Para los que dudaban de si había «caso Griezmann» o no, solo deben escuchar las declaraciones del padre del futbolista para darse cuenta de que hará falta algo mucho más que un manguerazo para apagar el incendio que se le ha declarado a Quique Setién tras la segunda suplencia consecutiva del delantero este pasado martes. «Para poder hablar tienes que tener las llaves del camión y tú solo eres un pasajero», publicó Alain Griezmann en las redes sociales. Un rotundo mensaje que borró poco después pero que refleja la percepción del escaso poder que el técnico tiene en el vestuario. Setién hizo calentar a Griezmann durante casi toda la segunda parte y solo le dio entrada con el tiempo prácticamente cumplido. Una decisión que ha sido interpretada en Francia como de «humillación». Primero por dejar en el banquillo a una de las estrellas del equipo, que llegó esta temporada como la gran apuesta tras desembolsar los 120 millones de euros de su cláusula de rescisión, y segundo por despojarle de los galones y dispensarle un trato de promesa, con un cambio más destinado a perder tiempo que a buscar realmente una victoria. La suplencia de Griezmann pone de manifiesto la escasa sintonía del francés con los pesos pesados del vestuario, que nunca dieron el visto bueno a su llegada tras el plantón que les dio el año anterior, y la pérdida de fuerza del entrenador, que acabó reconociendo su discutible decisión. «A Antoine le veo bien, pero no pueden jugar todos. Hay que decidirse por uno. Quizás no es lógico sacarlo en el 90, pero siempre piensas que puede hacer algo. Lo estaban haciendo muy bien. Estaban haciendo muy buen partido. No es fácil», reconocía el preparador tras el partido, aunque admitió que «es verdad que sacarle quedando tan poco es duro para un jugador de su nivel, pero las circunstancias me han obligado a ello. La otra opción era no sacarle. Los que estaban en el campo, lo estaban haciendo bien». La justificación de Setién prosiguió: «Normalmente no hago cambios tan tarde si no es para perder tiempo. Confías que un jugador como él tenga una acción puntual que te gane el partido. Sé que es duro. Mañana hablaré con él». No obstante, también dejó bien claro que «no le pediré disculpas, pero entiendo que se pueda sentir mal y yo también me siento mal por él porque es un gran futbolista y una gran persona». El técnico se plegó a las exigencias del vestuario y sacrificó a Umtiti y a Griezmann. Incluso modifico el sistema para que pudieran jugar veteranos como Rakitic y Arturo Vidal. «Riqui lo hacía bien, a Suárez siempre hay que tratar de tenerlo en el campo, Leo igual y no era fácil encontrarle un sitio sin desestabilizar el equipo», se justificó el preparador. El hermano del delantero francés se sumó a las críticas. «Quiero llorar en serio. Dos minutos...», lanzaba a la nube Theo Griezmann, muy molesto por el trato que recibía el campeón del mundo y exestrella del Atlético de Madrid. El precedente de Arthur No es el primer encontronazo de Setién con uno de sus futbolistas o sus familiares. Pocas horas antes de enfrentarse al Celta valoró la situación de Arthur, que estaba a punto de fichar por la Juventus. El técnico dudó de su calidad y le instó a que demostrara su profesionalidad. «No es el primero ni el último jugador que ficha con unas grandes ilusiones y expectativas y al final no fructifican por lo que sea. No sé si va a pasar con Arthur o no, pero le pasa a muchos equipos y a muchos jugadores. Nunca sabremos si está bien hecha la operación o no», soltó el técnico antes de viajar a Vigo provocando la indignación del brasileño y la respuesta de su madre. «Dios mío. Ahora empiezan a ponerle defectos al jugador», lamentó Lucía de Melo.Precisamente, el trato dispensado a Arthur ha sido una de las causas que ha provocado el enfado del vestuario, donde el brasileño cuenta con muchos amigos que no entienden su salida hacia la Juventus.
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