que Pablo Casado tendrá que conformarse con arropar de forma telemática, debido a su reciente positivo en Covid, al presidente Alfonso Fernández Mañueco en la intermunicipal que celebra el partido regional en Salamanca. La mala tendencia del PSOE Con Andalucía en el horizonte, Sánchez tiene ante sí dos enormes etapas de montaña antes de llegar a 2023. La convocatoria electoral en Castilla y León no ha sido una sorpresa para el PSOE, que la llevaba esperando desde el mes de octubre. Pero sí que rompe el ritmo pausado y muy centrado en vender gestión que la nueva Moncloa quería implementar. Desde el fracaso estrepitoso de la moción de censura en la Región de Murcia y la fuerte derrota en las elecciones de la Comunidad de Madrid las encuestas reflejaron una absorción de la mayor parte del voto que le quedaba a Ciudadanos en favor del PP. Eso situó al PP por delante del PSOE por primera vez desde 2018. Pero esa ventaja se ha ido reduciendo de forma importante en las últimas semanas. Algo que ha insuflado optimismo en las filas socialistas, confiados y ocupados en desgastar la figura de Casado, que interpretan como un lastre para las posibilidades del PP. Pero esa corrección de la tendencia demoscópica no oculta una realidad: el PSOE no está sufriendo un desplome pero sí está estancado en unos niveles inferiores al voto que tuvo en las últimas elecciones generales. Desde las elecciones del 10-N siempre que se han abierto las urnas el PSOE se ha llevado un susto. La única excepción es Cataluña, en unos comicios muy marcados por el colapso de Ciudadanos y un fuerte descenso de participación. Pero en Galicia, País Vasco y la Comunidad de Madrid se perdieron votos respecto a las elecciones precedentes. En las tres federaciones el PSOE ha cambiado a su líderes regionales en los congresos regionales celebrados este otoño. A través de este proceso se ratificó a Luis Tudanca como líder en Castilla y León. Su victoria en 2019, con más porcentaje de voto que el que Sánchez logró en ese territorio en las generales, le valieron para revalidar el puesto, pese a que nunca ha sido un liderazgo que despierte grandes entusiasmos. Además, la posibilidad de que el adelanto electoral se produjese desaconsejaba lanzar un candidato sin margen para darse a conocer. Tudanca será candidato por tercera vez. Y se enfrenta a un escenario similar al de Ángel Gabilondo: pasar de ganar en 2019 a una dura derrota en la siguiente convocatoria que le hará asomarse al final de esta etapa política. El PSOE está dando muestras ostensibles de su disgusto por la convocatoria porque es consciente de que sus opciones de gobernar son prácticamente nulas. Por eso su opción siempre fue la moción de censura de la mano de Francisco Igea, líder de Ciudadanos. Pero las relaciones nunca terminaron de encauzarse como para hacerlo factible. Incluido un intento fallido este pasado año. El ‘regalo’ de Garzón En el Partido Popular, la maquinaria electoral se pone en marcha hoy mismo, en Salamanca, con las encuestas regionales de Castilla y León a favor y con el ‘regalo’ que les ha hecho Alberto Garzón justo antes de la precampaña. Las polémicas declaraciones del ministro sobre los ganaderos y la carne de «mala calidad» que exporta España de animales maltratados han construido medio discurso electoral de los populares, que han alzado la bandera de la defensa de la ganadería nacional en una tierra donde es un sector básico. Los últimos sondeos publicados sitúan al PP muy cerca de la mayoría absoluta en esa comunidad autónoma. El objetivo nada oculto de los populares es repetir no solo el resultado de Madrid del 4-M, sino lograr un ‘efecto Mañueco’ que impulse de nuevo al partido y a Casado en toda España, justo cuando empiezan a dar muestras de cansancio en las encuestas. Es cierto que Mañueco no es Ayuso, pero una victoria rotunda le sirve igual a Génova para demostrar que ya no se trata solo del triunfo de un dirigente regional, sino de la fortaleza del partido en su conjunto y del proyecto político que lidera el presidente nacional. Si logran ese objetivo, el triunfo sería doble, pues el PPsaldría fortalecido en otro gobierno autonómico, podría gobernar en solitario, con escasa dependencia de Vox y con Ciudadanos fuera de combate. Además, Casado saldría fortalecido ante la recta final de los congresos regionales del partido que quedan por celebrar este semestre, incluido el de Madrid, sin olvidar el nacional, previsto para julio. Ese sería el mejor de los escenarios posibles para el PP y en Génova hay fe ciega en que lo pueden conseguir. Pero como todo, tiene sus riesgos. Si falla alguno de los elementos las consecuencias pueden ser imprevisibles. El peor de los casos sería que el PPperdiera el Gobierno autonómico, algo fuera de los pronósticos hoy por hoy, pero que pondría en serios aprietos el liderazgo de Casado. También podría suceder que la victoria no fuera tan aplastante y Vox se convirtiera en socio fuerte y necesario, lo que condicionaría también una buena parte del discurso futuro del PP. Todo empieza ahora en Castilla y León para el PP, pero la carrera no acaba ahí. En el reciente congreso del PP de Aragón, el secretario general, Teodoro García Egea, ‘prometió’ a los suyos que desde ese momento el PPganaría todas las convocatorias electorales. La siguiente podría ser la de Andalucía, donde los sondeos indican una victoria rotunda de Juanma Moreno, que daría nuevas fuerzas, otra vez, a Pablo Casado en su carrera hacia La Moncloa. Primero fue Madrid, en este momento es Castilla y León y a continuación llegará el turno de Andalucía. Serían tres victorias que podrían consolidar una ventaja del PP sobre el PSOE que Casado considera ya ‘estructural’, y no coyuntural, aunque se haya frenado. El PPconfía en afrontar 2023 más fuerte gracias a esas tres ‘victorias’, si se cumplen las previsiones demoscópicas, y añadir otro triunfo en las elecciones municipales y autonómicas de mayo de ese año. Sería su mejor trampolín hacia las elecciones generales, cuando las convoque Sánchez. Los populares son conscientes de que el liderazgo de Casado no acabará de consolidarse hasta que no gane unas elecciones, y mientras tanto siempre habrá dudas en la oposición. Y para ganar en las urnas, todo empieza ahora, advierten, en Castilla y León.
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viernes, 7 de enero de 2022
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