
De la camisa hawaiana en casa de Pilar Rahola hasta su reincorporación de ayer, muchas cosas han pasado por la vida y la mente de José Luis Trapero. Nunca tuvo pedigrí independentista, pero durante un tiempo jugó a gustarles, a retorcer cínicamente la Ley para dejarles hacer y protegerles desde la pasividad. Es lo que sucedió el 1 de octubre. Los Mossos, a sus órdenes, miraban a lo lejos y sonreían mientras se celebró el refrendo ilegal. La Audiencia Nacional puede decir lo que quiera, pero yo estaba. Es cierto que una confusa, por no decir absurda, orden del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña le puso las cosas muy fáciles. Y también es verdad que en la única reunión...
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