miércoles, 1 de julio de 2020

Hazard, el tobillo derecho como diana

Piensa mal y acertarás. No lo dice, pero lo siente. Eden Hazard se siente perseguido en el campo. Los rivales buscan su talón de aquiles, ese tobillo diestro operado dos veces esta temporada por dos fisuras distintas, pero cercanas. Hay preocupación en el Real Madrid. Se analiza que esos golpes en esa zona no son casuales. Son demasiadas patadas en la misma zona. Hazard no juega hoy ante el Getafe por precaución. Hazard ha sido operado tres veces en ese tobillo, dos esta temporada con el Real Madrid, y los rivales le frenan al límite, como pueden, pues su regate exige emplearse a fondo para impedir sus incursiones «Ojalá que a Eden Hazard no le entren con mala intención. Le entran fuerte y espero que esté bien dentro de poco». Fueron las palabras de Zidane dos horas antes de dar la lista y descartarle. En el Real Madrid observan que los rivales sí van a darle en su punto débil, ese tobillo intervenido dos veces. El delantero no ha sido concentrado para jugar esta noche. Se le resguarda. En el campo españolista fue cambiado y se puso una bolsa de hielo en la zona golpeada. No es la primera ocasión que tiene que ser sustituido después de dolerse de una patada. Precaución, dice Zizou. La mala suerte se ceba con el belga en la primera campaña de las cinco que firmó con el Real Madrid. En julio del año pasado, en la pretemporada, se rompió el cuádriceps y estuvo un mes fuera de combate, ausencia que le hizo perderse el estreno de la Liga. Tardó tres meses en adquirir la forma idónea y cuando mejor estaba llegó su paisano Thomas Meunier y el 26 de noviembre de 2019 le golpeó con los tacos en su punto débil, la zona perimaleolar del peroné derecho, área de la que ya fue operado en 2017. En aquella intervención, siendo profesional del Chelsea, se le colocó una placa de titanio para atajar el problema. Tres años después, el lateral del PSG aplastó con su patada esa placa y provocó una fisura de tres milímetros muy dolorosa que mantuvo a la estrella en hibernación competitiva durante 83 días. El número siete reapareció frente al Celta y realizó un gran partido. Provocó un penalti y fue el mejor. A la jornada siguiente, una entrada en el estadio Ciudad de Levante volvió a destrozarle el peroné diestro, esta vez en la zona delantera, la distal. Quiere rendir bien, pero los adversarios observan que tiene mucha calidad y le frenan como pueden. Como saben. Esa es la preocupación. Todos se jueganm muhco, se va al límite y se para a las figuras, a los buenos futbolistas, con todas las armas.

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