domingo, 29 de noviembre de 2020

La salida de Trump deja a Vox sin su referente americano

En 2018, en Valdemoro (Madrid), un joven Manuel Mariscal (Talavera de la Reina, 1992), vicesecretario de Comunicación de Vox, reunía a los responsables de medios de comunicación de los comités provinciales en un taller para instruirles sobre la política del partido en esta materia, dentro de unas jornadas de formación. Las instrucciones eran muy claras, había que replicar el modelo que llevó a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en 2016: volcarse en las redes sociales y no apoyar a la prensa. Y así lo recogía un manual de comunicación de 2019: «Las redes sociales son el principal canal comunicativo de Vox» y «nunca hay obligación de conceder una entrevista o de facilitar información a los medios. Es más, si se trata de un medio de comunicación poco afín, debe rechazarse». Los responsables de Vox nunca han ocultado su admiración por la política de comunicación del presidente de Estados Unidos, y buena prueba de ello es el póster de Trump que tenía Mariscal en la anterior sede de Vox en la calle Diego de León de Madrid. De hecho, Steve Bannon, asesor político que trabajó con la cadena de televisión Fox para potenciar la imagen del empresario, ha mantenido contactos con el círculo próximo a Abascal. Trump ha sido su referente americano y una vez que abandone la Casa Blanca, tras la victoria de Joe Biden, la formación que preside Santiago Abascal se podría quedar huérfana de ese paraguas ideológico sobre el que se había resguardado en los años de su expansión electoral. Gira americana Vox ha intentado estrechar los lazos con la Administración de Trump. En enero de 2017, en el acto central del tercer aniversario participó Ron Aledo, miembro del Partido Republicano, exanalista de la CIA y oficial de operaciones del Pentágono. Posteriormente, el 26 de mayo, el político republicano fue el protagonista de un encuentro con jóvenes dentro del ciclo «Cañas por España». Pero no fue hasta marzo de este año cuando estos vínculos se hicieron más firmes. Una delegación de Vox, encabezada por su presidente Santiago Abascal, e integrada, entre otros, por el portavoz Iván Espinosa de los Monteros, y el eurodiputado Hermann Tertsch, viajaron a Washington y Nueva York para fortalecer la relación con Estados Unidos. Los dirigentes de Vox estuvieron presentes en el discurso de Donald Trump en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) y mantuvieron contactos con miembros de la Administración estadounidense y «think tanks» conservadores. Dos han sido los pilares fundamentales en los que se ha apoyado Vox para organizar su proyección internacional en Estados Unidos: Daniel Ureña, socio fundador de Mas Consultig, y Rafael Bardají, consultor internacional. Además, ha contado con el apoyo de «The Heritage Foundation» el «think tank» de referencia en Washington y de uno de sus investigadores principales, Mike González. Bardají no cree que la salida de Trump tenga gran influencia en el futuro de Vox y asegura a ABC que «puede tener impacto en Europa en los partidos que se han identificado con el trumpismo, pero creo que España es un caso excepcional. Así como no influyó mucho más que en algunas cosas tácticas y operativas, como funcionaba Bannon y el uso de redes, a nivel estratégico e ideológico no tuvo una gran influencia en Vox. Los problemas que dieron nacimiento a Vox siguen siendo los mismos: el independentismo catalán, la inmigración, esté Trump o Biden no cambian». Una agenda para quedarse Este experto internacional sostiene que «en el caso español la derrota de Trump tiene menos importancia de lo que la gente puede llegar a pensar». Desde «The Heritage Foundation», Mikel González, que mantiene contactos con Iván Espinosa de los Monteros, aseguró a ABC que todavía «no sabemos qué movimiento conservador tendremos en 2024», después de Trump. Con Vox ha hablado de «ideas políticas», no de estrategias. A pesar de la derrota de Trump, la Fundación Disenso, vinculada a esta formación política, sostiene que los resultados de las elecciones en Estados Unidos demuestran que la agenda de Trump «ha llegado para quedarse» y que su «batalla cultural» se ha traducido en un aumento de votos. Igualmente, insiste en lo que considera «fiasco» de los medios de comunicación «a la hora de controlar la opinión pública» y del «gran fracaso del proyecto cultural» del Partido Demócrata.

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