Aquella noche había nervios en la séptima planta de Génova, 13. José María Aznar , serio, seguía desde su despacho el escrutinio de las elecciones generales, mientras entraban y salían de su despacho, con visible tensión, sus colaboradores más cercanos. En la recta final de la campaña las encuestas habían reflejado un acercamiento progresivo del PSOE al PP y el recuento de papeletas había empezado muy mal para los populares, con ventaja para los socialistas. «Esto es propio de Alfonso Guerra», comentó alguien. «Tranquilos, han empezado por las zonas rurales y faltan las ciudades», animó Aznar. La noche del 3 de marzo de 1996 fue de infarto en la sede nacional del PP. Estaban en juego la primera victoria del centro-derecha... Ver Más
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