viernes, 27 de noviembre de 2020

Itziar Yagüe: «Las primeras mujeres del blues desafiaban al sistema»

Pocas veces un disco tuvo un título tan adecuado: «Delicious» es una auténtica delicia. En el primer EP de la prodigiosa cantante Itziar Yagüe confluyen el blues, el jazz, el country y el gospel con una combinación de elegancia y poder adictivo que en este país solo se ve cada ciertos años. Hoy lo presenta de la mano de la Sociedad de Blues de Madrid, en un concierto con toda su banda y algunos invitados especiales de lujo, a partir de las 18 horas en la Fundación Progreso y Cultura (calle Maldonado, 53). Con todas las medidas de seguridad y el aforo al cincuenta por ciento, pero también con una ilusión desbordante. Creo que hace poco tuvisteis vuestro primer ensayo después de muchos meses, ¿cómo fue la jornada? Imagino que tendríais un hambre de música brutal, ¿no? ¿Cayó alguna lagrimilla de emoción? Hambre y sed de música, y de compartir, y de sentir eso indescriptible que es tocar todos juntos después de diez meses. Sin embargo, al arrancar el ensayo no parecía que hubiera pasado tanto tiempo, porque enseguida te sacudes el óxido y lo gozas. Cuando hay ese feeling, hasta el ensayo con mascarillas es un disfrute. ¿Cómo ha sido publicar un disco en esta situación tan extraña que vivimos? «Delicious» es mi primer EP, así que no tengo ni idea de cómo hubiera sido lanzarlo en circunstancias normales. Tuvimos que esperar para hacer la única mezcla que faltaba cuando se declaró el estado de alarma y todo el proyecto se retrasó tres meses. Me lo tomé como una prórroga que aproveché para perfilar la idea de la portada, seleccionar la fábrica donde fabricar los vinilos y diseñar la estrategia de promo del lanzamiento. Al menos, el resultado es espectacular, y está teniendo buenas críticas, ¿verdad? «Delicious» solo me ha traído alegrías. La buena acogida por parte de la crítica musical ha sido unánime y en las reseñas aparecen de forma recurrente las palabras «autenticidad», «personalidad», «descubrimiento»... Me halaga y me hace feliz y no deja de sorprenderme. Yo hice este disco pensando en que me gustara a mí y te aseguro que ese fue el mayor reto para una persona tan pejiguera y exigente consigo misma. Todo lo demás lo vivo como un regalo por el que siento inmensa gratitud. Los temas del EP son originales, ¿cómo fue el proceso creativo? Muy natural. A mí me costó mucho más convencerme de que mi música era digna de ser escuchada que el hecho de escribirla. Toda la vida me dio pudor mostrar mis canciones, arrastraba complejos varios, lastres mentales que me paralizaban. Un día volviendo en tren a Madrid se me ocurrió una canción, letra y melodía a la vez. Ni siquiera llevaba un boli para anotarla así que tuve que meterme a grabarla con el teléfono en el cuarto de baño del tren. Qué glamour, ¿verdad? Dos meses más tarde ya había compuesto todas las canciones del disco y alguna más y ya las tocábamos en los conciertos. Yo entiendo el directo como parte del proceso creativo porque ahí ves qué cosas funcionan y cuáles puedes mejorar y fijas la intención de cada tema. ¿En la grabación fuisteis muy perfeccionistas? ¿O buscasteis más la emoción que la pulcritud absoluta? Tenía clarísimo que quería grabar «Delicious» en el estudio pero en directo, con todos los instrumentos en el mismo tiempo y espacio. Fuimos muy bien preparados a la grabación, así que en el estudio simplemente nos dedicamos a tocar los temas a gusto, disfrutarlos, sentirlos. Efectivamente, lo que yo buscaba era apuntar a las tripas y al corazón más que la exactitud técnica, que en estos géneros resulta algo artificial. Por esa misma razón no quise corregir nada de la voz en el disco. Lo que está ahí está ahí por algo. Quise presentarme de la forma más honesta y transparente posible y en ese sentido creo que el disco es muy coherente. El EP es autoeditado, ¿ha sido por decisión tuya, o se intentó tantear interés de algún sello? No, lo planteé todo desde el principio como un proyecto personal y autoeditado. No he tenido contacto con ningún sello hasta después de sacar «Delicious». Ojalá sobrevivan los sellos pequeños, alguno está pasando verdaderas calamidades en estos momentos. Para que un seguidor del jazz o el blues entienda por donde transita tu música, ¿quiénes dirías que son tus referentes, y qué es lo que intentas «robar» de cada uno de ellos? Entre las clásicas, Bessie Smith es una fuente de inspiración constante y de ella quisiera «robar» ese descaro que la caracterizaba. Hay más «rock & roll» en Bessie que en muchas «rockstars» posteriores, sientes su tremenda presencia aunque no la veas, solo al oír su voz. En cuanto a las artistas contemporáneas, escucho mucho a China Forbes, Cécile McLorin o Rhiannon Giddens y a escala nacional, a Ster Wax. Mis referencias son diversas, pero siempre me fijo en mujeres con compromiso artístico, grandes voces y personalidad y estilo propios, independientemente del género al que se dediquen. Después de este concierto en Madrid, ¿se está trabajando en nuevas fechas? Tengo el honor de volver al escenario en el tercer ciclo de Las Mujeres del Blues en Madrid y con ello termino este año incalificable. Me gustaría mucho mover «Delicious» en festivales en 2021 pero aún no hay nada cerrado. ¿Qué papel desempeña la Sociedad de Blues de Madrid? Estuve en la presentación, en 2012 creo recordar, pero reconozco que desde entonces no he estado tan al tanto como debería… Organiza un festival anual con figuras nacionales y extranjeras, además de conciertos y «jam sessions» míticas los domingos en la Taberna Alabanda (que obviamente llevan suspendidas desde marzo), y se encarga de promover actividades (charlas, talleres, conciertos) que difundan la cultura blues. Por otro lado, también está la Moratalaz Blues Factory, que también ha conseguido montar dos ediciones de un festival de altísimo nivel. En Madrid hay mucha afición al blues y es una afición muy fiel. El papel de la mujer en el blues fue importantísimo en los primeros pasos del género (Bessie Smith, Ma Rainey, etc.), tanto en su construcción como en su popularización. Pero esa presencia fue decayendo con el paso de las décadas y, actualmente, no es del todo fácil ver que una mujer llegue a lo más alto en la escena. ¿Por qué crees que puede suceder esto? Suelo indignarme cuando oigo a alguien hablar de Robert Johnson como el pionero del blues, cuando antes de él ya existía el blues femenino clásico. La sociedad puritana, racista, retrógrada y machista de la posguerra no iba a consentir que la influencia de mujeres como Bessie o Ma Rainey perdurara en el tiempo. Estas mujeres desafiaban el sistema. Nacieron pobres y se hicieron famosas, ricas y libres gracias a su arte y a su trabajo y lograron llevar la vida que les dio la gana. Mujeres así (afroamericanas, además) son peligrosas, porque inspiran a todas las generaciones posteriores. Por eso hubo que minimizar su relevancia, reducirlas a anécdota, en lugar de darles el espacio y el reconocimiento que merecían. Consecuencia de ello es que las estrellas del blues que han conquistado el «mainstream» son hombres, mientras que a estas alturas aún hay que reivindicar a figuras fundamentales en la construcción del género como Rossetta Tharpe, Big Mama Thornton o Memphis Minnie. Es absurdo, injusto e ilógico. ¿Cómo ha sido tu recorrido en la escena de jazz-blues española? ¿Qué conciertos recuerdas como los más memorables? Estoy muy vinculada a la escena madrileña, con la peculiaridad de que he actuado mucho en festivales nacionales e internacionales dentro del circuito de baile swing y blues. Mi concierto preferido fue en la programación paralela del Festival de Jazz en Vitoria, en julio de 2018. Primera vez en mi ciudad y en la plaza de la Virgen Blanca, ese concierto tuvo una carga emocional enorme. ¿Cómo surge la iniciativa solidaria de la canción «Red River», que recauda fondos para Abogadas por la Igualdad? Desde que escribí la canción quise hacer algo en esta línea y la oportunidad se me presentó charlando con mi amiga, la bailarina y coreógrafa Esther Tablas. Ambas entendemos el arte de manera muy similar y nos interesan la reflexión y el debate sobre el papel de la mujer en la sociedad. La idea del vídeo es sencillísima pero impactante y lo rodamos en una sola tarde. Como último paso, elegí a la asociación Maeve, Abogadas por la Igualdad, una asociación muy activa en Asturias, como destinataria de los beneficios. La letra y música de esta canción solidaria es tuya, ¿cómo es el proceso de componer cuando se tiene un objetivo tan serio e importante como este? La canción nace de la idea gráfica de un río de sangre saliendo de un cuerpo femenino, así que la vinculación con la violencia machista resulta inmediata y evidente. A partir de ahí, trabajé la letra, que contiene mucho simbolismo en muy pocos versos. También decidí muy pronto que quería cantarla a capela para enfatizar su dramatismo. Finalmente en el estudio surgió el acompañamiento mínimo del piano. ¿Qué le ha robado la pandemia a Itziar Yagüe? ¿Y al jazz y al blues en Madrid? Creo que el virus se ha llevado por delante una escena que ya era precaria en muchos sentidos. Va a costar mucho resucitarla y las salas y los grupos que sobrevivan van a tener que recibir mucha ayuda para salir adelante. Estos géneros se nutren del directo, de la energía del público. Ahí surgen los nuevos proyectos, las nuevas formaciones, es donde la música está más viva. Madrid sin jazz y blues en directo no es Madrid. Pertenezco al treinta por ciento de la población que sufre síndrome de estrés postraumático tras el confinamiento, que pasé en absoluta soledad sin ver a nadie durante sesenta días. Además, casi todo mi ocio previrus consistía en salir a escuchar o bailar música en directo, cuatro o cinco veces por semana. Lo echo muchísimo de menos. Pero no he enfermado y he conservado mi trabajo y logrado publicar mi disco, así que me siento muy afortunada. ¿Qué tienes en mente para 2021, si la cosa mejora? A principios de año grabaré un par de temas con el bluesman americano Greg Izor, uno de los cuales ha escrito expresamente para mí. Trabajar con él está siendo una experiencia estupenda porque aprendo muchísimo, al salir de mi estilo habitual. Greg es un músico muy completo y experimentado. Por supuesto, quiero presentar por fin «Delicious» tanto en Madrid como en Vitoria, tras haber aplazado dos veces el estreno en directo, y aspiro a entrar en el circuito de festivales nacionales. Y cómo no, seguir escribiendo con miras a un próximo disco. Pero eso ya… para 2022.

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