martes, 21 de julio de 2020

«El secesionismo nos robó una década, no perdamos otra»

La entidad constitucionalista Societat Civil Catalana (SCC) pretende ser la agitadora de un cambio cultural, casi de marco mental, tras diez años de procés, que sirva de base para el cambio político en Cataluña. ¿En este momento político, cuál es la prioridad de SCC? Nos hemos fijado dos objetivos principales. El primero, seguir dando voz al constitucionalismo catalán, porque hay un riesgo de que esta voz quede de nuevo diluida y se siga confundiendo Cataluña con el nacionalismo. El otro objetivo, a medio término, es generar una cultura alternativa al nacionalismo, poner en marcha todo tipo de proyectos para romper el marco hegemómico de los últimos 40 años: convertir SCC en un hub de proyectos. Cambiar el marco mental. SCC apunta que el procés ha pasado a ser una carrera de fondo. ¿Un 2017 ya no es posible? Creo que el proceso de ruptura unilateral está muerto, y ellos lo saben perfectamente. Pero que el esprint haya acabado no significa que su objetivo siga siendo el mismo: la independencia. Lo hacen de manera más inteligente, de manera gradualista. ¿En qué punto estamos? En la próxima década, España se juega su futuro, su pervivencia: no tanto su estructura política, pero sí su contenido como forma cultural, y, por tanto, como nación. Tenemos que tomar una decisión, y en SCC lo tenemos muy claro. Corresponde a las élites políticas, económicas y culturales, al conjunto de la ciudadanía, decidir si vale la pena luchar por la pervivencia de este proyecto histórico que es España o no. Lo que no se puede hacer es ir tirando, como hemos hecho en los últimos 40 años. ¿Qué proponen en Cataluña? Hay muchas cosas por hacer: normalizar la lengua del 55 por ciento de los catalanes, que es el español, ley electoral que represente a todos por igual y no minusvalore el voto de Barcelona, Mossos al servicio de toda la ciudadanía y no dirigidos con criterios políticos, medios públicos plurales, una Barcelona fuerte, instituciones neutrales, espacio político para todos, auditoría del proceso... El independentismo sigue decidiendo en Madrid. No queremos entrar en debates partidistas, no es nuestro papel, pero sí debo decir que hemos vivido con dolor la incapacidad de los partidos nacionales con sentido constitucional para llegar a un acuerdo al servicio de todos. Les pedimos que recuperen el espíritu de la Transición y que recuperen aquella sintonía básica. En Cataluña se especula con un nuevo tripartito. A SCC, como se puede imaginar, no le gusta la idea del tripatito. Sería una mala solución para Cataluña. Es necesario sentar las bases para armar mayorías altenativas. Quejarnos de lo que pasa no aporta nada. Hay que trabajar para la movilización del constitucionalismo, de quienes estan hartos del proceso. Convencer a quienes están asustados con la decadencia de Cataluña, alejarlos de unos partidos independentistas, no solo por el hecho de serlo, sino porque gobiernan muy mal. La gestión de los brotes de Covid está demostrando la ineptitud del Govern. Lo hemos visto en Lérida, en Barcelona... Meses quejándose de lo que decían que era un «155 sanitario», y cuando recuperan las competencias gestionan de pena. Es una perfecta metáfora de lo que llevan años haciendo. El cambio político pasa por un cambio de ley electoral, que la mestiza Barcelona tenga su peso real. Solo se puede recoser Cataluña si ésta está bien representada en el Parlament. Y eso pasa por cambiar una ley electoral injusta que hace que el voto en algunos casos valga el doble que el de otros. Este septiembre pondremos en marcha una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para recoger firmas para forzar este cambio. Pedimos al Gobierno de España y al PSOE que en la llamada Mesa de Diálogo no solo el independentismo marque la agenda, y que pongan sobre la mesa la reforma de la ley electoral. Cuando uno piensa en estos años apena pensar en la dilapidación de recursos, no solo económicos, sino de esfuerzo, de talento desperdiciado. Qué país podríamos tener si todo este esfuerzo se hubiese canalizado hacia algo productivo... Así es. Cataluña tiene unas potencialidades extraordinarias. Hay talento, capacidad, formación... podríamos ser líderes de muchas cosas. Y lo hemos dilapidado. Hemos perdido una década. Nos la han robado. No podemos permitirnos perder otra. No nos lo merecemos. ¡Cuánta energía perdida en algo que no ha conducido a nada! Estamos igual que hace 15 años de todo de competencia. No ha servido para nada.

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