domingo, 28 de febrero de 2021

Poniendo en valor la hembra de cabra montés

Durante el confinamiento domiciliario del año 2020…, ¡no hay mal que por bien no venga!…, se han podido hacer muchas cosas. Por primera vez en la vida nos sobraba el tiempo, que se ha aprovechado para hacer limpieza general de casas y garajes, se han podido probar todas las recetas de cocina posibles e impensables, algunos optaron por el bricolaje, otros por pintar o escribir, los cantantes se inspiraron para escribir nuevas canciones, y un estudiante de máster…. preparó su TFM. El autor, Arturo González Cardalliaguet, abulense de 37 años, licenciado en Administración y Dirección de Empresas y Marketing, declarado ‘pro’ del mundo rural, decidió realizar su trabajo de fin de máster sobre gestión cinegética por la Universidad de Huelva con el título de "Estudio de fórmulas de medición y baremos del trofeo de cabra montés hembra para su homologación oficial". Dicho así puede parecer complejo, técnicamente es medir un trofeo de caza y establecer su puntación para una especie, la Capra pyrenaica, que hoy en día no tiene el mismo valor cinegético que el macho montés. Caza selectiva Su caza, en el mejor de los casos, se comercializa de la forma denominada «caza selectiva», por lo tanto no tiene el aliciente que pueden tener otras especies que sí están en los rankings mundiales. Y en el peor de los casos, el control poblacional tiene que ser llevado a cabo por funcionarios de la Administración. Esta situación se modificaría radicalmente si el proyecto de homologación de Arturo González llega a buen puerto. Entre otras cosas, porque: –Finalmente se dará el valor real que tiene el trofeo de cabra montés hembra, hoy en día muy devaluado, logrando aumentar la demanda cinegética por esta especie que es bastante desconocida sobre todo entre cazadores internacionales. –Al querer abatir los trofeos más grandes (por regla general, las más viejas) se eliminan las menos reproductivas manteniendo una población joven y sana. –Al aumentar la demanda aumentará el precio de la especie, lo que repercutirá positivamente en el animal, potenciando la especie y su hábitat y contribuyendo a la conservación del entorno. –Se incrementarán los ingresos de la zona y la actividad económica de los municipios, creando empleo y contribuyendo a frenar el despoblamiento rural y consiguiendo atraer inversión. –Al poder homologarse, se tendrá una base de datos de la evolución de la especie completando y mejorando los estudios de la misma. La homologación de un trofeo no es un capricho, trata de la investigación y la sostenibilidad ambiental ya que es una herramienta más de gestión del medio natural y contribuye a fortalecer los pilares sobre los que ha de sustentarse el desarrollo de ese mundo rural que todos pretendemos conservar. El aprovechamiento cinegético es parte inherente de la actividad económica del sector forestal y tiene importantes repercusiones en las políticas tanto de desarrollo rural como de conservación de la naturaleza. Tiene relativa importancia económica en el medio rural, siendo uno de los principales ingresos de muchos pequeños ayuntamientos de nuestra España despoblada y de propietarios forestales que orientan sus montes a la producción cinegética, y dentro de esta a la caza mayor, cuyos trofeos son susceptibles de medición mediante normas internacionales procediendo a su homologación y archivo por la Junta Nacional. Exclusiva de la península La homologación de una especie como la Capra pyrenaica, exclusiva de nuestra península, beneficia a nuestros pueblos, favorece el arraigo en zonas con riesgo de despoblación y fomenta el desarrollo de una actividad cinegética bajo estrictos criterios de sostenibilidad evitando un riesgo de superpoblación en una especie con pocos depredadores. Asimismo, contribuimos a la ampliación de la oferta turística cinegética a nivel mundial, dando un impulso económico y social a la zona, favoreciendo inversión local y extranjera y generando puestos de trabajo. Cuanto más valor se le dé a una especie más empezaremos a respetarla y apreciarla. La homologación supondría para esta especie pasar a disponer de una base de datos científica que incrementaría su valor objetivo acreditado y nos permitiría saber cómo va evolucionando año tras año, detectando posibles cambios evolutivos que son norma común en todas las especies. En definitiva, «lo que ahora vale uno, pasará a valer cuatro» y la suma de estos pequeños gestos hará posible que nuestro mundo rural recupere el valor que nunca debió perder.

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