El Real Madrid, otra vez en vilo por Bale

El matrimonio de Bale con el Real Madrid acabará en divorcio dentro de ocho meses. Será el final de nueve años repletos de desencuentros, separaciones y disputas como las que provocaron su cesión al Tottenham después de mofarse de todos haciéndose el dormido en las gradas de Valdebebas. Veintisiete lesiones han marcado su trayectoria en el club y la última, una grave dolencia de rodilla, ha supuesto que no juegue desde hace dos meses después de ser titular en las tres primeras jornadas ligueras, en las que marcó un gol. La historia se repite. Como sucedió en anteriores ocasiones, en el parón de septiembre se marchó con Gales, cambió el estilo de entrenamiento y a su regreso al trabajo en Valdebebas sufrió este importante percance. Lo peor, y el argumento es reincidente, es que solo ha realizado dos entrenamientos de campo y hoy no está convocado por el Real Madrid para medirse esta noche al Rayo Vallecano, pero se marcha inmediatamente a Gales para concentrarse con su selección. Serán Bale y los médicos de su equipo nacional quienes decidirán, tras cuatro entrenamientos más, si reaparece el sábado ante Bielorrusia. Algo chirría en este proceso. Todo es extraño. «No soy su padre, sufrió una lesión importante, ahora tiene la obligación de ir con su equipo nacional y allí serán los médicos los que decidirán si puede jugar o no el próximo sábado», señala Ancelotti La película de no jugar con el Real Madrid, tener minutos con Gales y volver a romperse la han visto muchas veces en la casa blanca. «No soy su padre», constesta Ancelotti al cuestionarle si no protege demasiado a Bale con sus palabras. «Sufrió una lesión importante, ahora tiene la obligación de ir con su equipo nacional y allí serán los médicos los que decidirán si puede jugar o no el próximo sábado». Es cierto. Pero el Real Madrid es quien le paga doce millones netos al años más bonus y en el ambiente del madridismo siempre ha quedado patente una sensación de querer jugar con Gales por amor y con el Real Madrid por obligación profesional, como si fuera un plato secundario. El dilema es que ese segundo plato es muy caro y solo se lo paga su equipo, no Gales. Asegura Bale que aquella bandera con el texto «Gales, golf y Real Madrid, por este orden» fue una broma de contestación a quien le criticaba con esas prioridades, pero la verdad es que los hechos convierten la broma en realidad. No ha reaparecido con su club y se va con Gales, una selección que necesita vencer a Bielorrusia y Bélgica en su grupo clasificatorio del Mundial de Qatar. Seguro que intentará arriesgar para ayudar ante esas dos finales. En el segundo encuentro se enfrentará a su compañero Hazard, que vive un periplo paralelo al del británico, sin minutos en el Real Madrid y lesionándose también con su selección. El peligro que corren el Real Madrid y Bale es que se rompa de nuevo con Gales y retorne a la capital de España para que los médicos de la casa le recuperen y vuelta a empezar. Hace unos años esta situación molestaba especialmente en la entidad. Ahora llevan el caso con resignación. Bale es hoy, digámoslo de manera cristalina, un futbolista residual para el club. Rodrygo, Lucas Vázquez y Asensio tienen prioridad para Ancelotti en el lado derecho del ataque. El sensacional Vinicius y Hazard le superan en el orden de prioridades del flanco izquierdo. La empresa espera con estoicismo al mes de julio para desprenderse de él para siempre y no deja de intentar una nueva cesión en el inminente mercado de invierno. Quiere quitárselo de encima cuanto antes. En estas condiciones, Bale vive una última campaña difícil, porque no tiene continuidad en su fútbol y sus compañeros le han sobrepasado por la derecha y por la izquierda. Anceloti rememora sus éxitos: «Ha sido un jugador importante para el Real Madrid, porque ganó la Champions 2014, la Copa del Rey 2014 y la Champions frente al Liverpool». Todo es pasado. No ha aportado nada al equipo blanco desde hace tres años.

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