jueves, 18 de febrero de 2021

La Policía prevé disturbios en más ciudades y que lleguen al fin de semana

Barcelona y Madrid son el escaparate, pero los disturbios tras el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel se extienden ya por varias ciudades, desde luego por el resto de capitales catalanas pero también por Zaragoza o Valencia. Fuentes de la Policía y de los Mossos d'Esquadra consultadas por ABC aseguran que trabajan con la hipótesis de que esa espiral de violencia se extienda por más localidades y que las algaradas se prolonguen, al menos, hasta mañana. Y algunos informantes señalan el sábad por la tarde como el momento más complicado. «El martes probaron en Cataluña y les salió bien, en especial en Barcelona donde hubo duros enfrentamientos; el miércoles volvieron a hacerlo, y se sumaron Madrid y otras ciudades. Ven la repercusión, que hay partidos como la CUP y Podemos que 'compran' su discurso y hasta aplauden sus protestas y se envalentonan porque tienen lo que buscan: notoriedad». Estos discursos que justifican la violencia, cuando no la alientan, ha llevado a los sindicatos de la Policía y de los Mossos a mostrar su indignación. En el caso de la Policía autonómica hay incluso amenaza de plante, porque sus agentes han sido atacados con especial virulencia por la pérdida de un ojo por parte de una de las manifestantes en circunstancias no aclaradas. Se investiga si pudo haber sido por el disparo de un proyectil de 'foam' (material viscoelástico) de la Policía catalana. Utiliza esta munición al tener vetadas las pelotas de goma, que sí emplean la Policía y la Guardia Civil. Los Mossos dicen que la situación es «insostenible» ante la «agresividad desmesurada» que sufren. El SUP, por ejemplo, exige que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, pida una rectificación al portavoz de Podemos, Pablo Echenique, así como una defensa clara del Gobierno a la actuación policial. El SPP, mayoritario en la escala ejecutiva (de mandos) se pronunció en parecidos términos. El hartazgo con los de Iglesias es total, y aunque de forma reservada el Ministerio lo comparte, al menos hasta ahora no lo ha hecho público en defensa de sus funcionarios vejados. En los Mossos, la indignación es sobre todo con la CUP, que puede tener influencia crucial en el próximo Govern. En los incidentes participan grupos anarquistas y antisistema, pero en Cataluña se incorporan independentistas radicales de la órbita de Arran (sectorial juvenil de la CUP) y en el de Madrid gente joven que se suma a la 'fiesta', delincuentes y hasta menas. Se juntaron 900 personas en Sol. La nota común de los alborotadores es su juventud. «Es verdad que había gente que lleva años en esto, pero vimos a muchos chavales de 18 ó 20 años que no tienen ni ideología. De familias estructuradas, pero que en cuanto vieron la muchedumbre se unieron», explica un antidisturbio de la capital. El convocante (que no comunicó la concentración a Delegación del Gobierno) fue el Movimiento Antirrepresivo de Madrid. Una amalgama antisistema en la que entran okupas, proindependentistas y hasta gente que apoyó al etarra Iñaki Bilbao en su huelga de hambre. Uno de sus simpatizantes,Daniel Gallardo, fue condenado a cuatro años de prisión tras reventar un palo con clavos sobre la cabeza de un «antidisturbio» en una protesta en octubre de 2019 contra la sentencia del Supremo del 'procés' del Supremo, también en Sol. El MAR nació precisamente en mayo de 2018, cuando saltó la polémica por otro rapero, el mallorquín Valtònyc, huido en Bélgica. También había bukaneros (ultras del Rayo Vallecano), las Brigadas Antifascistas, y participantes en Rodea el Congreso y otras protestas como el 'Yo no pago' en el Metro, justo después del 15-M. Se juntaron el Sindicato de Estudiantes e Izquierda Revolucionaria, que han estado presentes en otras protestas radicales en Barcelona y Vitoria. En Madrid, de los 19 detenidos 6 eran menores. Y en Cataluña, los 18 arrestados el primer día de protestas en Barcelona, Lérida, Gerona y Vic (Barcelona) tenían entre 17 y 26 años. La mayoría van en grupo y se infiltran entre los manifestantes pacíficos. Buscan el cuerpo a cuerpo con los agentes –pedradas y botellazos contra los furgones policiales son habituales– y precipitan muy pronto las hostilidades, sin ese «tanteo» previo típico de otras marchas entre radicales y agentes del orden. Igual que en Madrid, en Barcelona el perfil de los manifestantes es heterogéneo, pero predominan los antisistema. El componente independentista también está presente, pero no es tan representativo como lo fue, por ejemplo, en las violentas protestas contra la sentencia del 'procés'. Apenas hay esteladas. Luego, a río revuelto, se suman delincuentes comunes. Los Mossos cifran en unos 200 ó 250 el número de violentos que las dos primeras noches llevaron el caos a las calles de Barcelona.

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